El turismo destroza las praderas de posidonia, la planta marina que genera las aguas turquesas

Esther Cabezas

Eivissa —
7 de mayo de 2023 22:02 h

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El 'tesoro del Mediterráneo', la Posidonia oceanica, planta marina que perteneciente a la familia de las Posidoniaceae, es el ser vivo más longevo de la tierra. Y es precisamente en Balears, en la zona entre Eivissa y Formentera declarada Patrimonio Natural por la UNESCO en 1999, donde se encuentra su ejemplar más grande, 8 kilómetros, y más antiguo de la biosfera, con más de 100.000 años de edad. Su sola presencia es la garantía de que las aguas que circundan las Balears y otros territorios mediterráneos sean transparentes y limpias porque son las responsables de su oxigenación, además de proporcionar servicios ecosistémicos tan vitales para nuestro planeta como la producción de oxigeno y la captación a gran escala de CO2, gas de efecto invernadero responsable del calentamiento global.

A pesar de todas estas virtudes, la presión turística en el archipiélago, y en las Pitiüises en particular, ocasiona una serie de afecciones a estas praderas de Posidonia, lo que supondrá, si no se actúa cuanto antes, un desastre ecológico que afectará no solo al Mediterráneo, sino a todo el planeta. Así las cosas, a nivel del archipiélago balear, desde el Govern y las entidades conservacionistas se desarrollan diferentes iniciativas para intentar amortiguar estos impactos negativos en la Posidonia que repercuten en la salud del mar balear, porque si las cosas continúan como hasta ahora, su desaparición paulatina supondrá en la costa mediterránea la destrucción de los fondos marinos, ya que esta planta amortigua el paso de las olas, provee de arena a las playas y sirve de refugio y alimento a los peces y otras especies de vertebrados e invertebrados. La situación es paradójica: el turismo acude a Balears atraído por la transparencia y belleza de sus aguas, pero la presión del mismo es tal que la responsable de que sean tan prístinas y azules, la Posidonia, continúa degradándose.

El principal problema para la conservación de esta planta marina es el fondeo de grandes embarcaciones, que cada año aumenta su presencia y la contaminación por la quema de gasoil. Un yate de entre 50 y 150 metros de eslora tiene un ancla que puede pesar más de una tonelada de peso y, en su arrastre, puede destruir importantes extensiones de Posidonia. Asimismo, consumen más de 800 litros por hora de combustible lo que contamina, año tras año, las aguas del mar balear. 

Un yate de entre 50 y 150 metros de eslora tiene un ancla que puede pesar más de una tonelada de peso y que en su arrastre puede destruir importantes extensiones de posidonia

Aunque la legislación actual prohíbe desde julio de 2018 a las embarcaciones establecerse sobre los 650 kilómetros cuadrados de las praderas de Posidonia en Balears, la situación real es que la masificación hace imposible que esta norma se cumpla porque, además de los grandes yates, multitud de embarcaciones de menos envergadura, particulares y empresas de chárter, fondean ilegalmente a lo largo de toda la costa. Por otro lado, la deficiente depuración de las aguas, cuyas infraestructuras no son suficientes para el número de turistas que crece cada temporada, arroja al mar gran cantidad de aguas de origen fecal que afectan directamente a esta fanerógama protegida y a toda la biodiversidad marina. Asimismo, en la isla de Eivissa los vertidos de las desaladoras, que vierten al mar un gran volumen de aguas con una salinidad muy alta, afectan muy negativamente a la Posidonia, que no soporta niveles de sal muy altos.

Las medidas del Govern

Para minimizar el impacto de estas actuaciones irregulares se desarrollan campañas de información y sensibilización, además de vigilancia activa por parte de diferentes entidades ecologistas y del Govern, que dispone desde hace años de una Red de Monitorización de la Posidonia. Desde la Conselleria de Medio Ambiente se hace un control del estado de conservación de las praderas a través de esta red que cuenta con 43 estaciones de seguimiento: 21 en Mallorca, 16 en Menorca, 2 en Formentera y 4 en Eivissa. Todos los datos, explican fuentes de la Conselleria, “son recogidos por voluntarios de diversas instituciones, clubs de buceo y buceadores recreativos”.

