Los rituales “neochamánicos” con ayahuasca, contra las cuerdas

Esther Cabezas

Eivissa —
24 de enero de 2024 21:47 h

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Rituales “neochamánicos”, un líder que capta y controla al grupo, uso de sustancias como la ayahuasca o el peyote, sospechas de ser una secta... La reciente desarticulación de una organización criminal a escala internacional que tenía diversas 'sucursales' en España –entre otras, Eivissa, Málaga o Madrid– ha reabierto el debate sobre el uso de la ayahuasca, el peyote, la mescalina o el sapo. La Policía Nacional ha detenido a 19 personas en toda España por, entre otros, un delito contra la salud pública, uno de trata de seres humanos y otro contra los derechos de los trabajadores. Según los investigadores, los arrestados se dedicaban a realizar esos rituales “neochamánicos” en distintas sedes españolas, que reciben el nombre de “epicentros de evolución interior”. Las condiciones de los trabajadores en esos centros eran, además, extenuantes. Según asistentes a las ceremonias, recibían el salario en una moneda que ellos mismos habían creado.

Jorge Pineda, profesor de yoga y budismo tibetano en Eivissa, cuenta a elDiario.es su experiencia con A. J. Varela, el máximo responsable de la organización, fallecido durante la instrucción: “La gente no tiene criterio. Conocía a Varela, amigos míos tomaban ayahuasca con él y yo estuve también en una de sus ceremonias. Recuerdo que las hacía en medio de la ciudad de Madrid. Dos horas de ritual previo pago y luego directamente a la calle, en medio de la ciudad, en un estado alterado de conciencia que hay que saber reconducir. Son sustancias que es mejor tomarlas en el medio natural. Tú ves a Varela y te das cuenta que es un charlatán, pero hay mucha gente que no tiene criterio y que cree que la ayahuasca te va a curar de algo. Esto no funciona así”, explica.

La investigación comenzó cuando los agentes detectaron la presencia de un entramado comercial que promocionaba por redes sociales y sitios web la celebración de rituales neochamánicos que utilizan este tipo de sustancias. En el caso de A. J. Varela se articulaban a través de una empresa matriz, que ofrecía ceremonias y retiros en los que se consumían este tipo de sustancias psicoactivas, mediante el pago de importantes sumas de dinero, para la “mejora de la salud física y emocional”. Dicho consumo era supervisado por un médico colegiado y su pareja, que se hacía pasar por licenciada en medicina, según la Policía. En su web, la empresa define su actividad como el de una “multinacional dedicada a organizar eventos de Evolución Interior en todo el mundo”.

Los agentes aseguran que la organización mantenía una sede en la selva colombiana donde disponía de los medios y materia prima necesaria para elaborar el brebaje de la ayahuasca, que posteriormente introducía clandestinamente en España a través del aeropuerto de Barajas mediante “mulas” o simulando importaciones de otros productos. La ayahuasca, también conocida como yagé, es una bebida resultante de una cocción de dos plantas: la enredadera de ayahuasca (Banisteriopsis caapi) y un arbusto llamado chacruna (Psychotria viridis), que contiene la dimetiltriptamina (DMT).

Tanto esta bebida como el peyote, la mescalina o el sapo son sustancias que no están prohibidas por el ordenamiento jurídico español y no son consideradas como estupefacientes a pesar de sus efectos psicotrópicos. Eso sí, su envío y transporte puede ser un delito contra la salud pública. En este caso, las penas pueden ser de 6 meses a 3 años de prisión. Además, como muchas de estas sustancias son medicamentos, también se les aplicaría la Ley del Medicamento, que contempla multas que van desde los 3.000€ hasta los 15.000€ o equivalentes a 5 veces el valor de la sustancia destinada al tráfico.

Ayahuasca en la “isla del lujo”

En la isla de Eivissa en los últimos años han proliferado retiros de todo tipo que atraen tanto a “chamanes” como a interesados de todo el mundo en este tipo de ceremonias, cuyos precios son prohibitivos para la mayoría de la población. Son fáciles de encontrar en una búsqueda en Google. Estos son solo un ejemplo: “The Garden of Joy: un retiro espiritual que ofrece ceremonias de ayahuasca, meditación y sanación en un entorno natural y tranquilo”, “Ibiza Ayahuasca Retreat: un retiro centrado en la medicina tradicional de la ayahuasca, con enfoque en la sanación y el crecimiento personal”, “Ibiza Healing Retreat: un retiro que combina la medicina de la ayahuasca con otras prácticas de sanación y bienestar, como yoga y terapias holísticas”.

