Washington ha presenciado este sábado la manifestación propalestina más multitudinaria de la historia de Estados Unidos. Decenas de miles de personas llegadas de todo el país –300.000, según los organizadores– han marchado por el downtown de la capital durante cuatro horas y se han plantado ante la Casa Blanca para enviar un mensaje claro a Joe Biden: “si no hay alto el fuego, no tendrás nuestros votos” en las elecciones presidenciales, que se celebrarán justo dentro de un año, el 5 de noviembre de 2024.
Las multitudes responsabilizan al mandatario de hacer la vista gorda ante los “crímenes de guerra” que hace casi un mes que se ciernen sobre Gaza, con bombardeos constantes e indiscriminados sobre una de las regiones más densamente pobladas del planeta. Los ataques de Tel Aviv ya han dejado más de 9.400 muertos en Gaza, casi la mitad niños, frente a los 1.400 asesinados por Hamás en Israel.
“Este no es un conflicto entre dos partes iguales, esto es una gran potencia ayudando a otra a masacrar civiles”, lamenta Mohammed, un joven jordano residente en Virginia, que, como tantos árabes, ha viajado a la capital en apoyo a sus hermanos: “Esto no es una guerra, es un genocidio. No nos podemos quedar callados ante el mal”.
Mientras Mohammed protestaba en Washington, el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, se encontraba este sábado pidiendo una “pausa humanitaria” desde la capital de su país, en Amman (Jordania). Después de reunirse con su homólogo jordano, Ayman Safadi, y el egipcio, Sameh Shoukri, el secretario de estado reiteró la posición inmutable de la Administración Biden: “Israel tiene el derecho a defenderse ante los ataques terroristas de Hamás”, aunque debe intentar “reducir al mínimo el número de víctimas civiles”.
Como ya hizo Biden el miércoles, Blinken reclamó ayer una “pausa humanitaria” al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, que rechazó la petición, pues condiciona el cese de las hostilidades a la liberación de los rehenes. En un mes, Washington ha pasado de dar carta blanca al asedio de Gaza a pedir contención a Israel, en parte por el temor de una escalada regional del conflicto, pero también por la creciente oposición social y dentro del Partido Demócrata.
Muchos de los asistentes a la multitudinaria manifestación de este sábado votaron a Biden en 2020. Una decena de personas entrevistadas por ElDiario.es manifiesta sus dudas sobre si acudirán a las urnas en 2024. Lo que tienen claro es que la “pausa humanitaria” que pide el mandatario es papel mojado, insuficiente y hasta “insultante”.
“Solo hay dos opciones: alto el fuego o genocidio. Si tienes un mínimo de humanidad, sabes de qué lado debes estar”, apunta Ian, que ha viajado a Washington en el coche de Mohammed: “Lo que está pasando es inhumano, es una locura. Y encima nos mienten a la cara: nos dicen que Israel es la víctima, cuando en realidad lleva 75 años siendo el agresor”.
“Israel bombardea y Estados Unidos paga”
La manifestación de este sábado en Washington ya está siendo comparada con la que hubo el 21 de octubre de 1967 por el fin a la guerra de Vietnam o la del 26 de octubre de 2002 contra la inminente invasión de Iraq, a las que acudieron más de 100.000 personas. Si bien EEUU no ha disparado ninguna bomba ni ha puesto tropas en suelo gazatí, un sector cada vez más ruidoso de norteamericanos responsabiliza directamente a su país de la masacre.
Israel es el principal receptor de ayuda exterior estadounidense desde la Segunda Guerra Mundial. El monto ya asciende a 160.000 millones de dólares (el 80%, en asistencia militar) y ha ido aumentando progresivamente hasta los 3.800 millones al año que se están transfiriendo en la actualidad. El Congreso, encargado de la dotación presupuestaria, fijó los paquetes de ayuda a Tel Aviv en 2.100 millones entre 1999 y 2008, en 3.000 millones entre 2009 y 2018, y en 3.800 millones entre 2019-2028.
Pero la Administración Biden, así como una amplia mayoría de congresistas y senadores, considera que esta ayuda no es suficiente y ya ha pedido al Congreso que apruebe un paquete adicional para salvaguardar “las necesidades de la seguridad nacional”. El mandatario envió una solicitud “urgente” de 106.000 millones de dólares en asistencia militar a sus dos grandes aliados en guerra, Ucrania (61.400 millones) e Israel (14.300 millones), así como para Taiwán (7.400 millones), para suministrar ayuda humanitaria (9.000 millones) y para reforzar la frontera sur con México (14.000 millones).
