El alto representante de la UE, Josep Borrell, llegaba a su última reunión con los ministros de Exteriores de la UE consciente de que sería una despedida agridulce y que no lograría el respaldo a su propuesta de suspender el diálogo político con Israel por la violación de los derechos humanos en Gaza. “La historia nos juzgará a todos. He hecho lo que creía que había que hacer”, ha dicho el político socialista sobre la equistancia de la mayoría de gobiernos europeos, que han optado por mantener intactas las relaciones diplomáticas y políticas con Tel Aviv.
Borrell ha reconocido que “esperaba” ese resultado. “Al menos puse sobre la mesa toda la información de la ONU y las organizaciones para juzgar el grado en el que la guerra se libra”, ha dicho el jefe de la diplomacia europea tras recordar que 44.000 personas han sido asesinadas en Gaza, un 70% de ellos mujeres y niños. “La edad más frecuente de las víctimas es menos de nueve años”, ha reiterado Borrell, que ha lanzado un dardo a Ursula von der Leyen al recordar que “la Comisión Europea no ha propuesto nada después de que España e Irlanda pidieran una revisión del acuerdo comercial”.
“El alto representante hace propuestas, los estados miembros no tienen por qué aprobarlas. Han considerado una mayoría de esos estados miembros que había que mantener el contacto diplomático con Israel”, ha proseguido Borrell, que también ha recordado que en 2012 se “interrumpieron las reuniones del Consejo de Asociación con Israel y estuvieron interrumpidas durante diez años” hasta que él planteó reanudarlas en 2022. “No parece que nadie lo echara a falta. Nadie dijo nada durante diez años”, ha reprochado.
La mayoría de capitales ha preferido ponerse de perfil ante la posibilidad de elevar el castigo a Israel, aunque fuera de forma simbólica dado que en la práctica la suspensión del diálogo político tendría pocos efectos porque, según reconocen fuentes diplomáticas, ni siquiera ahora Tel Aviv escucha a sus socios y tampoco tiene consecuencias financieras o comerciales. Francia, por ejemplo, ha asegurado que lo importante es la “seguridad” y que sería mejor imponer más sanciones a Hamás y a los colonos violentos. “Lo último que necesitamos es algo polémico que nos divida más en la mesa”, señalaban la semana fuentes diplomáticas, que veían en la propuesta de Borrell “un regalo de fiesta de despedida”.
Y precisamente a esa desunión en el seno de la UE se ha referido el alto representante: “Al principio de mi mandato dije que teníamos que aprender a usar el lenguaje del poder. Esto hoy es más verdad que hace cinco años. Para mostrar que tienes poder tienes que estar unido. Si no estás unido no tienes poder, y demasiadas veces no hemos estado unidos y las discusiones han tardado demasiado. No eres un poder geopolítico si tardas días, semanas o meses en tomar decisiones”.
Borrell ha aplaudido la decisión de Joe Biden de permitir que Ucrania use el armamento que le envía Estados Unidos contra suelo ruso y ha desvelado que serán “hasta 300 kilómetros”. “No me parece una distancia espectacularmente profunda, pero es lo que ha decidido la administración Biden. Menos que nada”, ha apuntado: “Me parece razonable suministrar armas no sólo para parar las flechas sino para atacar a los arqueros”.
En declaraciones a los periodistas antes de presidir la última reunión de ministros de Exteriores de su mandato, Borrell ha reiterado que es necesario seguir apoyando a Ucrania y que “nada ha cambiado”, a pesar de las elecciones en Estados Unidos, donde la victoria de Donald Trump pone en riesgo la posición de ese país ante el conflicto: “Hay una guerra, Ucrania se defiende, Rusia continúa atacando y nosotros seguiremos apoyando”. “Tenemos que seguir apoyando a Ucrania todo el tiempo que sea necesario, todo lo que se pueda y lo más rápido”, ha agregado.
A pesar de su apoyo al uso del armamento para atacar objetivos rusos, Borrell ha dejado claro que es una decisión nacional de cada gobierno y en muchos de los europeos hay dudas de ese paso porque consideran que supondría dar un paso en la escalada. Alemania, en principio, está en contra mientras que Francia ha sido el que más claramente lo ha apoyado. “Es una opción que deberíamos considerar si esto permite alcanzar objetivos desde los que Rusia está atacando a Ucrania”, ha dicho el ministro de Europa y Asuntos Exteriores, Jean-Noël Barrot.