Al menos cuatro millones de personas han muerto por coronavirus en el mundo

Más de cuatro millones de personas contagiadas con coronavirus han fallecido desde el inicio de la pandemia en todo el mundo, según ha anunciado la Organización Mundial de la Salud (OMS).

“El mundo se encuentra en un punto peligroso en esta pandemia. Acabamos de superar el trágico hito de cuatro millones de muertes registradas por COVID-19, lo que probablemente subestima el número total de víctimas”, ha dicho este miércoles Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, en la rueda de prensa rutinaria de la agencia.

La cifra de muertes se acerca también a los cuatro millones en el recuento más actualizado de la Universidad Johns Hopkins, con países muy poblados como Estados Unidos, Brasil, India y México a la cabeza en número acumulado de decesos a nivel global.

En EEUU, se han contabilizado hasta ahora 605.944 muertes. En Brasil, la cifra alcanza las 526.892 personas y en India, las 404.211. En México, un total de 233.958 han fallecido con COVID-19, según los datos más recientes de la universidad estadounidense.

Les siguen Perú (193.588), Rusia (137.718), Reino Unido (128.532), Italia (127.704) y Francia (111.426).

Los datos recopilados por Johns Hopkins dependen en gran medida de las pruebas practicadas por los países para detectar el virus, por lo que se considera que la cifra real de fallecimientos puede ser mayor.

Si se observa el dato por población, según el análisis de elDiario.es, el país que ha registrado, de lejos, más decesos asociados al virus por cada millón de personas hasta ahora es Perú. A continuación están varios de Europa del Este y los Balcanes: Hungría, Bosnia y Herzegovina, República Checa, Macedonia del Norte, Bulgaria y Montenegro, seguidos de Brasil.

A nivel global, los fallecimientos notificados a diario en todo el mundo siguen en estos momentos una trayectoria a la baja: si en enero de 2021, durante el mayor pico de decesos, se llegó a contabilizar una media de más de 14.000 muertes nuevas cada día en todo el mundo, ahora esa cifra es inferior a 8.000, niveles que no se registraban desde el pasado noviembre.

En algunos países, no obstante, las cifras de fallecimientos están en alza en estos momentos, como Rusia, Colombia o Sudáfrica.

En las últimas semanas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha celebrado el descenso del número global de muertes durante varias semanas consecutivas, pero ha lamentado que siguen siendo “preocupantemente” elevadas en todo el mundo.

La agencia también ha alertado de que a medida que algunos países suavizan las medidas sociales y de salud pública, está habiendo un aumento de la transmisión en todo el mundo. “Más casos significan más hospitalizaciones, lo que pone a prueba al personal sanitario y a los sistemas de salud, y aumenta el riesgo de muerte”, dijo el director general a finales de junio.

El mundo ha superado los 3.000 millones de dosis de vacunas contra el coronavirus administradas, pero con grandes desigualdades en la distribución.

La OMS ha subrayado que mientras los países de altos ingresos han podido vacunar a una gran parte de su población y han comenzado a flexibilizar las medidas, la mayoría de los países de bajos ingresos todavía “no tienen suficientes vacunas para cubrir a sus poblaciones más vulnerables y en riesgo, y mucho menos al resto de sus poblaciones”. La agencia ha alertado de que, como resultado, se está desarrollando una pandemia de dos vías, alimentada por la desigualdad.

“Algunos países con una alta cobertura de vacunación están planeando desplegar vacunas de refuerzo en los próximos meses y están abandonando las medidas sociales de salud pública y relajándose como si la pandemia ya hubiera terminado”, ha dicho este miércoles el jefe de la OMS. “Sin embargo, debido a la rápida evolución de las variantes y a la escandalosa desigualdad en la vacunación, demasiados países de todas las regiones del mundo están experimentando un fuerte aumento de los casos y de las hospitalizaciones. Esto está provocando una aguda escasez de oxígeno y de tratamientos, e impulsando una ola de muertes en partes de África, Asia y América Latina”.