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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Digestión de boa: crónica una digestión lenta de la resaca electoral

Siempre que me percibo paralizada ante un problema, porque estamos ante un gran y jugoso problema (¡dios, gobernar esta ciudad, ¿acaso no era ese el peor de los escenarios, Groucho?), decido hacer listas. (Centralismo alert: escribo desde Madrid y mis vivencias están totalmente atravesadas por lo que está sucediendo aquí, en Madrid. Matadme).

Como va de listas, ahí va la mía: la LCP, la Lista de Cosas que Pasaron (desde el pasado domingo y necesitamos digerir).

-El domingo 24 visité cinco colegios electorales. Hicimos una pequeña romería por barrios desde el sur hacia el centro y bajar: Arganzuela, Peñuelas, Palacio, Malasaña, Arganzuela de nuevo. La consigna era: caña por voto. En todos los coles, el taco de M (¡visiones!) bajaba de un modo inequívoco. En el último, el centro dotacional de Palos de la Frontera, una pareja joven discutía sobre la elección de él: “¿En serio vas a votar al PP?”, “Si es lo mismo, ¿no?”, “No, no es lo mismo”. Intuyo papeleta naranja en el sobre de ella. Dato importante: en todos los colegios, ambiente alegre y mayoría absoluta de apoderados de Ahora Madrid y Podemos. Bastante sexys todas, por cierto. Se puede hacer política y estar bueno. Mientras, la carita de los interventores del PSOE era para verlas. Rollo: “No molamos”. Ya lo dijo Ignatius Farray: “La política es el nuevo rock and roll”. Ya estábamos borrachas y con una sensación parecida a la del mundial de 2010

-A las 20:00h aprendíamos lo que significaban “encuestas israelitas”. Ferreras en Jerusalén nos hizo creer que habíamos ganado por número de escaños. Sacamos medio cuerpo por el balcón entonando a voz grito el himno de Julio Iglesias. Mirada cómplice con alguno vecinos. A las 23:00, Sáenz de Santamaría nos baja definitivamente de la nube: la espalda de mi amiga Irene se convirtió en un pequeño muro de las lamentaciones. Fue la constatación del sí pero no. Un gusto amortiguado, una euforia con un poso de “mecachis”. La fiesta iba a ser concentrada pero no se dilataría.

-Sobre las 23:30h, en la petada Cuesta de Moyano, nos anunciaron la subida al podio de “dos Pablos muy conocidos”. Pensé en Soto y en Carmona. Pero cuando se escuchó: “al segundo no necesita presentación”, supimos que era él, el amado líder. Me quedo, casi como estampa fetiche de ese día, con la imagen de su sonrisa nerviosa, el cuerpo detenido después de rapear (¿por que todos menos Manuela, enseguida pillan el toniquete?) su discurso, acallado paulatinamente por lo gritos de “¡Manuela, Manuela!”, como un niño al que le invitan a soplar la tarta aunque no sea su cumple. Toda una performance de la resignificación del liderazgo que se produjo en esta campaña y ese día. 

-Por fin, después del telonero, salió la rock star definitiva, la Ella Fitzgerald, Chavela Vargas,Tina Turner de la campaña y jornada electoral. Se le notaba cansada, es mayor. Dio las gracias a todas aquellas que silenciosamente han sostenido la campaña, a las que hicieron “los dibujitos”. Buen punto, dando valor a la clave de esta campaña y esta victoria: una comunicación política que ha propiciado el desborde, la reapropiación, la viralidad, el humor, el dejar de controlar los mensajes. Hasta sucedió lo inesperado: el soviet de hipsters de Malasaña, por ejemplo, entró a muerte con el, ¿personalismo sobre Manuela? Puede que sí. Al final, nos cansamos un poco de tanto meme/imagen de Manuela. Manuela es el niño en lo alto del castellet. Con otra semana, se podría haber convertido en rock stars también a personas valiosísimas dentro de esas veinte personas que van a ir a la Plaza de la Villa. Nos bajamos andando a casa, la noche estaba desapacible, la euforia continuaba. ¿Y ahora qué?

-Desde Barcelona, más que Ella Fitzgerald nos alumbraba Nina Simone. La hasta el momento incuestionable Ada, que es como un bálsamo y cuya figura, enxaneta pero también pie o base del castell, junto a muchos otros, de Barcelona en Comú. Yo sigo deslumbrada. Y sé que comienza el periodo de aristas, que la armonía política no existe. Pero dejadme que disfrute. Hemos ganado el Mundial catalán, Kaleeshi ha llegado a Poniente y los dragones sobrevuelan el Palau de la Música.