El costo de un retiro de ayahuasca en la isla puede variar dependiendo del encuentro específico, su duración, las instalaciones ofrecidas y los servicios incluidos. Las ofertas que hemos consultado varían entre los 190 euros por una sesión a los 3.000 euros por un retiro de varios días. Esta es la experiencia de Irene (nombre ficticio), que asistió a uno de esos encuentros en Eivissa: “Las ceremonias las realizan personas que se consideran chamanes y que en su mayoría vienen de USA o el norte de Europa”. Normalmente son sesiones de unas horas, pero también se realizan retiros de varios días “en los que se realizan varias ingestas de ayahuasca, peyote, psilocibina o se chupa el sapo” que tiene en su piel sustancias alucinógenas.

El costo de un retiro de ayahuasca en la isla varía entre los 190 euros por una sesión a los 3.000 euros por un retiro de varios días

Las ceremonias se acompañan de rituales del té o del cacao, entre otras, y previo pago “curan” a toda persona de cualquier pena, trauma, afección o enfermedad. “Los que asisten a estos encuentros confían en estos chamanes que funcionan como una verdadera empresa que ofrece servicios espirituales”, añade. Para ello, en la mayoría de los casos, se apoyan en indígenas a las que “contratan” para sus giras europeas de curación. Para asistir a este tipo de encuentros hay que formar parte de una “comunidad espiritual” o tener relación con personas de este entorno. Las convocatorias se mueven a través de redes sociales o de grupos de Whatsapp o Telegram, aunque empezaron hacen más de 20 años por el boca a boca, en una isla donde las influencias de los neohippies viajeros de la new age han traído toda su filosofía de vida, eso sí mediante pago o en su defecto trabajos para la comunidad.

Los que asisten a estos encuentros confían en estos chamanes que funcionan como una verdadera empresa que ofrece servicios espirituales

“Tenemos que llevar un edredón y una almohada”, es todo. “Lo primero es conocer el lugar y el pago. Después se nos indica pasar a la sala donde se va a celebrar la ceremonia y ocupar nuestro lugar en el círculo. Se nos informa de cómo puede ir la sesión y todas las personas hablan sobre el propósito que para ellos tiene la ceremonia. Cada uno de nosotros tiene un pequeño cubito para vomitar y un rollo de papel higiénico. Después se toma la ayahuasca y empiezan los cantos y los rezos y allí cada persona sigue su proceso. Unas vomitan y tienen diarreas. Otras gritan. Así por unas horas. Algunas hacen más de una toma. Muchas ven figuras psicodélicas. Al finalizar las ruedas de rezos y cantos, y ya cuando se digiere todo, después de unas horas, se hace una puesta en común de cuál ha sido tu experiencia y de lo que los chamanes han visto”, asegura Irene. Ella afirma que en su caso no ha tenido ninguna evolución espiritual. “Pero sí que me gustó hacerlo porque me sentí que formaba parte de un todo”, comenta.

Cada uno de nosotros tiene un pequeño cubito para vomitar y un rollo de papel higiénico. Después se toma la ayahuasca y empiezan los cantos y los rezos y allí cada persona sigue su proceso. Unas vomitan y tienen diarreas. Otras gritan. Así por unas horas

¿Se los podría considerar una secta?

Según las pesquisas realizadas por las fuerzas de seguridad, Varela, que ya había sido detenido en 2008, era considerado por sus adeptos como un maestro espiritual o gurú. A éste, además, se le imputan delitos contra la libertad e indemnidad sexual y de favorecimiento a la inmigración clandestina. Los investigadores han puesto de manifiesto que este tipo de sustancias psicoactivas son habitualmente utilizadas en el marco de ceremonias practicadas por las denominadas “sectas new age”, concretamente en rituales de corte neochamánico, que se acompañan de diversos estímulos como parafernalia ambiental, cantos, luces, incienso etc., colaborando a inducir estados disociativos de la consciencia que llevan a la introyección de normas de comportamiento social e individual esperados. En este sentido, la Policía considera que los psicoactivos se convierten en un instrumento utilizado por el chamán para la captación y control coercitivo del grupo. Además, puntualizan que estas sustancias también serían utilizadas como terapia sustitutiva de la medicina convencional.

