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Hincar la rodilla frente al racismo: la historia del gesto que se viraliza tras la muerte de George Floyd

Hincar la rodilla frente al racismo: la historia del gesto que se viraliza tras la muerte de George Floyd

Álvaro García Hernández

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Las protestas contra el racismo, que comenzaron en EEUU y ahora se han extendido por todo el mundo, tras la muerte a manos de la policía de George Floyd tienen un gesto que se ha repetido entre los manifestantes y entre figuras políticas como el presidente de Canadá, Justin Trudeau, y la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, o incluso algunos agentes de policía: arrodillarse.

Este gesto, que ahora se ha convertido en un símbolo de las protestas se popularizó ya en 2016 cuando el jugador de la liga profesional de fútbol americano (NFL) Colin Kaepernick, quarterback del equipo San Francisco 49ers, decidió arrodillarse en lugar de mantenerse en pie mientras sonaba el himno de EEUU antes de un partido.

En su momento, el jugador aseguró que no dejaría de hacerlo “hasta que haya un cambio significativo”, en relación a las muertes que EEUU lleva años registrando de personas racializadas a manos de la policía. “No voy a ponerme de pie para mostrar orgullo por una bandera de un país que oprime a los negros y a las personas de color”, explicó Kaepernick.

La imagen generó mucha polémica en el país y le costó la carrera deportiva al jugador, aunque otros también lo apoyaron y repitieron su gesto en otros encuentros. El sindicato policial encargado de la seguridad durante los partidos del equipo californiano también mostró su malestar y amenazó con boicotear la vigilancia del estadio si la NFL no amonestaba a Kaepernick. El, por aquel entonces, candidato republicano a la presidencia de EEUU, Donald Trump, aseguró que era “algo terrible” y le sugirió “que se buscara un país en el que encaje mejor”.

Una línea que ha mantenido durante su mandato. En 2017 criticó a la NFL por no prohibir lo que consideraba “una total falta de respeto”, y un año después, obligaron oficialmente a que los jugadores se mantuvieran en pie mientras sonaba el himno nacional o se quedaran en el vestuario, pero cualquier otro gesto que no mostrara “respeto” hacia el himno sería sancionado.

Varios días después de la muerte de George Floyd, la NFL emitió un comunicado en el que aseguraban que “estas acciones demuestran la necesidad urgente de pasar a la acción. Reconocieron ”el poder de su plataforma“ hacia la sociedad estadounidense y el ”compromiso“ de la NFL con ese cambio. Un comunicado muy criticado por los jugadores negros, que publicaron un vídeo en el que pedían una condena en firme del racismo.

Además, tacharon al comisionado en jefe, Roger Goodell, de hipócrita por ese mensaje cuando ha intentado acallar las protestas de sus jugadores prohibiendo el gesto que realizó Kaepernick durante un partido. Lo que obligó a que el propio Goodell reconociera su “error” por “no escuchar a los jugadores” y pidió que alzaran su voz y protestaran “pacíficamente”. “Sin jugadores negros la NFL no tendría sentido y las protestas por todo el país son un emblema de los siglos de silencio, desigualdad y opresión a jugadores, entrenadores, fans y otro personal”, explica en el vídeo. Aunque no tuvo mención para la normativa de prohibir arrodillarse ante el himno ni a la polémica entorno a Colin Kaepernick.

Ahora, casi cuatro años después, hincar la rodilla en el suelo se ha convertido en un símbolo de las protestas que se han extendido por todo el mundo. Los manifestantes lo han utilizado para mostrar su rechazo al racismo sistémico en EEUU y han pedido a la Policía que escoltaba sus protestas que lo hicieran con ellos y muchos no solo se han arrodillado sino que también se han unido a las marchas en solidaridad con el movimiento.

En cambio, algunos manifestantes han tildado a las fuerzas de seguridad de hipócritas porque en otras ocasiones se han arrodillado pero segundos después han cargado contra ellos usando gases lacrimógenos.

Aunque los agentes de policía no han sido los únicos. Líderes políticos como el candidato demócrata a las elecciones presidenciales de noviembre, Joe Biden, que el pasado 1 de junio se arrodilló durante una manifestación en Delaware. Este gesto contrasta con unas declaraciones de ese mismo día en las que proponía “dispararlos en la pierna en vez de en el corazón”.

La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, acompañada de varios congresistas demócratas, también se ha arrodillado en solidaridad con las protestas. Ocurrió el pasado lunes. Ataviados con pañuelos de kente, utilizado por el Caucus Negro del Congreso para simbolizar su trabajo y las raíces africanas de su cultura, los legisladores permanecieron durante 8 minutos y 46 segundos en silencio, el mismo tiempo que estuvo George Floyd con la rodilla de un policía blanco sobre su cuello antes de morir asfixiado.

El presidente de Canadá, el pasado sábado se unió a una manifestación en Ottawa contra brutalidad policial e hincó la rodilla en señal de respeto también durante cerca de 9 minutos junto al resto de los asistentes a la protesta en la capital canadiense.

Pero ya en 1965, Martin Luther King jr. se arrodilló durante un rezo frente al Palacio de Justicia del condado de Dallas, en Alabama después de que detuvieran a 250 manifestantes que protestaban para pedir el derecho al voto. 

Ahora, 55 años después, se ha convertido en todo un símbolo que ya recorre todo Estados Unidos y se ha exportado a otros países donde las protestas se han multiplicado, en solidaridad con el movimiento Black Lives Matter de EEUU y para pedir el fin del racismo también en sus países.

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