El primer ministro de Eslovaquia, el socialdemócrata Robert Fico, ha presentado este jueves al presidente del país, Andrej Kiska, la dimisión de su Ejecutivo tripartito, tal como anunció el miércoles que iba a hacer.
“Mi decisión ha estado motivada por el deseo de evitar el caos y asegurar la estabilidad”, dijo Fico a la cadena TA3 tras entregar su carta de dimisión a Kiska, una decisión desencadenada por la crisis política desatada por el asesinato del periodista de investigación Jan Kuciak a finales de febrero.
El jefe del Estado eslovaco anunció poco antes que encargaba la formación de un nuevo ejecutivo al actual viceprimer ministro socialdemócrata, Peter Pellegrini, tan pronto como Fico presentase la dimisión.
“Estoy convencido de que la decisión de formar un nuevo gobierno es un paso adecuado para la estabilidad porque unas elecciones anticipadas no traen ninguna estabilidad”, dijo Fico.
“No me voy. Quiero ser un activo presidente de partido político”, añadió el líder socialdemócrata, que seguirá haciendo valer su peso a través del consejo de coalición tripartito, integrado por socialdemócratas, nacionalistas y la minoría húngara.
Sobre su actividad futura, Fico dijo que velará para que las prioridades de su partido encuentren eco en las medidas del Gobierno.
La oposición ha criticado la salida política por la que ha optado el presidente. El líder del mayor partido opositor, Libertad y Solidaridad (Sas), el liberal Richard Sulik, criticó a Pellegrini nada más ser nombrado.
“No ha dicho una palabra. Y Fico ha dicho que seguirá. El Gobierno no será nuevo. Fico se va pero su régimen continúa”, declaró Sulik, que ha sido muy crítico con el Ejecutivo saliente por su supuesta incapacidad de combatir la corrupción y los presuntos vínculos del círculos cercanos al Gobierno con el hampa.
Kuciak estaba trabajando en una investigación sobre supuestos vínculos entre el crimen organizado y altas esferas de la política en Eslovaquia cuando fue asesinado junto a su novia, Martina Kusinirova, el pasado 25 de febrero cerca de Bratislava, desatando una ola de protestas e indignación dentro y fuera del país.