Todo el mundo, sobre todo los cientos de artículos y también los amigos que tenemos ahí, ya nos habían insistido: este 1 de febrero no cambiaba nada, en la práctica, en Reino Unido. Podemos seguir volando al país dejando en Madrid el pasaporte. Aun así, la noche del 30 al 31, en el aeropuerto de Manchester –decorado por el Año Nuevo chino–, todavía había gente un poco descolocada. Algunos españoles se lo preguntaban, en la fila de entrada de viajeros procedentes de la Unión Europea: “¿Nos van a pedir algo? ¿Desde hoy ya hay Brexit?”.
Aún no había Brexit, quedaban entonces justo 24 horas. El 31 de enero a las 23 horas (00:00 hora continental) Reino Unido dejó de ser oficialmente –y, hasta el 31 de diciembre, se podría decir que simbólicamente– Estado miembro de la Unión Europea (UE). En Manchester en 2016 arrasó el 'Remain', la opción por quedarse dentro de la UE, como pasó en otras aglomeraciones urbanas. Con el 60,4%, el mayor porcentaje del noroeste de la isla. Pero Manchester no es Londres, donde estaba listo el Parlamento para una cuenta atrás. En Manchester el Ayuntamiento está tapado con andamios y desde las instituciones, gobernadas por los laboristas, no había nada preparado.
Poca gente parecía querer celebrar o lamentar el 31 de enero por la tarde en Manchester lo que estaba a punto de suceder: en el centro se veían más mascarillas que recordaban los casos de coronavirus en el país y banderas del Manchester United que cualquier señal del Brexit. Entre las pocas señales que sí había estaba la convocatoria de Emily frente a la Central Library, en la St. Petter’s Place –la misma en la que se ubica el Midland Manchester Hotel, famoso por ser el lugar en el que David y Victoria Beckham tuvieron su primera cita–. Emily es suizo-norteamericana pero lleva años viviendo en Manchester; lidera en la región una plataforma antiBrexit pero durante el gran día solo la acompañaron “a poner velas” otras ocho personas cubiertas con banderas europeas. Las velas las tuvieron que retirar pronto a mediodía, por la lluvia.
“Estamos tristes. Aquí la mayoría de la gente quería quedarse en Europa. Hemos estado mucho tiempo quejándonos. Pero hoy la gente ya no sale a la calle, ya no hay nada que hacer”, decía. Lo que más le preocupa del Brexit a Emily de manera personal: que a su casero o en su trabajo le pongan problemas a partir de enero de 2021. Como todos los extranjeros que viven en Reino Unido, ha hecho sus trámites por la aplicación móvil que dispuso el Gobierno, que incluso le escaneaba la cara para testificar que estaba en el país antes del 31 de octubre. “¿Pero y si luego no sirve de nada? No sabemos nada de lo que va a pasar ni de lo que se va a acordar”.
“Mis padres se creyeron las mentiras de Boris”
En Manchester no había cuenta atrás institucional, pero quien a las 23 horas miró al cielo, allá a lo lejos, sí vio fuegos artificiales. Se lanzaban desde varios puntos del Gran Manchester, el área metropolitana que congrega a dos millones de personas. Una zona de tradición obrera y donde, al contrario que en la ciudad, ganó el Brexit. En las calles de Manchester ciudad la madrugada del 31 al 1 ni llovía ni hacía frío y, como explicaba un taxista italiano, Temoor, “a principios de mes la gente cobra y siempre hay mucho trabajo”. La opinión de Temoor sobre el Brexit: “Rubbish”. [Basura].
Manchester, que aspira a ser la capital gayfriendly de Reino Unido, tenía la noche del Brexit su barrio LGTBI más vacío de lo normal a pesar de ese inicio de mes del que hablaba Temoor. Y los que había no tenían muchas ganas de hablar sobre la salida de la UE. “Es que ahora no cambia absolutamente nada”, estaban de acuerdo varios en el baño de un pub llamado –simplemente– G.A.Y.
El G.A.Y. tenía anunciadas fiestas para conmemorar este febrero el cumpleaños de Jennifer Aniston y de Rihanna, pero nada programado por el Brexit Day. La edad de sus clientes habituales oscila entre los 18 y los 25 años. Es la franja que más votó Remain, aunque muchos ni siquiera podían hacerlo todavía en 2016. Thas tenía 22 y sí votó, por 'Remain'. Su madre también lo hizo por 'Remain'; su padre y abuelos por Brexit “porque se creyeron las mentiras de Boris” [Johnson, Primer Ministro]. ¿Tenían ganas Thas, sus amigas y todas las que le rodeaban de salir esa noche? “Estoy bastante segura de que la gente no está pensando en el Brexit Day. Tienen 20 años, pero es que tampoco es por eso. No es que no les importe. En nuestra vida hoy no hay este febrero ningún cambio. En los periódicos y los telediarios sí, pero en general ya no se habla en la tele de que hoy pasa, no lo vemos, no lo hablamos”.
“Antes de que ganase Boris en las elecciones de diciembre era todo el día, sin parar, todos lo discutíamos, no había otro tema”, seguía Thas. “Una vez ganó, nos rendimos. Lo aceptamos”. Le pasaba igual a Marta, que tomaba una pinta cerca de ella. Marta es española, tiene 27, es profesora de español desde hace dos años en Manchester, y le quedan al menos dos y medio más para poder obtener la ciudadanía británica “y no tener problemas”. Sus alumnos le han preguntado estos meses “si se va a tener que ir”. Ella también hizo todo el papeleo hace mucho con la aplicación móvil del Gobierno.
“Me parece normal que la gente esté como si nada”, opinaba Marta. “Son gente joven, en el barrio LGTBI de Manchester: seguramente la inmensa mayoría está en contra de esto. Pero yo también salgo de fiesta y no me siento mal. Me he sentido peor otros días en los que de verdad no quería salir de casa. Cuando Boris ha hecho según qué declaraciones, cuando me he sentido personalmente atacada, señalada. El Brexit Day real fue el día que él ganó en diciembre. Antes había ruido, algo que pelear. Después ya todos lo aceptamos, todos lo sabemos, asumimos lo que vendrá e intentamos prepararnos. El 1 de febrero no significa nada”.