La convocatoria de huelga general en Myanmar ha tenido un gran seguimiento este lunes en Rangún, la mayor ciudad del país, donde por tercer día consecutivo miles de personas han salido a las calles en protesta contra la junta militar que tomó el poder hace justo una semana en un golpe de Estado. El llamamiento de diferentes organizaciones a los trabajadores ha paralizado prácticamente la antigua capital mientras miles de personas se concentraron en el casco histórico, lo que paralizó el tráfico.
Un día más la afluencia de manifestantes en las calles de Rangún, con una población de más de cinco millones de habitantes, está siendo masiva en unas protestas en las que se pide la liberación de la depuesta líder del país, Aung San Suu Kyi.
La huelga también está teniendo seguimiento en algunos ministerios, como de Asuntos Exteriores, donde funcionarios y cargos medios han empezado a unirse al movimiento de desobediencia civil, según ha podido saber Efe. Aunque en un primer momento los bancos de la ciudad estaban operativos la escasa afluencia de trabajadores estaba obligando a cerrarlos, informa la prensa local.
En la capital administrativa, Naipydó, donde miles de personas se han concentrado en una intersección en la zona de los ministerios, la policía ha utilizado cañones de agua contra los manifestantes durante al menos 30 minutos con el objetivo de disolver la protesta. Hasta ahora las fuerzas de seguridad no habían cargado contra los manifestantes que, por su parte, han evitado en todo momento la confrontación con la policía.
Este lunes, las autoridades birmanas han afirmado que tomarán “acciones legales” contra los manifestantes que protestan en diversas ciudades del país contra la junta militar que tomó el poder en un golpe de Estado el pasado 1 de febrero. El mensaje ha sido difundido por el canal de la televisión estatal MRTV, que acusó a los manifestantes de dañar la estabilidad del país, la seguridad y el Estado de derecho. Hasta ahora, los medios estatales habían evitado cualquier noticia sobre las movilizaciones pacíficas contra los uniformados.
Fin de semana de manifestaciones masivas
El movimiento de desobediencia civil, que empezó con los paros del personal sanitario, se ha extendido a lo largo de Myanmar, tanto en grandes núcleos urbanos como Naipyidó, la capital fundada por los militares, y Mandalay, la segunda ciudad más poblada, como en zonas menos habitadas como Kutkai, en el estado Shan, o Myitkyina, en el estado Kachin.
Durante el fin de semana, Myanmar vivió manifestaciones masivas no vistas en más de un década en el país, en las que los manifestantes pidieron al Ejército respetar los resultados de los comicios de noviembre, donde arrasó la Liga Nacional para la Democracia (LND), y la liberación los líderes democráticos arrestados durante el levantamiento, entre ellos la Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi. Se trata de las mayores protestas desde las manifestaciones antimilitares de 2007, cuando fueron brutalmente sofocadas por los soldados.
Una versión local de la popular canción Dust in the wind (Polvo en el viento), compuesta en 1977 por la banda rock estadounidense Kansas, ha revivido como uno de los himnos de las actuales manifestaciones. El músico birmano Naing Myanmar compuso “Kabar Makyay Bu” (no quedaremos satisfechos hasta el fin del mundo), que adapta la melodía de la canción del grupo norteamericano, durante el levantamiento civil de 1988 contra el gobierno militar del general Ne Win con letras que alientan a la protesta.
La canción se convirtió por entonces en un himno de la resistencia popular y ahora miles de personas la están volviendo a entonar para expresar su rechazo al gobierno militar. Ya sea durante las caceroladas nocturnas, donde también se canta el himno de Birmania, o durante las protestas que han surgido desde el sábado en todos los rincones del país, “Kabar Makyay Bu” es uno de las canciones predilectas entonadas por los manifestantes.
La junta militar levantó el domingo el bloqueo a las comunicaciones por internet, ordenado el sábado cuando se registraron las primeras manifestaciones masivas contra el golpe y que duró más de 24 horas. “Sin embargo, las redes sociales siguen estando restringidas para muchos y la situación sigue siendo tensa”, apunta el portal de seguimiento Netblocks, con sede en Londres, en referencia al bloqueo contra Facebook y Twitter, que muchos usuarios logran burlar a través de programas VPN (red privada virtual).
“Myanmar se levanta para liberar a todos los detenidos (por el Ejército) y rechazar la dictadura militar de una vez por todas”, ha apuntado este lunes Tom Andrews, relator especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en Myanmar.
Desde el golpe, al menos 163 personas han sido detenidas, dos de ellas sentenciadas a dos años de cárcel por cargos que no han sido precisados, mientras que las autoridades han puesto en libertad a 13, indica la Asociación de Asistencia para Prisioneros Políticos.
Los militares, que ya gobernaron el país con puño de hierro desde 1962 hasta 2011, tomaron el poder el pasado lunes al alegar un fraude masivo en las elecciones de noviembre, donde la LND de Suu Kyi se impuso en el 83% de los escaños en liza.