-Desde entonces: los gráficos, los artículos, infografías, Madrid volvía a ser azul, pero con ese nuevo Pantone (yo diría que el 256) que se gasta Ahora Madrid. Los barrios del sur se habían despertado y habían ido a votar, los caídos por la división azul-gaviota habían castigado con indiferencia a su partido. Parte de los votantes de los distritos de Retiro, Chamberí y Salamanca decidieron salir temprano a echar el día en el club de campo sin pasar antes por sus colegios electorales (¡es que son públicos!). La incredulidad ante estos nuevos tonos se instaló después de la euforia. Y la velocidad. Los tertulianos de PRISA virando on fire hacia Manuela. la hostia de Rita, el maremoto de las Mareas Atlánticas (Galiza Calidade), Teo pierde La Caleta, las dimisiones en el PP, en IU, Castilla León contra Canarias en modo lucha intestina, el vértigo del abismo de los pactos, un fantasma recorriendo La Castellana: el del Tamayazo. UF.

-En el mismo ring, a nuestra derecha, Esperanza enloquecida. Probablemente acuciada por llamadas dignas del mejor episodio de Los Soprano, no solo ansiosa de poder si no muerta de miedo ante su autoinmolación y sus consecuencias. En su escalofriante genialidad trajo al debate el tema de los Soviets. Muy bien traído, Espe. Una imagen que aúna el miedo a la izquierda stalinista y bolivariana y que a la vez, pone en el debate de este lado la necesidad de reconocer el trabajo y la presencia de los barrios. ¿Cómo vamos a hacer ahora para escucharnos y gobernar el medio millón de alcaldesas que somos? ¿Qué mecanismos se pueden implementar para que el espíritu Ganemos siga conteniendo e impulsando el liderazgo de Manuela?

-En el fondo del saco, la fantabulosa perplejidad, en el interior del estómago de la ballena: el flipe. El NON CREDERE: Hace poco más de un año fui de oyente (no alíneados, nos llamábamos) a un plenario de lo que entonces se llamaba EnRed, precuela de Municipalia. Hablaban con convencimiento de mayo de 2015. Yo les escuchaba incrédula, abrigada en la segunda planta del Patio Maravillas. ¿En serio creemos que podemos ganar ayuntamientos? Y no pensaba precisamente en Madrid, pensaba en municipios pequeños o medianos. Dejadme que disfrute, que disfrutemos ahora, de la perplejidad, propia y causada, de lo alucinante que se esté en posición de gobernar la ciudad de Madrid, siquiera en minoría, con la espada de Damocles del PSOE arrogándose el papel de bisagra (¡y pinza!) salvadora constantemente y con la tentación de la pureza extitucional tirando miradas escépticas. 

Sé que ya es un tópico aludir (otra vez) a Juego de Tronos como correlato de lo que estamos viviendo, pero en el tercer episodio de la quinta temporada, el cabal Sir Davos le pide a Jon Snow que se “manche las botas de barro” en vez de quedarse guarecido en Castle Black. Política del barro, vale. Políticas en el barro. De aquí al día trece de junio seguiremos engullendo sucesos vertiginosos. Pero, qué demonios, llevamos echando “el freno de emergencia a la historia”, aunque sea de bici, desde muchos frentes y ahora el barro institucional nos va a salpicar. ¿Y qué? La cuestión no sea quizá mantener la pureza sino saber si tendremos suficiente imaginación para gobernar de otro modo, desde otro lugar, desde cada lugar. Porque muchas de las jugadas que propondrá el futuro gobierno requerirán de la legitimidad social, además de crítica activa. ¿Cómo actuaremos? Me lo pienso en cuanto digiera toda esta lista. Estoy disfrutando aún. 

Siempre que me percibo paralizada ante un problema, porque estamos ante un gran y jugoso problema (¡dios, gobernar esta ciudad, ¿acaso no era ese el peor de los escenarios, Groucho?), decido hacer listas. (Centralismo alert: escribo desde Madrid y mis vivencias están totalmente atravesadas por lo que está sucediendo aquí, en Madrid. Matadme).

Como va de listas, ahí va la mía: la LCP, la Lista de Cosas que Pasaron (desde el pasado domingo y necesitamos digerir).