Desde el día de las elecciones, Donald Trump y otros miembros del Partido Republicano han presentado una serie de demandas poco sólidas en los estados en disputa que han dado al presidente y a otros republicanos la opción de decir que las elecciones siguen sin resolverse.
Según los expertos jurídicos, sus demandas no tienen fundamento y, aunque prosperasen, no son suficientes para revertir el resultado electoral. Varios jueces ya las han desestimado con el argumento de que el equipo de campaña de Trump no ha aportado ninguna prueba que fundamente la acusación de fraude. Así es como están ahora mismo las principales demandas.
Pensilvania
Uno de los principales gritos de guerra de Trump y sus seguidores es que no les permitieron observar el recuento de votos en Filadelfia, la ciudad abrumadoramente demócrata que ayudó a Biden a llevarse Pensilvania.
No es cierto. El equipo de campaña de Trump obtuvo una orden judicial permitiendo a sus observadores acercarse al proceso de escrutinio, pero no hay ninguna evidencia de que hubieran sido excluidos. Además, Filadelfia retransmitió en directo por Internet y de forma ininterrumpida todo el recuento. Cuando el equipo de Trump acudió al tribunal federal con el argumento de que sus observadores no tenían acceso al recuento, un abogado de la demanda se vio obligado a admitir lo contrario al confirmar que el número de observadores del equipo de Trump en el escrutinio de votos no era cero.
Los republicanos de Pensilvania y el equipo de campaña de Trump aún siguen presionando al Tribunal Supremo de Estados Unidos para que rechace las papeletas de voto por correo que llegaron hasta el día 6 de noviembre aunque fuera con matasellos hasta el día de las elecciones, el 3 de noviembre. La ley de Pensilvania exige que las papeletas lleguen antes del cierre de las urnas, el mismo día de las elecciones, pero el tribunal superior de justicia de Pensilvania (donde los demócratas tienen mayoría) justificó una extensión por la pandemia y por los retrasos en el correo. Hay otros estados de EEUU que permiten el recuento de papeletas llegadas después de la jornada electoral siempre y cuando la fecha del sello sea del día de las elecciones.
Los republicanos llevan intentando que estas papeletas sean rechazadas desde septiembre, cuando el tribunal superior de justicia de Pensilvania extendió tres días el plazo de recepción. La estimación es que el número de papeletas que llega después de las elecciones es relativamente pequeño, por lo que incluso si el Tribunal Supremo decidiera rechazarlas, no sería suficiente para compensar los más de 47.000 votos de ventaja de Biden sobre Trump en ese estado.
Trump y los republicanos también han presentado una serie de demandas para que los tribunales rechacen papeletas por correo en las que los votantes cometieron un error, pero no han tenido éxito en ninguna. Incluso si lo lograran, tampoco sería suficiente para anular los resultados.
En la tarde del lunes, el equipo de campaña de Trump presentó otra demanda en un tribunal federal con una nueva teoría jurídica: la elección de Pensilvania no es legítima porque tenía procesos diferentes para votar por correo y votar en persona. Muchos expertos jurídicos dijeron en seguida que la teoría era una falacia.
Según Stephen Vladeck, profesor de Derecho en la Universidad de Texas, las diferencias entre el voto en persona y el voto por correo se conocían desde hace meses y la demanda llegó “inexcusablemente tarde”. “La teoría central en la que se basa, que existe algún tipo de derecho a que todas las papeletas sean contadas siguiendo el mismo procedimiento, invalidaría efectivamente el voto por correo de Pensilvania, pero también el de todo el país”, dice.
“Una vez más, no ofrecen ninguna prueba de un acto inapropiado o de un fraude en la forma en que Pensilvania contó estas papeletas”, añade. “Es única y claramente un esfuerzo para tirar a la basura votos legales, o como mínimo para enturbiar las aguas tanto como para que Pensilvania no tenga su lista de electores certificada a tiempo”.
Arizona
El equipo de campaña de Trump presentó el sábado una demanda en Arizona que parecía sacada de una desacreditada teoría de la conspiración según la cual no se iban a contar los votos de los ciudadanos que marcasen su papeleta con un bolígrafo de marca Sharpie.
La demanda del equipo de Trump no menciona concretamente los Sharpie, pero contiene alegaciones de votantes que dicen haberse dado cuenta de que la tinta con la que marcaron su voto se había corrido, lo que podría descalificar sus papeletas si el escáner interpretaba que habían votado por más candidatos de lo permitido. Según la demanda, el personal del centro electoral no dio a los votantes la oportunidad de emitir un nuevo voto cuando los escáner notificaron el problema.
El equipo de campaña de Trump presentó la declaración jurada de dos votantes que dijeron que no se les dio la opción de solucionar su voto. Un observador electoral presentó una declaración jurada diciendo que presenció unos 80 casos en los que los votantes recibían información vaga o confusa sobre la posibilidad de que el voto fuera rechazado. También dijo que presenció unos 40 casos en los que el empleado del centro electoral presionó por el votante el botón para depositar la papeleta. En Arizona, la ventaja de Biden sobre Trump es de más de 12.000 votos.
Ninguna de las declaraciones juradas presentó pruebas de que haya habido empleados del centro electoral depositando papeletas sin el consentimiento del votante. Las autoridades del condado de Maricopa negaron la semana pasada que a los votantes se les rechazaran sus papeletas sin darles la oportunidad de solucionar el problema.