El máximo responsable de la organización, fallecido durante la instrucción, era considerado por sus adeptos como un maestro espiritual o gurú

Sin embargo, diversas investigaciones de este tipo de sustancias y, en concreto, de la ayahuasca, difieren de esta consideración. Es el caso de las realizadas por la Fundación ICEERS (Centro Internacional de Educación, Investigación y Servicios Etnobotánicos), una de las organizaciones más prestigiosas a nivel mundial sin fines de lucro, que estudia la ayahuasca y que tiene como objetivo transformar la relación de la sociedad con las medicinas tradicionales indígenas. La entidad, que emprendió su actividad en 2009 “debido a la globalización de la ayahuasca, la iboga y otras etnobotánicas”, realiza estudios y pretende crear una plataforma de diálogo entre los diferentes actores implicados en estas prácticas para buscar soluciones conjuntas a su uso en nuestra sociedad, tal y como aparece reflejado en su página web.

José Carlos Bouso, director científico de la entidad, asegura que es una sustancia utilizada por los indígenas de la Amazonía para los que la salud es un alineamiento entre el individuo, la comunidad, el ecosistema e incluso el territorio geográfico. Son ceremonias en las que se producen hermanamientos de la comunidad, en contraste con una sociedad tan atomizada como la nuestra, “pero de ahí a ser sectas es difícil de creer, la gente no es masoquista ni se quiere involucrar en movimientos sectarios”. “La criminalización de estas prácticas es una visión equivocada y no aporta claridad para que las personas puedan conocer la realidad de estas sustancias”, comenta.

No son sectas, la gente no es masoquista ni se quiere involucrar en movimientos sectarios. La criminalización de estas prácticas es una visión equivocada y no aporta claridad para que las personas puedan conocer la realidad de estas sustancias

Bouso recuerda cómo en 2007 se perdía una oportunidad de oro para la regulación de terapias complementarias dentro del sistema público de salud, “por lo que se ha dado paso a que los charlatanes, que existen, puedan actuar con impunidad, dado que las sustancias de las que hablamos no son ilegales”. “Nosotros buscamos soluciones, no juzgamos”, añade. Desde ICEERS no están de acuerdo con la denominación de sectas a las comunidades que realizan este tipo de rituales: “De hecho en las diferentes ocasiones que se ha intentado criminalizar a grupos que realizaban ceremonias con ayahuasca no se ha llegado a ningún lado. Los recursos que se emplean para realizar este tipo de operaciones policiales se podrían dirigir a investigación, formación, información y en crear espacios de diálogo entre las medicinas ancestrales y la ciencia”.

En las diferentes ocasiones que se ha intentado criminalizar a grupos que realizaban ceremonias con ayahuasca no se ha llegado a ningún lado

Asimismo, el investigador asegura que la regulación sería la mejor forma de evitar que personas a las que solo interesa el negocio y montarse un emporio a costa de las “medicinas indígenas”, como es el caso de Varela, puedan ser perseguidas con más eficacia. “Se deben exigir una serie de parámetros de seguridad mínimos para que no se ponga en riesgo a las personas”, asevera.

¿Hay peligro para la salud?

En este sentido, el médico y representante del Sindicato Médico Balears (SIMEBAL) en Eivissa, Carlos Rodríguez, asegura a este medio que, “bajo el punto de vista médico la ingestión de este tipo de sustancias no es seguro”, recordando los riesgos para la salud que pueden ocasionar en consonancia con la doctrina predominante dentro de la comunidad médica. Además, la comunidad médica no tiene conocimientos suficientes sobre este tipo de sustancias ni de cómo funcionan.

