El Cairo, 12 sep (EFE).- Las negociaciones intraafganas entre los talibanes y Kabul comenzaron este sábado en Doha con la participación del jefe del Ejecutivo afgano, Abdulá Abdulá, y el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, además de importantes líderes talibanes.
“Hemos venido a este país para lograr una paz digna y duradera”, dijo en la inauguración del diálogo Abdulá, quien aseguró que la historia de Afganistán recordará este momento como “el fin del sufrimiento de nuestra gente”.
El jefe de Gobierno defendió que el fin de la guerra a través de un acuerdo político es una demanda “legítima” de los afganos y consideró que la población del conflictivo país ya “ha sufrido suficiente”.
Agregó que no hay un ganador en el actual conflicto, por lo que llamó a establecer un sistema “islámico, constitucional e inclusivo” que preserve los derechos de todos los afganos, incluyendo a los hombres, mujeres, niños y las víctimas de la guerra.
“Una paz duradera puede allanar el camino para el retorno de millones de refugiados”, indicó sobre los muchos que han huido de la guerra en las últimas décadas, en su mayoría hacia los vecinos Pakistán (2,4 millones) e Irán (hasta 3 millones).
Así las cosas, Abdulá pidió que no se repita el fallido encuentro en 1995 entre los talibanes y el destacado asesinado comandante Ahmad Shah Masoud, quien luchó contra los soviéticos y posteriormente con los insurgentes y del que el jefe de Gobierno fue la mano derecha en su juventud.
Por su parte, el jefe negociador talibán, mulá Abdul Ghani Baradar, pidió que se priorice otorgar “beneficios a todos” y no sólo a algunos sectores, y que el diálogo de paz avance con “un montón de paciencia y atención”.
“Continuaremos las negociaciones de paz afganas con total honestidad”, aseveró, al abogar por un Afganistán “independiente, unido y desarrollado”, con un sistema islámico que haga que todos los ciudadanos se sientan parte de él.
En esta línea, también el vice primer ministro y ministro de Exteriores de Catar, Mohamed bin Abdulrahman al Thani, en representación de la mediación catarí, recordó cómo la historia nos ha enseñado que la “fuerza militar” no funciona en Afganistán y llamó a establecer un alto el fuego “inmediato”.
Asimismo, apuntó que el volumen de los “desafíos” es conocido por todos, por lo que llamó a la comunidad internacional a ayudar a que las negociaciones prosperen y alcanzar las aspiraciones de los afganos de “seguridad, estabilidad y paz”.
Según el pacto firmado también en Doha en febrero pasado entre los talibanes y Estaodos Unidos, Kabul debía liberar a 5.000 combatientes de sus cárceles, y los insurgentes liberarían a un millar de efectivos afganos para luego comenzar unas negociaciones directas con miras a la paz del país.
El Gobierno afgano se mostró reticente a poner en libertad al último grupo de 400 talibanes, a los que consideraba especialmente peligrosos y que finalmente soltó a principios de mes, a excepción de un reducido número no precisado sobre los que Australia y Francia habían expresado dudas.