Tom Liddy, abogado que representa al condado, escribió la semana pasada al fiscal general de Arizona que “ninguna papeleta fue rechazada en los centros de votación por haber marcado más opciones de las permitidas”. “A los votantes que marcaron más votos de lo permitido, a los que dañaron sus papeletas o hicieron marcas en ellas, si las máquinas de registro no pudieron leerlas tuvieron la oportunidad de 'romper' sus papeletas erróneas y emitir otras nuevas”.
Incluso si un ciudadano hubiera introducido una papeleta con más votos de lo permitido, es poco probable que eso tuviera un efecto significativo en la carrera presidencial. Según Tammy Patrick, extrabajadora electoral del condado de Maricopa y consejera de la ONG Democracy Fund, un voto de más no convierte en nula toda la papeleta, sino la parte con problemas. “Todas las demás elecciones y preguntas de la papeleta siguen siendo válidas”, añadió.
“La única forma en que votar más de lo permitido habría afectado a la carrera presidencial es si un ciudadano hubiera votado tanto por el presidente Trump como por el vicepresidente Biden, o por más de un candidato en liza, y eso es muy raro”.
Un abogado que representa al condado de Maricopa dijo este lunes a un juez que de los 155.860 votos emitidos en persona el día de las elecciones, sólo hubo 180 en los que se marcaron más casillas de las permitidas en la parte de elección del presidente. Es “absurdo” pensar que la totalidad de los 180 casos fueron en efecto considerados como votos en exceso, dijo al periódico Arizona Republic.
Michigan
La campaña de Trump tampoco ha podido aportar ninguna prueba sustancial de irregularidades o fraude en Michigan, otro importante estado en pugna donde Biden sacó una ventaja de más de 148.000 votos.
El equipo de campaña del presidente trató de detener el escrutinio del voto por correo, con el argumento de que habían excluido del proceso a los observadores, pero la semana pasada una jueza desestimó su demanda. El equipo de campaña no especificó “cuándo, dónde o quién” había excluido a esos observadores y “no se proporcionó ningún detalle sobre el motivo de la supuesta exclusión”, escribió la jueza Cynthia Diane Stephens, de un tribunal de Michigan. El equipo de Trump aportó la fotografía de un post-it escrito por un trabajador electoral con el que pretendía demostrar que los trabajadores eran aleccionados para ponerle una fecha anterior a las papeletas. La jueza Stephens se negó a admitir la nota, diciendo que eran rumores. La campaña de Trump ha presentado un recurso de apelación.
En otro caso, un juez rechazó la semana pasada otro intento de detener el recuento de votos: los republicanos decían haber sido excluidos de un proceso de revisión de papeletas que el escáner no pudo leer. El juez se pronunció en contra de detener el escrutinio y dijo que los demandantes argumentaban la posible implicación de cientos o miles de papeletas sin aportar “declaraciones juradas ni pruebas específicas de testigos oculares para fundamentar sus afirmaciones”.
“Es una mera conjetura de los demandantes que cientos o miles de papeletas hayan sido cambiadas y presuntamente falsificadas”, escribió el juez Timothy Kenny, del tercer tribunal del circuito judicial de Michigan. “Sin pruebas que apoyen las acusaciones de fraude electoral, la ciudad de Detroit no puede ser perjudicada”. El lunes presentaron otra demanda con acusaciones similares, pero muchas de las pruebas estaban basadas en rumores, según el periódico Detroit Free Press.
Nevada
Los republicanos de Nevada perdieron la semana pasada una demanda para impedir que el condado de Clark, el más poblado del estado y de orientación demócrata, utilice una máquina que verifica automáticamente la firma en las papeletas. Los republicanos presentaron el caso de Jill Stokke, una mujer de 79 años con ceguera reconocida por ley que alegaba que alguien le había quitado su papeleta y había votado por ella. Según el periódico Nevada Independent, las autoridades electorales dijeron haberse reunido con Stokke, revisado su papeleta y determinado que la firma era en efecto la de ella. Según el periódico le ofrecieron la oportunidad de emitir un nuevo voto firmando una declaración jurada, pero Stokke lo rechazó. De acuerdo con la crónica de The Independent, el juez de distrito Andrew Gordon afirmó que los demandantes tenían “poca o ninguna prueba” de que la máquina no funcionase correctamente.
Los republicanos de Nevada también anunciaron la semana pasada que iban a derivar al Departamento de Justicia una denuncia criminal con el nombre de miles de personas que habían votado después de mudarse del estado. Pero hay muchas razones por las que alguien puede votar en Nevada desde fuera del estado: la mudanza puede ser temporal, pueden estar asistiendo a la universidad o formar parte del ejército. De hecho, tal y como publicó el lunes el periódico The Wall Street Journal, varias de las direcciones en esa lista son de miembros del ejército.
Georgia
En Georgia el equipo de campaña de Trump también perdió en su intento de anular 53 papeletas de voto por correo. Decían que las habían incluido en el recuento aunque habían llegado después del día de las elecciones. Pero el empleado del centro electoral en el que se basaba la demanda no ofreció ninguna prueba de que las papeletas en efecto llegaran tarde. Tras una hora de audiencia la semana pasada, un juez desestimó el caso argumentando que no había pruebas que demostraran que las papeletas se recibieran pasada la fecha límite.
En Georgia, la diferencia entre los votos de Biden y Trump está dentro del 0,5% y por ello habrá un recuento de votos en las próximas semanas. No es raro que el total de votos cambie en los recuentos, pero no se espera que la modificación sea tan grande como para alterar el voto final del estado, donde Biden lidera por más de 14.000 votos.
Traducido por Francisco de Zárate.