De momento, la aprobación de este paquete deberá esperar. Los republicanos, que tienen mayoría en la Cámara de Representantes, quieren desligar la ayuda a Israel de la de Ucrania, y ya aprobaron una ley de gasto independiente para el país hebreo, también de 14.300 millones de dólares. Sin embargo, esta iniciativa ni siquiera va a ser tomada en consideración en el Senado, de mayoría demócrata, que se enroca en el paquete de 106.000 millones solicitado por Biden.
“Biden, no te puedes esconder, has elegido el genocidio”, “tienes sangre en tus manos” o “Israel bombardea y Estados Unidos paga. ¿Cuántos niños mataron hoy?”, son algunos de los cánticos que más se han repetido en la Marcha por una Palestina Libre, a la que han acudido decenas de miles de árabes, judíos, cristianos, agnósticos y ateos. Más de 300 organizaciones de todo el país han apoyado la protesta, incluidos el Movimiento Juvenil Palestino, la Alianza de Musulmanes Estadounidenses o la Organización Nacional de Estudiantes por la Justicia en Palestina.
“No es una cuestión de religión: amamos a los judíos y amamos a los cristianos, pues todos somos humanos. Pero la existencia de Israel en Palestina es totalmente errónea, porque siempre fue la tierra de los palestinos. No importa si eres judío, cristiano o musulmán: esta es la tierra de los palestinos, sean de la religión que sean”, ha apuntado Mohammed.
Crece el apoyo a Palestina y divide al Partido Demócrata
La manifestación en Washington ha sido la más multitudinaria, pero no la única que se ha producido este sábado en EEUU: Nueva York, Nashville, Cincinnati, Las Vegas o San Francisco también se han visto inundadas por banderas palestinas y pancartas pidiendo el alto el fuego. Lo mismo ha ocurrido en ciudades como Londres, París, Berlín, Milán, Barcelona o Daca. Es la muestra de un creciente apoyo internacional a la causa palestina, a la luz de los incesantes bombardeos sobre población civil en Gaza.
En el caso estadounidense, la última encuesta disponible de Quinnipiac muestra que la mitad de los votantes siguen apoyando la respuesta de Israel a las masacres de Hamás, mientras que el 35% se opone y el 15% restante opta por no responder. Dicho apoyo varía según afiliación y grupos de edad, siendo los republicanos (75%) y los mayores de 65 años (59%) los segmentos con porcentajes más altos. Los datos son muy similares en cuanto al envío de asistencia militar adicional, que recibe el rechazo del 65% de los votantes entre 18 y 34 años, pero la aprobación de los demás grupos.
A pesar de que son una minoría, los propalestinos se han hecho oír más durante el último mes, en las calles, en las redes y hasta con una sentada organizada por judíos en el interior del Capitolio. En la sede del poder legislativo, también son minoría los que han elevado la voz para pedir el cese de los bombardeos en Gaza. Hasta el momento, 18 congresistas han firmado la resolución pidiendo un “alto el fuego inmediato” y 14 senadores otra carta pidiendo el “cese de las hostilidades”. Es decir, tan solo 32 del total de 535 legisladores que ocupan la Cámara de Representantes y el Senado.
Este viernes, la demócrata Rashida Tlaib, la única congresista de origen palestino en EEUU, publicó un vídeo en redes sociales con imágenes de la destrucción en Gaza y las protestas en EEUU, que terminó con un mensaje al presidente y candidato de su partido: “Biden apoyó el genocidio del pueblo palestino. Los estadounidenses no vamos a olvidarlo. Biden, apoya un alto el fuego ahora o no cuentes con nosotros en 2024”.
Esta semana, el ala dura republicana en la Cámara Baja impulsó una votación para echarla, bajo la acusación de “antisemita”. Un intento que fracasó, pero que se une a la ola de criminalización en EEUU de todo aquél que defienda el alto el fuego en Gaza. La persecución también se traslada a los centenares de detenidos en las protestas durante el último mes o a los tres periodistas árabes despedidos del canal de televisión MSNBC. Sin embargo, en lugar de acallar sus voces, cada día son más los estadounidenses que cuestionan el papel de su país en la espiral de violencia en la que se ha instalado el conflicto palestino-israelí.