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Cuando nos volvimos locos por sacar petróleo del Mediterráneo

Manifestación en contra de extraer petróleo del Mediterráneo.

Nicolás Ribas

Eivissa —

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La alarma saltó durante el año 2013 cuando la empresa escocesa Cairn Energy, a través de su filial española Capricorn Spain Limited, planeaba la posible exploración y extracción de hidrocarburos en el Golfo de Valencia, a unos 50 kilómetros de la costa este y oeste de Valencia y Eivissa, respectivamente. El proyecto, que se pretendía ejecutar en varias fases, suponía, según los ecologistas, un riesgo muy elevado de vertidos, incendios y contaminación crónica, afectando gravemente a los ecosistemas marinos y a la biodiversidad del Mar Mediterráneo, pero también a sectores importantes de la economía como el turismo y la pesca.

Durante la primera mitad del año, pese al impacto que suponían las intenciones de la petrolera escocesa, la cuestión apenas generó debate en la opinión pública. Los primeros movimientos a nivel social e institucional empiezan en verano de 2013. Por un lado, se constituye la Alianza Mar Blava, formada por 30 entidades entre las que había administraciones públicas e instituciones empresariales, sociales y medioambientales. Por otro, el primer germen de un movimiento social de base que surgiría después, Eivissa Antipetrolífera, uno de los iconos de la lucha contra la instalación de explotaciones de hidrocarburos frente a las costas de las Pitiüses.

“Hicimos montajes de las playas llenas de chapapote, así como diferentes acciones durante ese verano”, recuerda a elDiario.es Octavio Pertot, exfundador de Eivissa Antipetrolífera. La plataforma, que formaba parte de Alianza Mar Blava pero como una entidad independiente, empezó a tejer alianzas con organizaciones como el GEN-GOB o Amics de la Terra. “Organizamos un festival donde juntamos 5.000 personas en octubre de 2013 en Las Dalias, con más de 100 artistas, en el que alertamos del peligro que suponía el proyecto de Cairn Energy”, detalla Octavio.

Alegaciones contra los proyectos

La primera fase importante de la lucha empezó en diciembre de ese año. La Alianza Mar Blava alertó el 16 de diciembre de que dos días antes se había publicado en el BOE el anuncio mediante el cual se sometía a información pública el estudio de impacto ambiental del proyecto que se pretendía ejecutar en el Golfo de Valencia. Esto significaba que si la declaración de impacto ambiental era positiva, se iba a explorar el subsuelo marino durante 75 días para estudiar si se podía extraer petróleo o no, en una superficie de 2.420 kilómetros cuadrados. Este estudio habría provocado unos impactos gravísimos sobre los ecosistemas marinos, según los ecologistas. El mismo anuncio del BOE indicaba que se abría un plazo de 30 días hábiles, a partir de su publicación, para presentar alegaciones.

“Esto se hizo con nocturnidad y alevosía. Fue muy importante que hubiera técnicos de la Alianza Mar Blava que estuvieran pendiente de ello para que no pasara desapercibido”, afirma Octavio, indicando que el objetivo de publicar el anuncio en el BOE, un 14 de diciembre y con la Navidad a la vuelta de la esquina, era que la ciudadanía tuviera poco margen para presentar argumentos técnicos que pudieran tumbar el proyecto. Sin embargo, y pese a que todas las fuentes consultadas coinciden en señalar que la decisión del Ministerio fue premeditada, el efecto fue el contrario.

Alianza Mar Blava había elaborado un modelo de alegaciones en el que argumentaba los motivos por los que solicitaba una declaración de impacto ambiental negativa: además del rotundo rechazo social, empresarial e institucional que había en Eivissa y Formentera, el proyecto de Cairn Energy era muy perjudicial desde el punto de vista medioambiental, a todos los niveles, y hubiera provocado la desaparición de numerosas especies.

En este contexto tuvo lugar otro hecho clave que dio al conflicto una dimensión internacional que no había adquirido hasta ese momento. Un grupo de amigos ibicencos empezó a intercambiar mensajes con las publicaciones de Eivissa Antipetrolífera que alertaban de lo que podía llegar a ocurrir. “Mis amigos Joan Tur y David Sala me pasaron una imagen muy provocativa, con las piernas de una persona tomando el sol en la playa y una plataforma petrolera enfrente”, detalla a elDiario.es Jonathan Ysaye, quien trabajaba en París en ese momento.

