Los conservadores del primer ministro británico, Boris Johnson, han sufrido un duro varapalo en las elecciones parciales celebradas en Inglaterra, en la que laboristas y liberaldemócratas se han hecho con los dos escaños en liza para el Parlamento británico.
La derrota de los “tories” en las circunscripciones de Wakefield, norte de Inglaterra, y Tiverton & Honiton, al oeste, que habían ganado en las generales de 2019, pone en entredicho la gestión del jefe del Gobierno. Johnson se ha convertido en la centro de las críticas de su partido desde que estalló el escándalo por las fiestas celebradas en la residencia oficial de Downing Street durante la pandemia.
La primera consecuencia de este revés electoral ha sido la dimisión de Oliver Downden, presidente honorario del Partido Conservador. Downden ha explicado en una carta dirigida al primer ministro que “alguien tiene que asumir la responsabilidad” y ha presentado su dimisión con efecto inmediato. El presidente honorario ha dicho que estas elecciones son “las últimas de una racha de resultados muy pobres para nuestro partido. Nuestros simpatizantes están angustiados y decepcionados por los últimos acontecimientos, y yo comparto sus sentimientos”.
“No podemos seguir como hasta ahora”, ha añadido. “Alguien debe asumir la responsabilidad y he llegado a la conclusión de que, en estas circunstancias, no sería correcto que siguiera en el cargo”.
En respuesta, el primer ministro ha enviado una carta a Dowden donde le ha agradecido su labor pero aclarando que el Gobierno continuara con su “mandato histórico”. “Aunque comprendo perfectamente tu decepción por los resultados de las elecciones parciales, este Gobierno fue elegido con un mandato histórico hace poco más de dos años para unir y subir de nivel [al pueblo británico]. Espero que sigamos trabajando juntos en ello”, ha escrito Jonhson.
El mandatario ya había descartado este jueves dimitir si los resultados electorales no eran favorables a los conservadores. “¿Estás loco?”, respondió el primer ministro cuando un periodista le planteó la posibilidad de abandonar el cargo si su partido era derrotado. Johnson justificó su decisión asegurando que “los partidos gobernantes no suelen ganar” este tipo de comicios.
Ahora, el primer ministro ha dicho que tiene que “escuchar” el mensaje del electorado. En una declaración a los medios desde Ruanda, donde asiste a una reunión de la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth, antiguas colonias), Johnson ha señalado que estos resultados son un reflejo de “muchas cosas”, en particular del coste de vida.
“Es absolutamente cierto que hemos tenido algunos resultados difíciles en las elecciones parciales. Han sido, creo, un reflejo de muchas cosas, pero tenemos que reconocer que los votantes están pasando por un momento difícil en este momento”, ha dicho el mandatario este viernes.
“Creo que, como Gobierno, tengo que escuchar lo que dice la gente, en particular las dificultades que enfrenta por el coste de la vida, que, creo, para la mayoría de la gente es el problema número uno”, ha añadido. “Tenemos que reconocer que es más lo que tenemos que hacer y ciertamente lo haremos, seguiremos adelante, abordando las preocupaciones de la gente hasta que superemos este bache”.
Derrota electoral tras varios escándalos
En Wakefield, el candidato laborista Simon Lightwood, ganador de este escaño de la Cámara de los Comunes, ha dicho nada más conocerse su victoria que su formación está “haciendo progresos”, reconstruyendo el denominado “muro rojo” (las circunscripciones tradicionalmente laboristas en las que Johnson consiguió buenos resultados en 2019) y recuperando “la confianza del electorado”. En esta circunscripción, los laboristas han obtenido el 47,9% de los votos, mientras que los conservadores sacaron el 30%.
El líder laborista, Keir Starmer, ha dicho a los medios que este resultado “juzga claramente” al Partido Conservador, que “se ha quedado sin energía y sin ideas”.
En Tiverton & Honiton, distrito tradicionalmente conservador ubicado en el condado de Devon (suroeste inglés), el candidato liberaldemócrata Richard Foord ha ganado el escaño con el respaldo del 52,9% de los votantes, seguido de los conservadores, con el 38,5%.
Estas dos elecciones han tenido lugar después de que el antiguo diputado por Wakefield, Imrad Ahmad Khan, dimitiera tras ser condenado a meses de cárcel por agresión sexual a un adolescente, mientras que el exparlamentario de Tiverton & Honiton, Neil Parish, renunció tras salir a la luz que había accedido a vídeos pornográficos en el Parlamento. Khan, condenado a 18 mes de prisión, fue expulsado este año por el Partido Conservador a raíz del escándalo.
“Tendremos que tomar decisiones difíciles”
Johnson sobrevivió el pasado 6 de junio a una moción de censura interna planteada por sus colegas del Partido Conservador y desencadenada por el escándalo de las fiestas celebradas en Downing Street mientras el resto del país cumplía las restricciones por la pandemia. Johnson obtuvo 211 votos a favor y 148 en contra, lo que supone que el 40% de sus diputados votaron para expulsar al primer ministro en una gran rebelión interna.
Las normas del Partido Conservador señalan que tras ganar la moción de censura interna no se puede plantear otra durante un año. Sin embargo, The Guardian señala que estas normas pueden modificarse.
Geoffrey Clifton-Brown, un diputado veterano que forma parte de la ejecutiva del Comité 1922 —que agrupa a los diputados conservadores que no tienen ministerios—, ha dicho que es posible que sus colegas tuvieran que “tomar medidas para tener un nuevo primer ministro”.
“Consideraré lo que digan mis miembros, luego discutiré ampliamente este asunto con mis colegas. Escucharemos lo que diga el primer ministro, y entonces tendremos que tomar algunas decisiones difíciles, sin duda”, ha dicho.
Desde que estalló el escándalo de las fiestas, el Partido Laborista lidera las encuestas en intención de voto. “La última vez que lideramos las encuestas fue el 6 de diciembre, una semana después de que estallase la primera noticia del partygate”, se afirma en un documento, elaborado por un diputado rebelde y que ha circulado mucho entre los parlamentarios conservadores horas antes de que se celebrase la votación de la moción.