Así lo aseguran también desde la Conselleria de Salud balear: “Probablemente hay personas que acudan a las urgencias por este tipo de intoxicaciones por este tipo de sustancias, pero al no ser conocidas y el paciente no manifestar lo que ha tomado, no se puede saber”. Además, desde este departamento aseguran que no existe ninguna apreciación de que las urgencias por la ingestión de esta serie de sustancias sea significativa: “Así como con estupefacientes se realizan estudios, en este caso no existe ninguna evidencia de su uso. Por el momento no se ha planteado ningún estudio en este sentido”. No existe, asimismo, ninguna voz experta en el uso de la ayahuasca y sustancias similares que pueda hablar con propiedad sobre el tema, según las mismas fuentes.

Desde ICEERS tienen otra visión del asunto: “La ayahuasca es una sustancia psicotrópica que no se podría utilizar como una medicina al uso porque no lo es. Es una forma de autocuidado, las personas que asisten a estos encuentros se preocupan de su salud, hacen ejercicio, yoga y, además, en nuestras investigaciones hemos visto que la media de edad de las personas que se interesan en la ayahuasca en España lo hacen a partir de los 30 años, son ya personas adultas. La gente encuentra en la ayahuasca algo que los sistemas médicos alopáticos no ofrecen, pero no es una cosa que sea agradable de tomar y tenga un uso lúdico; puede producir vómitos, diarreas y alucinaciones. Otras sustancias psicoactivas sí están en fases muy avanzadas para su uso en el sistema de salud. La psilocibina está en fase 3 de ensayo clínico para el tratamiento de la depresión; también el MDMA”.

La utilización de la ayahuasca en ciertos ámbitos de búsqueda personal en España ocurre desde hace más de 30 años y, además de ICEERS, hay otras organizaciones que se dedican también a su estudio y divulgación como la Plataforma para la Defensa de la Ayahuasca. “Nosotros hemos realizado muchos trabajos de investigación sobre el asunto. Los más recientes son estudios correspondientes al uso de la ayahuasca en Holanda y España. Esto no tiene nada que ver con la new age. La mitad de la muestra que hemos hecho en España había dejado de tomar antidepresivos, analgésicos y sedantes. Somos el país que más medicamentos de este tipo toma en el mundo. Es una pena que España, que es el país donde más se ha estudiado la ayahuasca desde el punto de vista biomédico y antropológico, lo único que se conoce es por este tipo de operaciones policiales y por este tipo de sujetos como Varela”, puntualiza.

Nueva espiritualidad y terapias alternativas

La cultura de la new age californiana, que se extiende desde los años 70 por todo el mundo, puso de moda este tipo de tratamientos para aquellos que se quieren distanciar de las evidencias científicas y para otros que creen que la medicina convencional no ha funcionado y que se agarran a ellas como su última tabla de salvación para enfermedades graves como pueden ser el cáncer o el sida, entre otras. Lo que antes se hacía como una búsqueda humana y cultural en reuniones de amigos a los que los viajeros ofrecían nuevas formas de sanación y evolución se ha convertido en un negocio muy lucrativo.

La cultura de la new age californiana, que se extiende desde los años 70 por todo el mundo, puso de moda este tipo de tratamientos para aquellos que se quieren distanciar de las evidencias científicas y de la medicina convencional

La realización de este tipo de terapias en los centros de la “nueva espiritualidad” está siendo la puerta de entrada de sustancias psicotrópicas como la ayahuasca o la psilocibina, proveniente de los hongos alucinógenos, que son una parte más de esta corriente tan de moda para el público en general en estos momentos y por donde se cuela también el negacionismo, los antivacunas y un conglomerado difícil de empastar. La falta de confianza en las estructuras occidentales tradicionales se traducen en una búsqueda fuera de lo convencional, tal y como asegura Jorge Pineda: “La gente quiere salir de lo cotidiano, experimentar cosas nuevas y ocultas, sagradas”. Pineda hace referencia al lama tibetano Chögyam Trungpa y su libro ‘Más allá del materialismo espiritual’ en el que el monje, que vivió en occidente gran parte de su vida después de ser expulsado de Tíbet, recuerda que “la espiritualidad privatizada es una suerte de Prozac cultural que aporta sensaciones transitorias de felicidad, pero que nunca enfoca el problema básico del sufrimiento, el aislamiento social y la injusticia”.