La campaña de ‘desnudos’

“Me llevé las manos a la cabeza”, recuerda Jonathan, comprendiendo que, para parar ese proyecto, solo había una posibilidad: alegar en contra y que la declaración de impacto ambiental fuera negativa. De lo contrario, se daba luz verde para que empezara la primera fase del proyecto. En ese contexto, aunque estaban muy preocupados por la situación, empezaron a bromear con la idea de hacer una campaña de desnudos con carteles que dijeran ‘Eivissa diu no’ (Eivissa dice no) e imágenes de plataformas petroleras. “Sacamos la conclusión de que, viendo el ‘panorama’ televisivo, a la gente le interesa el morbo y el sensacionalismo”, argumenta Jonathan.

La idea funcionó. Joan Tur fue la primera persona que subió una foto a redes sociales desnudo con un bidón de gasolina y el mensaje ‘Eivissa diu no’. El mismo día se creó un grupo en Facebook que alcanzó 10.000 personas en dos días y centenares de fotos de desnudos y mensajes con el lema ‘Eivissa diu no’, desde todas las partes del mundo. “Confluimos un grupo de personas en redes que empezamos a conectar con gente que tenía la misma sensación que nosotros: la necesidad de actuar y hacer algo”, insiste Jonathan.

Joan Tur fue el primero que subió una foto desnudo con un bidón de gasolina y el mensaje ‘Eivissa diu no’. El mismo día se creó un grupo en Facebook que alcanzó 10.000 personas en dos días y centenares de fotos de desnudos desde todas las partes del mundo

La viralidad de la campaña, con manifestaciones públicas de personajes mediáticos como Paris Hilton, Kate Moss o Carl Cox, fue aprovechada por los promotores de Eivissa diu no, Eivissa Antipetrolífera y Alianza Mar Blava para recoger el máximo número de alegaciones posibles. Se consiguieron 128.000 firmas, 56.000 en Eivissa y Formentera, 30.000 en Mallorca y otras miles en diferentes puntos de la Comunidad Valenciana, Murcia, Madrid, Barcelona, Bilbao y Cádiz, entre otras ciudades.

“Sin las alegaciones no hubiéramos conseguido parar el primer proyecto: hay que tener en cuenta que colapsamos el Ministerio de Industria, Energía y Turismo”, cuenta a elDiario.es Verónica Núñez, presidenta de Alianza Mar Blava, que en ese momento estudiaba la doble licenciatura de Ciencias Ambientales y Ciencias del Mar en Cádiz. Núñez cuenta la anécdota de que un técnico del Consell d’Eivissa, en su visita al ministerio, se encontró con una habitación llena de alegaciones hasta el techo. “Debido a la magnitud del proyecto las alegaciones se debían contestar una por una, pero no pudieron hacerlo”, detalla.

Sin las alegaciones no hubiéramos conseguido parar el primer proyecto: hay que tener en cuenta que colapsamos el Ministerio de Industria, Energía y Turismo. Tenían una habitación llena de alegaciones hasta el techo

Verónica Núñez Presidenta de Alianza Mar Blava

El papel del exministro Soria

La posibilidad de que se realizaran prospecciones y se instalaran plataformas petrolíferas continuó activa durante mucho tiempo, pero el archivo definitivo del proyecto de Cairn Energy, en junio de 2015, sirvió como argumento técnico para alegar contra el resto de proyectos previstos en el Mediterráneo. Entre otros, se archivaron proyectos de Spectrum Geo Limited, Services Petroliers Schlumberger y otro de Cairn Energy en el Golfo de León, que solicitaban la exploración y explotación de hidrocarburos. Además, aunque en junio de 2021 dejó de extraer petróleo, continuaba vigente, en 2015, una concesión de explotación de hidrocarburos de Repsol en la plataforma Casablanca, para la que se había pedido una ampliación. Un año después, el entonces portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Alberto Garzón, preguntaba por las “relaciones oscuras” entre la petrolera y el que fuera ministro de Industria, José Manuel Soria. La compañía amenazó después a Garzón con demandarle si volvía a hacer afirmaciones similares.

José Manuel Soria fue, precisamente, uno de los ‘protagonistas’ de la manifestación convocada para el 22 de febrero de 2014 en Eivissa por una treintena de ciudadanos organizados en torno a Eivissa diu no, Eivissa Antipetrolífera y Balears diu no, que juntó entre 20.000 y 30.000 personas en una isla que apenas superaba los 140.000 habitantes. La manifestación, a la que acudieron los partidos políticos que no apoyaron la concentración en un primer momento, estuvo abanderada por dos pancartas: “Errar es humano, rectificar es posible” y “Soria, dimisión”. Este último hecho no impidió que el presidente del Govern del PP, José Ramón Bauzá, junto a integrantes de su ejecutivo, intentara encabezar la marcha que en un primer momento no quiso secundar.

