El ministro de Estado de Finanzas, Kenji Kanda, segundo al cargo en la cartera financiera del país, ha dimitido este lunes después de que la prensa nacional revelase que habría cometido evasión fiscal durante aproximadamente una década.
Kanda, formado como contable fiscal público, habría reconocido que entre 2013 y 2022 las autoridades japonesas confiscaron terrenos e inmuebles pertenecientes a una empresa de su propiedad en al menos cuatro ocasiones por el impago de impuestos sobre la renta fija.
Las irregularidades de Kanda fueron reveladas por una revista local y desde la publicación de las informaciones los partidos de la oposición venían pidiendo su renuncia y criticando semejante comportamiento precisamente de un perfil como el suyo, dado que su competencia en el ministerio atañe precisamente a los impuestos.
El ya exviceministro también habría admitido haberse saltado unas conferencias anuales obligatorias para contables fiscales.
El funcionario dijo al respecto durante una sesión parlamentaria la semana pasada que estaba demasiado ocupado con su cargo público y que “las demandas y otros asuntos se dejaron en manos del personal de la oficina contable”, según la agencia de noticias Kyodo.
Es la tercera dimisión en apenas un mes de un alto cargo del Gabinete de Kishida desde su reforma de septiembre, tras la de los viceministros de Justicia y Educación a raíz de verse envueltos en un “affaire” y en una supuesta violación de la ley electoral.
La dimisión de este lunes supone un nuevo revés para el primer ministro Fumio Kishida, objeto actualmente de sus índices de apoyo y popularidad más bajos desde que llegara al cargo en octubre de 2021.
El mandatario japonés habría optado por presionar a Kanda para que abandone el cargo temeroso de que el escándalo salpique las actuales deliberaciones parlamentarias para la aprobación de sus nuevas medidas de estímulo económico, que incluyen exenciones fiscales para paliar el impacto de la inflación, que sigue superando al crecimiento salarial.
Algunos miembros de la oposición habían amenazado con no participar en las deliberaciones si Kishida no reemplazaba a Kanda.
Los medios especulan desde hace meses con la posibilidad de que el jefe del Ejecutivo japonés anuncie un adelanto electoral, usado con frecuencia en el país como herramienta para medir el apoyo a las políticas del Gobierno y legitimarlas, pero la aparente fragilidad del apoyo a Kishida estaría frenando la convocatoria.
Kishida estaría siendo también cauteloso de cara a su reelección como líder del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD) en los comicios internos de septiembre de 2024. En Japón el líder de la formación más votada es quien ostenta el cargo de primer ministro.