Hebdo y el poder del humor

El humor sólo tiene un poder, uno. El humor tiene el poder de decir “no eres importante”, “Esto no es tan importante”.

Si un humorista sale a un escenario y dice “Hola, buenas noches, soy Mahoma y esta noche vamos a partirnos el ojete” lo que está diciendo en realidad es “Mahoma podría ser cualquiera y, por tanto, no es para tanto”.

Otro ejemplo sería aquel maravilloso chiste de Faemino y Cansado en el que Mahoma iba al Media Markt y se compraba una sandwichera y al volver a casa recordaba que no podía comer jamón y se preguntaba si tenía sentido o no hacer sandwiches sólo de queso. Creo que al final la devolvía y pillaba unas toallas.

Cuando unos terroristas entran en la sede de la revista satírica Charlie Hebdo y asesinan a 12 personas están diciendo a gritos, los muy ridículos, “somos muy importantes”. Pero si lo pensamos con perspectiva son un poco la coca-cola light del asesinato político. Si lo comparamos con otros magnicidios son casi un chiste. ¿A quién has matado tú? Yo al presidente de los Estados Unidos. ¿Y tú? Yo mandé matar a millones de judios. ¿Y tú? Yo hice desaparecer a 30.000 españoles. ¿Y tú? Yo maté a unos que hacían dibujos. ¿Disculpa? Eran dibujos muy ofensivos.

Como terrorista eres un pringao. Te mando un selfie de Mahoma para que te animes

---->

Cada vez sale más guapo.

Hebdo hacía bromas con el Islam por lo mismo que Mongolia hace aquí bromas con la religión católica o Dan Harmon hace en Estados Unidos bromas sobre lo políticamente correcto. Porque son los elementos que atraviesan nuestras culturas y se piensan trascendentes. Se trata de señalar todo lo que se quiere convertir en importante y bajarlo del pedestal. En España hay más islamofobia que en Francia porque no significa nada, porque nadie tiene un musulman cerca del que ser islamofobo, es como odiar a los vikingos... Esos malditos vikingos con sus dioses absurdos, tirándole hachas a sus mujeres para cortarles las coletas. ¡Con Odin no haces bromas, eh!

Cuando se le demanda a un humorista que haga chistes sobre Mahoma en realidad se le está demandando que haga un chiste inocuo. Da igual, no importa. No importa tanto como hablar de las cosas que sí nos mueven: el terrorismo, la corrupción, el catolicismo, las fronteras, etc. Son nuestro traumas colectivos y lo primero que se hace cuando se empieza a superar un trauma es decirle “no eres para tanto”. Por eso hay chistes en Argentina sobre los desaparecidos y aquí todavía no, porque no ha habido un proceso social para que sea posible con lo que los chistes tienen que ser sobre la ausencia de dicho proceso.

Holy fucking grial es una tv movie que cuenta la historia del estreno de La Vida de Brian y los intentos de censura que vivieron los Monty Python. En un momento de la película un viandante le dice John Cleese que porque no hacen chistes sobre Mahoma y Cleese le explica que Mahoma no tiene absolutamente nada que ver con su cultura, ni tiene presencia en Gran Bretaña ni su educación ha estado atravesada por el islam, así que no sólo no tiene sentido sino que ni siquiera sabría cómo hacerlo.

Hebdo hacía bromas desde una posición determinada en la que es posible que hubiera elementos conflictivos en relación al pasado colonial frances y cómo eso afecta a la percepción del multiculturalismo y las distintas religiones en Francia, pero no les han matado por eso. Si escribieran libros complejísimos sobre los peligros del fanatismo religioso seguirían vivos, porque habían dedicado muchísimo tiempo a indicar lo importante que es esa amenaza (o qué estupendo conjunto de procesos socio-políticos ha construido la Francia contemporánea). No. Ellos dedicaban su tiempo a decir “Si quieres ser musulmán, sé musulman, pero no te flipes”. “No te flipes con el ser francés, porque te hemos visto los calzoncillos y tienen tarzanetes”. Los han matado por hacernos reír, no por enfadarnos.

Cuando la Audiencia Nacional acusó a Facu Diaz de humillar a las víctimas del terrorismo es únicamente porque tiene un sketch en el que las víctimas del terrorismo no son lo más importante. No hay ningún otro motivo. Porque el humor se permite decir algo muy triste, que es que no somos para tanto. Somos, de hecho, bastante poco importantes y además al universo le da igual. Reconocer eso a través de la risa nos permite seguir viviendo, avanzar probablemente sin sentido, en dirección ninguna parte.

Fijáos si es el humor se encarga de decir “no eres para tanto” que el propio humor lleva años diciendo “el humor no es para tanto”. No va a resolver el mundo, ni lo va a hacer mejor, no tiene tanto poder ni tanta fuerza. Ojalá los asesinos de Hebdo hubieran sabido eso. Pero claro, eso implicaba reconocer que si el humor no es importante, uno tampoco.

Y eso es intolerable.