“Fue la manifestación más potente que ha habido jamás en Eivissa”, asegura Octavio. “Bauzá y miembros de su Ejecutivo intentaron abanderarla, pero nuestros compañeros fueron a decirles que debían tener un papel más discreto dentro de la misma”, destaca Octavio, como terminó ocurriendo. “Éramos un movimiento con convicciones políticas, pero apartidista. Todo lo hacíamos de forma legal y pacífica, pero nuestro mensaje era contundente”, afirma Jonathan, quien aclara que la primera autorización al proyecto de Cairn Energy vino de la mano del socialista Miguel Sebastián, exministro de Industria, Turismo y Comercio con Zapatero. “Si el PP y el PSOE no colaboraban con nuestras reivindicaciones se lo íbamos a recordar”, destaca el exportavoz de Eivissa diu no.

En este sentido, los portavoces del movimiento social recuerdan que fueron quienes empujaron y organizaron aquella histórica manifestación. “Fuimos nosotros quienes pedimos autorización a la Delegación de Gobierno con nuestros nombres y apellidos”, aclara Jonathan. Para este activista, la clave para que todos los proyectos terminaran en agua de borrajas fue que “el pueblo se puso de acuerdo, se unió y consiguió su objetivo”. “Esta es la lección con la que nos quedamos”, argumenta.

Sin embargo, el camino fue muy duro y difícil, coinciden en señalar algunos de los principales actores de aquella lucha. Como cada vez que se archivaba un proyecto surgía otro, llegaron a la conclusión de que había que blindar las aguas del territorio nacional de cualquier intento de exploración y explotación de hidrocarburos. Esta es una idea que, según los integrantes de Eivissa diu no y Eivissa Antipetrolífera, surgió durante sus reuniones, que posteriormente fue trasladada a Alianza Mar Blava.

Después de muchas conversaciones y negociaciones, los actores implicados redactaron un documento que comprometía a todos los partidos políticos de las Balears para que limitaran las prospecciones petrolíferas, hecho que debían reivindicar también en el ámbito nacional. “David y yo insistimos mucho en que había que ir más allá y prohibir las prospecciones e instalaciones petroleras por ley”, asegura Octavio, quien lamenta que al principio no había suficiente consenso. Finalmente, este punto fue incluido en el documento. En octubre de 2015, el Parlament instó al Gobierno a aprobar una ley que declarara el Mediterráneo libre de prospecciones petroleras.

Los principales objetivos se alcanzan en 2021

Seis años después llegó la ansiada ley de cambio climático y transición energética, que en su artículo 9 prohibía otorgar “en el territorio nacional, incluido el mar territorial, la zona económica exclusiva y la plataforma continental, nuevas autorizaciones de exploración, permisos de investigación de hidrocarburos o concesiones de explotación para los mismos”. El punto negativo de la norma, por cuyo cambio la Alianza Mar Blava sigue luchando, es el punto cuatro de la disposición transitoria segunda, que permite que los permisos de investigación y las concesiones de explotación ya vigentes puedan prorrogarse hasta el 31 de diciembre de 2042.

“Es uno de los resquicios que ha dejado la ley”, lamenta la presidente de la Alianza Mar Blava. Por  este motivo, la entidad ha pedido, a instancias del Parlament, la presentación de una proposición de ley de protección integral del Mar Mediterráneo. “Está protegido ante nuevas prospecciones y ha archivado las peticiones de autorización que había, pero las que están funcionando pueden seguir”, critica Núñez.

“Creo que sin ese movimiento social tendríamos prospecciones y plataformas en el Mar Mediterráneo”, destaca Octavio. El activista reconoce, preguntado sobre ello, que “ni siquiera los que hemos formado parte de este movimiento somos conscientes de lo que se ha conseguido”. “Esto lo vimos claro con Canarias: llevaban mucho más tiempo que nosotros luchando contra este tipo de proyectos pero tienen explotaciones en activo y sufrieron algunos desastres medioambientales en sus costas”, lamenta Octavio. Curiosamente, destaca el activista, el exministro José Manuel Soria también era canario.

Los activistas consultados reconocen que no fue un camino sencillo. Hubo conflictos y tensiones y negociaciones muy complicadas. Alianza Mar Blava, organismo fundado por Ibiza Preservation Fund (que promueve la conservación de las Pitiüses) tenía la dificultad de articular a todas las instituciones, organizaciones empresariales y medioambientales. “Hubo tensiones y conflictos cuando se negociaba, pero Alianza Mar Blava necesitaba un altavoz como el nuestro”, explica Jonathan, algo que integrantes de la organización le reconocieron en privado, según su versión. “Podíamos abrir el camino en cuestiones que a ellos les costaba más porque había instituciones y organizaciones muy diferentes que forman parte de ella. Es normal”, aclara el activista.

