Esta semana líderes mundiales se reúnen en Nueva York para la Asamblea General Anual de las Naciones Unidas, pero el encuentro se ha visto envuelto en polémica por la negativa de algunos líderes a vacunarse para asistir.
“¿Vacunarse para qué?”, preguntó el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, en una rueda de prensa la semana pasada. “Mi tasa de anticuerpos es alta”, dijo el presidente, que superó la COVID-19 el año pasado. “Me voy a vacunar, con Coronavac, por ejemplo, y no va a llegar a esa efectividad”, aseguró Bolsonaro, enseñando un documento a su ministro de Salud, que, sin embargo, le contradijo: “Estás bien, pero necesitas vacunarte”.
En Nueva York es obligatorio desde agosto para los mayores de 12 años tener al menos una dosis de la vacuna para poder acceder a restaurantes, gimnasios o centros de convenciones, pero la sede de la ONU es territorio internacional y y no se aplica ninguna ley federal, estatal o local si entra en conflicto con sus normas.
El presidente de la Asamblea, Abdulla Shahid, respaldó el requerimiento de la ciudad y envió una carta a todos los Estados miembros de la ONU pidiendo a los asistentes ser “un ejemplo para el mundo” y “cumplir los requisitos locales”. Pero duró poco. El embajador ruso, Vassily Nebenzia, criticó la medida y la calificó como una infracción “claramente discriminatoria” de los derechos de las naciones en la ONU.
Después de esto, el secretario General Antonio Guterres dijo a Reuters en una entrevista que la Secretaría de la ONU “no puede decirle a un jefe de Estado que si no está vacunado no puede entrar en las Naciones Unidas”. Finalmente, se implementará un “sistema de honor”: presidentes, primeros ministros, monarcas y otros dignatarios no tendrán que mostrar ninguna prueba de inoculación, sino que simplemente darán fe de ello con su tarjeta de identificación.
“Evento supercontagiador”
En una reunión de urgencia en la Asamblea el pasado jueves, Nebenzia dijo que había que pensar en las personas que no pueden ser vacunadas por razones médicas y en las que han desarrollado anticuerpos por casos muy recientes de COVID-19. También señaló que hay personas que han recibido vacunas que no tienen la aprobación de la Organización Mundial de la Salud, el criterio de la ciudad para una inoculación aceptable. La OMS está revisando la vacuna rusa Sputnik V, pero aún no la ha aprobado.
“Si el embajador ruso está en contra, yo estoy a favor”, dijo el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, la semana pasada. Además, informó que la ciudad abriría un centro de pruebas y vacunación en la sede de la ONU para ofrecer pruebas gratuitas de COVID-19, así como la vacuna de dosis única de Johnson&Johnson. “Si su vacuna no es lo suficientemente buena, entonces deberían ir y usar una de las otras”, dijo de Blasio.
La embajadora de Estados Unidos en la ONU, Linda Thomas-Greenfield, dijo el viernes que estaban preocupados por que la Asamblea se convirtiera en un “evento supercontagiador”, según informa la cadena CBS.
En agosto, Thomas-Greenfield instó a los líderes a mandar vídeos con sus discursos, como el año pasado, en vez de asistir presencialmente. Sin embargo, más de 100 mandatarios estarán esta semana en Nueva York aunque cada uno solo podrá llevar seis personas a la sede de la ONU y solo cuatro a la sala de la Asamblea. El organismo mundial sí exige la vacunación a todo el personal que esté en el edificio durante esta semana.