En el 2022, últimos datos con los que cuenta el Govern, fueron 105 personas las que participaron voluntariamente. Según los resultados a los que se llegaron con los datos del año pasado se puede concluir que “el estado general de la Posidonia se considera aceptable en dos tercios de las estaciones y es mejorable en el tercio restante”. En el primer grupo estarían las praderas mallorquinas de Caló de la Reina, La Victoria y Son Caliu; el Caló de s´Oli, en Formentera; y cala Vedella, en Eivissa. Las más deterioradas fueron Portocolom en Mallorca, Port de Maó y Sa Farola, en Menorca, y Talamanca, Cala Llentrisca, La Xanga y Porroig, en Eivissa. “Se considera aceptable siempre y cuando se mantenga la tendencia de estabilidad o el aumento de la abundancia de Posidonia. Aunque en el futuro será muy importante continuar reduciendo los daños derivados de la actividad náutica y los vertidos accidentales”, explican desde Medio Ambiente.

En esta línea, el año pasado el Govern reforzó el Servicio de Vigilancia de la Posidonia con más embarcaciones y llegando, por ejemplo, a la Bahía de Sant Antoni o a la zona de Mijorn, “lugares a donde antes no se llegaba”. Como resultado de estas labores se tuvieron que desplazar de lugar 15.367 embarcaciones de las 142.168 que estaban fondeadas en todo el archipiélago, un 10% del total, según estas mismas fuentes.

En cuanto a la reversibilidad de los daños en las praderas, la máxima institución ambiental de las Islas explica a elDiario.es que “si bien hay experiencias que están dando buenos resultados, como el proyecto del Bosque Submarino, todavía no es viable plantear replantaciones generalizadas por la falta de semillas y porque no se garantizan resultados”. No obstante, en estos momentos hay tres proyectos autorizados por la Conselleria en marcha en Mallorca centrados en fomentar la participación ciudadana y la educación ambiental.

Asimismo, Medio Ambiente recuerda que el Decreto de la Posidonia “prevé la creación de campos de boyas ecológicas, tramitadas por Puertos de Balears, para incrementar la protección de las praderas”. Actualmente hay 8 en funcionamiento y, según ha anunciado el 4 de mayo, el año que viene habrá 5 más.

12 toneladas de “basuraleza”

Además de las medidas del Govern, diferentes instituciones desarrollan trabajos de limpieza de los fondos marinos que intentan reducir el impacto negativo que las actividades acuáticas ejercen en estos entornos. En concreto, en Eivissa el proyecto LIBERA, diseñado por SEO/BirdLife en alianza con Ecoembes y con la colaboración de la asociación SUBMON y el Ayuntamiento de Sant Josep de sa Talaia, ha extraído de la Bahía de Portmany esta primavera 12 toneladas de residuos, pertenecientes en su mayoría a estructuras arrojadas al mar para el fondeo irregular de embarcaciones, los llamados 'muertos'.

Los 'muertos' eran utilizados tradicionalmente por la población local que no disponía de amarres regulados, pero ahora son un negocio para algunos oportunistas que los venden ilegalmente a compañías de chárters ilegales o a particulares que no disponen de un amarre regulado. Estos 'muertos', en su mayoría estructuras de hormigón muy pesadas, impactan con mucha violencia contra la Posidonia, produciendo calvas, lo que hace que las praderas se vayan separando y no estén protegidas. Además, las cadenas de las que disponen son arrastradas por la fuerza de las olas segando el fondo marino.

Los 'oportunistas' hacen negocio con los 'muertos', estructuras para el fondeo irregular de embarcaciones, las cuales impactan con mucha violencia sobre la posidonia y producen un grave daño al ecosistema

“Todo lo que perdemos es muy difícil de recuperar porque es difícil que vuelva a crecer y con ello se destruye el hábitat de muchas especies, ya que más de 1.000 animales y más de 400 vegetales viven en estas praderas”, asegura a elDiario.es Andreu Dalmau, técnico de SUBMON que ha participado en el control de las labores de limpieza en la Bahía de Portmany (Eivissa). Dalmau pone de manifiesto también que muchas de esas estructuras de fondeo, que en ocasiones “agrupan hasta seis elementos diferentes, se dejan en el mar porque extraerlas supondría un mal mayor, ya que romperían más superficie de la dañada”.