Lo más importante, sin embargo, es que “se aprobara la ley porque significaba que todos los proyectos que estaban pidiendo autorización no se podrían implementar”. Y se logró. “Objetivo cumplido por parte de todos los implicados, cada uno tuvo su rol. Nosotros fuimos altavoz, pero muchos otros, como Alianza Mar Blava, hicieron un trabajo técnico muy importante”, aclara Jonathan.

El papel de los técnicos

La actual presidenta de la Alianza Mar Blava, Verónica Núñez, era voluntaria de la organización en 2013, cuando se trabajaba para recoger y presentar alegaciones. Cuenta la anécdota de que aprovechaba los retrasos en el aeropuerto para hacer firmar los tres documentos que había que rellenar, por persona, para conseguir el mayor número de alegaciones posibles. “En varias ocasiones me dejaron facturar gratuitamente maletas adicionales cuando explicaba lo que estábamos haciendo”, afirma. Los aeropuertos, con tráfico de pasajeros de todo el mundo, formaban parte de puntos objetivo donde se podía dar a conocer la problemática a nivel internacional.

En varias ocasiones las compañías aéreas me dejaron facturar gratuitamente maletas adicionales -llenas de alegaciones- cuando explicaba lo que estábamos haciendo

Verónica Núñez Presidenta de la Alianza Mar Blava

La representante de Mar Blava pone en valor también otro de los grandes hitos de la entidad: la declaración del Área Marina Protegida del corredor de migración de cetáceos del Mediterráneo, en junio de 2018. “El éxito radica en el consenso que ha habido entre diferentes estamentos de la sociedad que, normalmente, ni siquiera se sientan en la misma mesa”, argumenta Núñez. Mesas de reunión en las que se juntaba Fomento del Turismo con entidades ecologistas como Amics de la Terra o el GEN-GOB. 

“Ningún miembro ha abandonado sus convicciones e ideales, pero nos unimos para luchar contra algo que a nadie le gustaba”, afirma la presidenta de Mar Blava, quien hace hincapié también en el enorme peso que tuvo el voluntariado. “Aunque no se hayan integrado, sin ese apoyo tampoco hubiera sido posible que se alcanzaran los objetivos”, declara. Ahora, el objetivo es que cierren el resto de las instalaciones que siguen operativas, entre ellas, el almacén de gas de ‘Poseidón’, en Doñana. “La solución pasa por la descarbonización del modelo energético”, insiste Núñez.

El documento técnico que se presentó, y que sirvió para alegar contra los diferentes proyectos, explicaba que la primera fase de exploración hubiera tenido un impacto crítico porque afectaba negativamente a las especies marinas, ya que los sondeos acústicos provocaban pérdida de equilibrio, desorientación, hemorragias internas, destrucción del oído interno, descompresión respiratoria, burbujas de aire en órganos y sistema circulatorio, y derrames cerebrales en los animales.

“El Mar Mediterráneo es un punto de biodiversidad muy importante, especialmente por las poblaciones de cetáceos, cachalotes (especies propias que viven, crían y se reproducen en el mar balear) que incluso tienen un idioma propio para comunicarse, delfines, ballenas, tortugas y peces”, explica a elDiario.es el biólogo Jaume Estarellas. Son animales que, en palabras del biólogo, son muy sensibles a los impulsos sísmicos. “Las explosiones de aire comprimido, necesarias para hacer el estudio de las capas profundas de la tierra, les hubieran afectado profundamente”, argumenta Estarellas, ya que el sentido acústico es el principal por el que se comunican estos animales.

El Mediterráneo es un punto de biodiversidad importante, especialmente por los cetáceos, que tienen un idioma para comunicarse. Las explosiones de aire comprimido, necesarias para hacer el estudio de las capas profundas de la tierra, les hubieran afectado

Jaume Estarellas Biólogo

“Son animales cuya capacidad sensorial es muy potente, por eso, estos impulsos sísmicos (para explorar si había o no hidrocarburos) afectan muchísimo a estas poblaciones”, insiste el biólogo. También hubiera afectado a las tortugas marinas, que no podrían desovar; a la pardela balear o virot (ave endémica cuya especie está en peligro crítico de extinción) porque suele buscar comida en los lugares en los que se preveían las exploraciones y a los peces que tienen vejiga natatoria, un órgano que les ayuda a equilibrar el nivel de profundidad en el que necesitan estar. “Los impulsos sísmicos hacen que esta vejiga natatoria reviente”, afirma Estarellas.

Según el biólogo, si se hubieran encontrado hidrocarburos (había bastantes posibilidades de que ello ocurriera), el asentamiento de plataformas petroleras “hubiera sido el acabose de toda esta fauna”. “Es una actividad totalmente incompatible con todos los valores naturales que hay en esta región mediterránea”, asegura. “Había una gran cantidad de biodiversidad en peligro”, concluye Estarellas.

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