La Comisión Europea (CE) ha anunciado este sábado que ha alcanzado un acuerdo para que Alemania levante su veto de última hora a la legislación ya negociada y pactada para que a partir de 2035 solo puedan venderse en la Unión Europea coches que no emitan CO2.
El reglamento sobre los estándares de CO2 para los coches se va a añadir a la reunión que los embajadores de los países ante la UE mantendrán el lunes, con el objetivo de que la norma se adopte el martes durante el encuentro de los ministros de Energía de los Veintisiete en Bruselas, según han indicado fuentes europeas.
La prohibición de la venta de coches contaminantes a partir de 2035 ya estaba acordada entre la Comisión Europea, los gobiernos y el Parlamento Europeo, que avaló la ley con el rechazo del PP y la extrema derecha. Sin embargo, cuando el pasado 2 de marzo llegó el momento de que el Consejo le diera el visto bueno, lo que a priori sería un mero trámite, el asunto tuvo que desaparecer de la agenda. El ministro de Transportes alemán, Volker Wissing, rechazó por sorpresa el plan.
El motivo, tal y como cuenta la periodista de elDiario.es Irene Castro, era que Alemania buscaba una garantía de que los combustibles sintéticos (conocidos como efuels) se quedaran fuera de la prohibición, para no perjudicar a la potente industria automovilística germana, especializada en este tipo de vehículos y no tanto en los eléctricos.
El encontronazo UE-Alemania tiene, desde este sábado, un final feliz. “Hemos llegado a un acuerdo con Alemania sobre el uso futuro de los electrocombustibles en los coches”, ha anunciado en Twitter el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea encargado del Pacto Verde Europeo, Frans Timmermans.
El político neerlandés ha añadido que ahora el Ejecutivo comunitario trabajará en “lograr que se adopte el reglamento de estándares de CO2 para automóviles lo antes posible” y que la Comisión “continuará rápidamente con los pasos legales necesarios para implementar el considerando 11”.
Por su parte, el ministro alemán de Transportes, Volker Wissing, ha escrito en su cuenta de Twitter que “los vehículos con motor de combustión interna podrán seguir matriculándose después de 2035 si repostan exclusivamente con combustibles neutros en emisiones de CO2”. “Europa sigue siendo tecnológicamente neutral”, ha señalado el liberaldemócrata.
El viernes pasado, el canciller alemán, Olaf Scholz, ya había insistido en que Berlín y Bruselas serían capaces de llegar a un acuerdo para que el país levantara el veto.
“Sé que el periodismo también forma parte la industria del entretenimiento y le parece una bobada que nos pongamos de acuerdo, pero ocurrirá”, dijo en tono jocoso el mandatario alemán en una rueda de prensa tras la cumbre europea celebrada en Bruselas, preguntado por el bloqueo alemán a esa medida estrella de la política climática de la Unión Europea.
El Parlamento Europeo ha sido taxativo sobre la imposibilidad de alterar el texto legal pactado porque “mataría” no sólo la política climática comunitaria, sino la credibilidad del proceso legislativo de la UE.
Entre los Estados miembros críticos estaba España, que se mostró anonadada por el cambio de posición justo antes del procedimiento de aprobación formal, un regate político tan inusual que no se recuerdan maniobras similares en el pasado.
Fuentes de la Comisión Europea consultadas por EFE a lo largo de este mes han sostenido siempre que el Ejecutivo comunitario no estaba dispuesto a tocar el texto legal, aunque Bruselas sí se ofrecía a encontrar algún tipo de declaración adicional que descongestionara el problema y un calendario de acciones.
En esa misma cumbre europea surgieron no pocas voces críticas a la postura alemana. Entre ellas, la de la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola. “El Pacto Verde Europeo es un pilar fundamental de nuestro mandato y siempre advertiremos contra cualquier cosa que busque socavar o reducir la predictibilidad legislativa que necesitamos como Unión Europea”, criticó Metsola en una rueda de prensa tras intervenir ante los líderes europeos.
Esta nueva norma europea forma parte del paquete climático que la UE quiere impulsar esta legislatura para reducir al menos en un 55% las emisiones contaminantes de cara a 2030 y respecto a las de 1990. Con este último 'sí' de Alemania, se difumina el bloqueo –al que también se habían sumado Italia o Hungría– y solo queda que la cuestión vuelva a la agenda de un próximo consejo de ministros europeo para someter a votación la adopción definitiva de la norma.