El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha decidido proponer a la jueza del tribunal de Apelaciones del Distrito de Columbia Ketanji Brown Jackson como su elegida para ocupar la vacante en el Tribunal Supremo, según ha adelantado la agencia AP. Si el Senado confirma su nombramiento, Jackson se convertirá en la primera mujer negra en formar parte de un tribunal que hace décadas apoyó la segregación racial.
Con Jackson, Biden cumple la promesa que hizo en campaña de hacer un nombramiento histórico y de diversificar el tribunal, que estuvo compuesto exclusivamente por hombres blancos durante casi dos siglos. La elegida sería la primera ex abogada de oficio del alto tribunal, aunque también tiene la experiencia jurídica de élite de otros jueces.
Jackson también sería la segunda persona negra que forma parte del actual tribunal –el juez conservador Clarence Thomas es el otro– y sólo la tercera de la historia. De ser confirmada por el Senado, sustituiría al juez Stephen Breyer, el miembro más veterano de los miembros nombrados por presidentes demócratas del tribunal, que anunció el mes pasado que se retiraría al final del actual mandato del tribunal este verano.
Aunque su confirmación no cambiaría el equilibrio ideológico del tribunal –los conservadores mantendrían su mayoría de seis a tres–, supondría otro hito: los tres jueces nombrados por presidentes demócratas serían mujeres.
Una trayectoria distinta
El nombre de Jackson, de 51 años y de tendencia progresista, lleva sonando como la principal opción de Biden desde que fue confirmada para el Tribunal de Apelaciones del Distrito de Columbia el año pasado.
Después de haber servido como juez de distrito de Washington D.C. desde 2013, Jackson fue confirmada por el Senado para el Tribunal de Apelaciones en junio de 2021. Dado que se presentó ante el Comité Judicial del Senado el año pasado, es probable que sus audiencias de confirmación sean rápidas, según dicen portavoces demócratas, ya que los senadores ya han examinado su historial.
Jackson creció en Miami con sus padres, que se dedicaban a la docencia. Fue una estrella del debate en el instituto y luego campeona nacional de oratoria. Estudió Derecho en la Universidad de Harvard, donde fue editora de la publicación de referencia de la facultad, la Harvard Law Review. Fue asistente judicial de tres jueces federales, entre ellos el juez Stephen Breyer, al que sustituirá. Según Time, sus antiguos colegas y amigos la describen como una persona meticulosa, sensata y buena compañera.
Jackson puede aportar una variedad de experiencias profesionales de las que actualmente carece el alto tribunal, al no haberse forjado una carrera como fiscal o abogada corporativa. Fue defensora pública de 2005 a 2007, y en este puesto llevó la defensa legal, por ejemplo, de indigentes.
Sus decisiones más notables en el Tribunal de Distrito incluyeron el bloqueo de los intentos de la Administración Trump de acelerar las deportaciones, de cortar las subvenciones para la prevención del embarazo adolescente y de proteger a un ex asesor de la Casa Blanca, Don McGahn, de testificar ante el Congreso sobre los esfuerzos de Trump para obstruir una investigación sobre Rusia.
“Los presidentes no son reyes”, escribió en 2019, en un fallo por el que McGahn tenía que obedecer una citación del Congreso que buscaba su testimonio sobre las acciones del señor Trump. “No tienen súbditos, vinculados por la lealtad o la sangre, cuyo destino tienen derecho a controlar”.