El técnico asegura que esto sucede en todo el archipiélago y todos los años “a pesar de las labores de divulgación” que realizan las instituciones y asociaciones. Y así lo podemos comprobar con los resultados de las diferentes campañas que se realizan cada año a principio de temporada: “Se limpia, pero al año siguiente la situación es igual o peor”, asevera. En esta actuación, que se ha llevado a cabo a finales del mes de abril, han participado, además, trabajadores subacuáticos y un dispositivo de limpieza que ha contado con el Grupo de Especialistas en Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil (GEAS). En las labores de limpieza se han extraído 180 objetos, entre bloques de hormigón, cadenas o anclas, en solo 4 días, además de otros como “una puerta metálica, un somier o una piragua”.

En las labores de limpieza del mes de abril en la Bahía de Portmany se han encontrado en solo 4 días un total de 180 objetos, como bloques de hormigón, cadenas, anclas, una puerta metálica, un somier o una piragua

Asimismo, el Ayuntamiento de Sant Josep retiraba el año pasado también en el mes de abril de la Bahía de Porroig 91 estructuras de fondeo con un peso de 63 toneladas. En este caso, se disponía del estudio realizado con la colaboración del Área Marina de la entidad ecologista GEN-GOB para la localización de elementos de fondeo y su composición. De estos, el 90% se encontraban en uso en el momento de hacer el estudio y el 78% se situaban sobre praderas de Posidonia, según informaba el Consistorio el año pasado. En esta misma nota de prensa se aseguraba que en la Bahía de Portmany se extrajeron en 2021 un total de 237 estructuras de fondeo con un peso de 111 toneladas. “Una parte de los 40 muertos retirados en 2022 se ha comprobado que se tiraron en el mar después de aquel operativo de 2021, lo que indica el alcance de la agresión que ha representado la actividad náutica irregular en los últimos tiempos”, aseguraban fuentes municipales. 

“Es una carrera de fondo a la que nunca llegamos”

Precisamente el GEN-GOB desarrolla un programa desde el año 2019 que monitoriza la situación de esta planta marina en diferentes zonas del litoral de las Pitiüses, que ha sido financiado desde los ayuntamientos de Eivissa y Sant Josep y que en la actualidad apoya económicamente la entidad conservacionista IbizaPreservation. Los técnicos del Área Marina del GEN-GOB se han sumergido de nuevo esta primavera en diferentes enclaves marinos para comprobar cómo ha sido su evolución respecto al año pasado.

En marzo lo hacían en las aguas de Cala Vedella, enclave protegido por la Red Natura 2000 en el que el año pasado se detectaba la desaparición del 55% de la pradera, según el informe que se presentó en el mes de septiembre pasado (en contraste con la clasificación que hace el Govern de la parte exterior de este enclave). “Esto pone de manifiesto la frágil situación de esta planta marina en la bahía de Sant Josep”, según explica a elDiario.es Xisco Sobrado, coordinador del Área Marina del GEN-GOB. Respecto a este mes de marzo, a falta de los datos exactos, han comprobado que “la zona de Posidonia sigue en retroceso”.

Sin embargo, donde más han podido documentar su deterioro ha sido en la Bahía de Talamanca, donde no existe protección ambiental y que se viene monitorizando desde hace 5 años: “Esta es la pradera en peor estado de conservación. Es una zona de fondeo tradicional, sobre todo en la época estival. En un estudio que realizamos en 2014 detectamos unas 150 embarcaciones fondeadas al día de las cuales entre el 70 y el 80% estaban en pradera. Además, los 'muertos' de fondeo afectan muy negativamente a la Posidonia”. “A esto se le une el vertido de las sentinas de los barcos que se acaba haciendo, ilegalmente, donde están fondeados”, añade. 

Por otro lado, precisamente en Talamanca, las agresiones desde tierra son muy importantes. La desaladora vierte sus aguas sin tratar al mar en esta zona con el aumento de salinidad “muy perjudicial para la Posidonia, cuando se podría aprovechar para otros fines”. Asimismo, la depuradora de la capital de Eivissa, “que funciona muy deficientemente”, ha afectado mucho y “aunque desde 2017 ha cambiado su vertido de Talamanca a la zona de Illa Plana, cercana al puerto de Marina Botafoc, también está teniendo un impacto muy negativo en esta zona”, puntualiza Sobrado. 

