Llevamos dos días aquí y casi se plantea una pauta en los ataques israelíes. A las pocas horas de entrar a Gaza, nos sorprendió que los ataques en la zona empezasen a los pocos segundos de escucharse el rezo musulmán por los altavoces de las mezquitas. El miércoles nos lanzamos a grabar cuando empezaron a sonar de nuevo para ver cómo las bombas caían a escasos 200 metros del hotel Almashtal en el cual se encuentra un gran número de periodistas españoles y extranjeros.
Los ataques se extendieron varios minutos en la zona hasta que pararon los altavoces. Es sorprendente también el ruido continúo de los drones, aviones teledirigidos que patrullan el cielo en busca de objetivos. La población parece haberse acostumbrado al sonido continuo de estos aparatos e incluso bromea con la prensa sobre ello.
El aviso que recibió Al Jazeera fue mucho más cercano y peligroso. El edificio en el que se encuentra su corresponsalía en Gaza recibió el impacto de lo que se llama “disparo de aviso”, el que suele anteceder a un ataque de dimensiones mucho mayores. Los periodistas evacuaron con rapidez la torre, así como los trabajadores de las empresas que cuentan con oficinas en el inmueble.