Manifestantes arrestadas, víctimas de desaparición forzada y torturas. Mujeres y niñas detenidas y recluidas por “corrupción moral”. Más matrimonios precoces y forzados. Violación de los derechos a la educación, al trabajo y a la libre circulación. Un sistema de protección y apoyo para quienes huyen de la violencia de género diezmado. Desde que tomaron el poder hace casi un año, los talibanes están sometiendo a una “asfixiante represión” a la población femenina de Afganistán, según denuncia Amnistía Internacional (AI) en un nuevo informe publicado este miércoles.
La ONG recuerda que, a pesar de que se comprometieron públicamente a respetar los derechos de las mujeres tras la toma de Kabul el 15 de agosto de 2021, los talibanes han introducido “políticas de discriminación sistemática”. El informe se basa en una investigación elaborada desde septiembre de 2021 hasta el pasado junio, que incluye entrevistas con 90 mujeres y 11 niñas afganas de entre 14 y 74 años que viven en 20 de las 34 provincias del país.
“Menos de un año después de la toma del poder por los talibanes en Afganistán, sus draconianas políticas han privado a millones de mujeres y niñas de su derecho a una vida segura, libre y plena”, dice en un comunicado Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional. “En su conjunto, estas políticas forman un sistema de represión que discrimina a las mujeres y las niñas en casi todos los aspectos de su vida. Cada detalle diario —sea al ir a la escuela, si trabajan y cómo trabajan, si salen de la casa y cómo salen— está controlado y sometido a grandes restricciones”.
Falta de acceso a la educación y matrimonios forzados
AI denuncia que los talibanes siguen bloqueando la educación para la inmensa mayoría de las alumnas de secundaria. “Estas jóvenes simplemente querían tener un futuro, y ahora no ven ninguno”, dice en uno de los testimonios Fatima, profesora de secundaria de 25 años de la provincia de Nangarhar. En las universidades, la organización señala que el hostigamiento, “así como las restricciones impuestas a la conducta, la vestimenta y las oportunidades de estas, ha creado un entorno peligroso en el que las estudiantes están sistemáticamente en desventaja”. Muchas, recoge el informe, han dejado de ir a clase o han decidido no matricularse.
“[Los] guardias afuera de la universidad nos gritan y dicen: ‘Arreglaos la ropa, el pañuelo (...) ¿Por qué se os ven los pies?’ [El] jefe de nuestro departamento vino a nuestra clase y nos dijo: ‘Tened cuidado: solo podemos protegeros cuando estáis dentro del edificio de la facultad (...) Si los talibanes intentan haceros daño o acosaros, no podremos impedírselo”, dice Asma, que tiene 21 años y estudia en la universidad de Kabul.
La investigación indica que el número de matrimonios precoces y forzados en Afganistán está creciendo, y lo atribuyen, entre las principales causas, a la crisis económica y humanitaria, la falta de perspectivas educativas y profesionales, familias que obligan a mujeres y niñas a casarse con un talibán, y talibanes que las fuerzan a casarse con ellos.
“Voy a matarte y nadie podrá encontrar tu cuerpo”
La organización recalca que los talibanes están sometiendo a detención y reclusión cada vez más a mujeres y niñas “por infracciones menores de sus políticas discriminatorias, como la norma que prohíbe aparecer en público sin un mahram [acompañante varón] o con un hombre que no puede ser considerado mahram”. Las arrestadas, dice AI, suelen ser acusadas del ambiguo “delito” de “corrupción moral”.
Una estudiante universitaria que ha sido detenida este año cuenta en el texto que la amenazaron y golpearon tras ser detenida por cargos relacionados con estas restricciones. “Empezaron a darme descargas eléctricas (...) en el hombro, la cara, el cuello, en todos los sitios que podían (...) Me llamaban prostituta [y] zorra (...) El que tenía la pistola dijo: ‘Voy a matarte y nadie podrá encontrar tu cuerpo”.
Personas que denuncian a la ONG irregularidades de centros de detención talibanes aseguran que las supervivientes de violencia de género, que antes vivían en refugios, o quienes trataban de huir de los malos tratos, son encerradas allí.
“Estas mujeres y niñas son sometidas a régimen de aislamiento, palizas y otras formas de tortura, y obligadas a soportar condiciones inhumanas, como hacinamiento y acceso insuficiente a comida, agua y calefacción en los meses de invierno”, dice AI.
La ONG internacional también pone el foco en las mujeres que reaccionaron y protestaron en defensa de sus derechos en el país. “En respuesta, los talibanes hostigaron a las manifestantes y las sometieron a abusos, detenciones y reclusiones arbitrarias, desapariciones forzadas, y torturas físicas y psicológicas”.
En el informe, una manifestante que estuvo varios días recluida este año, describe el trato que recibió. “[Los guardias talibanes] seguían viniendo a mi habitación y enseñándome fotos de mi familia. Repetían una y otra vez (...) ‘Podemos matarlos, a todos, y tú no podrás hacer nada (...) No llores, no hagas una escena. Después de protestar, deberías haber previsto días como éste”. También cuenta que le pegaron brutalmente: 'Cerraron la puerta. Empezaron a gritarme (...) [Un talibán] dijo: ‘Eres asquerosa (...) Estados Unidos no nos da dinero por vuestra culpa, zorras’ (…) Luego me dio una patada. Fue tan fuerte que me hizo daño en la espalda, y también me pateó la barbilla (...) todavía siento el dolor en la boca. Me duele cada vez que quiero hablar“.
Las detenidas no tenían acceso a comida, agua, ventilación, productos de higiene y atención médica adecuados, según el documento. Para obtener la libertad, las obligaron “a firmar un acuerdo en el que se comprometían a no volver a protestar y a no hablar en público de sus experiencias en detención, ni ellas ni sus familiares”.
La entidad pide a los talibanes que pongan en marcha cambios políticos y medidas de envergadura para respetar los derechos de la población femenina y también reclama a la comunidad internacional que imponga a los talibanes medidas a consecuencia de su conducta “como sanciones selectivas o prohibiciones de viajar” por medio de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, o “emplee otras formas de presión que puedan hacerles rendir cuentas por el trato que infligen a las mujeres y las niñas sin perjudicar a la población afgana”.
“Esta asfixiante represión contra la población femenina de Afganistán aumenta cada día. La comunidad internacional debe exigir urgentemente que los talibanes respeten y protejan los derechos de las mujeres y las niñas”, dice Callamard.