Las zonas protegidas por la Red Natura 2000 (Ses Salines, Tagomago e Illes de Ponent) está más vigilada por el Govern, con lo que la concentración de embarcaciones en la zona de Talamanca ha aumentado mucho. “Sería necesaria la actuación de la Guardia Civil del mar en estas zonas que no están protegidas y que se quedan fuera de vigilancia”, instan desde el GEN-GOB; y es que cualquier persona que pasee por la playa o los alrededores de Talamanca pueda comprobar a golpe de vista la multitud de embarcaciones fondeadas en su bahía. 

El caso de cala Vedella es aún más sangrante “porque esta zona sí está protegida, al igual que la zona de sa Conillera, donde también existen fondeos, pero en menor medida”. “El problema es la saturación de embarcaciones para la carga ecosistémica que pueden asumir las Pitiüses”, situación que también se está produciendo en las demás islas del archipiélago, “donde la masificación ya se puede ver tanto en tierra como en el mar, porque la que se produce en tierra la acaba sufriendo el mar por todo este tipo de vertidos”. “Incluso ya se están viendo estos efectos negativos en Menorca, que tradicionalmente ha sido la menos afectada”, explica Sobrado.

“Es como una carrera de fondo a la que nunca llegamos. Quizás lo que haya que hacer es limitar el número de embarcaciones que llegan a nuestras islas para adaptarlo a la capacidad de acogida que tienen los ecosistemas marinos. No solo el número de embarcaciones, sino también el número de turistas que podemos acoger”, puntualiza en conversación con elDiario.es. “Hay que ir hacia un decrecimiento turístico para intentar acompasarlo con la recuperación de este sistema marino”.

Prima el interés económico

Sin embargo, lo que de momento se imponen son los intereses económicos, “pero es una idea muy errónea porque las actividades económicas que se desarrollan dependen de las condiciones ambientales y al final se van degradando”. “Si no nos adelantamos a los problemas será mucho peor”, sentencia el ecologista, que asegura que los intentos para disminuir los impactos negativos del turismo son “parciales, como el límite de coches en Formentera”, algo que desde Eivissa aseguran que harán, “pero no es suficiente”.

Para Sobrado, la solución es “ir hacia una reducción de la presión humana que soportan las Pitiüses”. “Es un tema importante que tiene que seguir en la agenda política y desde el GEN-GOB estamos solicitándolo desde hace tiempo”, añade. En este sentido, el coordinador del Área Marina de la asociación ecologista sugiere que además del Govern, que es el competente en estos asuntos, otras instancias como el Ministerio de Medio Ambiente podría apoyar a las Administraciones de Balears a atajar el problema de la masificación demográfica. “Por ejemplo, el Ministerio de Medio Ambiente tiene competencias en aguas exteriores, donde hay una parte de Posidonia, también hay planes sectoriales de regulación de fondeo que serían una solución parcial para Talamanca o Cala Vedella, que depende de Costas y el Ministerio podría aliviar la presión de estos enclaves”. Sin embargo, asegura que al final el problema de fondo es el elevado número de turistas. “No sé si el Ministerio de Transportes e, incluso, Presidencia podrían intentar hacer algo”, recalca.

Para conocer el estado de las praderas de Posidonia, se muestrean anualmente, en este estudio del GEN-GOB, tres estaciones situadas en Cala Vedella, y cinco en Talamanca, con el fin de evaluar la evolución temporal de la pradera, según indicadores como los de cobertura y densidad, explican desde IbizaPreservation. Asimismo, para evaluar la situación ambiental de las praderas de Posidonia oceanica de toda la isla de Eivissa se analizará conjuntamente la información recopilada con el apoyo del Ayuntamiento de Sant Josep en Sa Conillera, Cala Llentrisca, Cala d’Hort, Porroig, y La Xanga, las dos últimas clasificadas por el Govern como deterioradas. El informe de resultados se publicará en diciembre de 2023. “La monitorización a largo plazo de las praderas de Posidonia es fundamental para poder determinar el estado ambiental de las mismas”, concluye Sobrado.