España, a la cabeza en contagios y muertes de Europa y a la cola en las medidas contra la segunda ola

Los casos diarios de COVID-19 en Europa ya superan los registrados en los peores momentos de la pandemia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) habla de niveles de transmisión alarmantes. Con el temor de que la propagación llegue a niveles como los de España, que registra la peor incidencia del continente, varios países están endureciendo de nuevo las restricciones, con limitaciones a las reuniones sociales y los horarios comerciales principalmente, para contener el avance del virus.

España lidera, de lejos, los datos de incidencia acumulada en Europa. Con 312 casos detectados por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días, se sitúa muy por encima del resto de países, según las cifras recopiladas por la Universidad Johns Hopkins, que dependen en gran medida del número de pruebas efectuadas, y analizadas por elDiario.es. También supera con creces lo que, en sus informes semanales, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) considera “niveles altos” para esta tasa (60 por cada 100.000).

Los datos de incidencia de nuestro país son cuatro veces mayores que los de Reino Unido. Con 72 infecciones por cada 100.000 habitantes en las dos últimas semanas, el país ha endurecido este martes las restricciones para hacer frente al fuerte incremento de casos. Los pubs, bares y restaurantes en toda Inglaterra tendrán que cerrar a las 10 de la noche a partir de este jueves. Se reduce el aforo de las bodas, los estadios y teatros no abrirán en el plazo previsto (1 de octubre) y el Gobierno pide el teletrabajo para todas las oficinas. Continúa, asimismo, la llamada “regla de seis”, es decir reuniones sociales de un máximo de seis personas.

Los principales asesores del Ejecutivo habían advertido de que si no se tomaban medidas el aumento de contagios sería “exponencial” si seguía el ritmo actual, con 50.000 diarios a mediados de octubre. También alertaron sobre la posibilidad de registrar 200 muertes diarias en noviembre –en España, este martes se han añadido 241 fallecimientos más al balance oficial–. “A no ser que tengamos un progreso claro, debemos asumir que las restricciones que he anunciado seguirán en vigor durante tal vez seis meses. Me temo que -como España y Francia y muchos otros países- hemos llegado a un punto de inflexión peligroso”, ha dicho el primer ministro, Boris Johnson, quien ha insistido en las últimas semanas en que su prioridad es evitar el cierre de colegios, así como un segundo confinamiento nacional, algo que de momento descarta.

El caso checo

Las medidas de Reino Unido son muy similares a las que en estos momentos está sopesando República Checa. Es el país con la segunda mayor incidencia acumulada de Europa, 206 contagios por cada 100.000 habitantes, después de España. Los niveles de infección están disparados desde que se suavizaron las restricciones en verano, con una curva al alza en la que el segundo pico es claramente mayor que el primero, algo que provocó este lunes la dimisión del ministerio de Sanidad. Antes de marcharse, la semana pasada, prohibió los eventos colectivos en espacios interiores de acceso público para más de 10 personas de pie y limitó el horario de los restaurantes.

El nuevo titular de la cartera, epidemiólogo, ha asegurado este martes que habrá nuevas medidas inminentes: el horario de cierre de los bares se adelantará a las 10 de la noche y el número de personas que se pueden congregar en la mayoría de los eventos públicos será limitado. En Praga, las universidades están cerradas desde este lunes. La capital checa está en el nivel rojo, el más alto, en el sistema nacional que marca el riesgo en una zona, con una incidencia de 270 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días, según los datos más recientes del ECDC, del 13 de septiembre. En la Comunidad de Madrid, esta tasa era de 700 entonces.

Después de todo el verano cerrados, las discotecas y los lugares de ocio nocturno, clausurados desde marzo, siguen sin abrir en Francia. El país galo tiene una alta incidencia, la tercera mayor de Europa, pero de momento sigue siendo muy inferior a la de España: 192 infecciones por cada 100.000 habitantes en las últimas dos semanas. Las autoridades francesas están tratando de contener la propagación, que sigue en aumento, ampliando las medidas restrictivas en ciudades y departamentos donde el nivel de incidencia está subiendo y es particularmente elevado. En Niza, por ejemplo, se han prohibido las reuniones de más de 10 personas en playas y parques. En Lyon se permiten los eventos sólo al aire libre y hasta 1.000 personas y se prohíben las reuniones privadas con más de 10 personas y la venta de alcohol a partir de las 8 de la tarde. El departamento del Ródano, donde se ubica Lyon, la incidencia es de 218 casos en los últimos siete días. Hay medidas similares en Burdeos y Marsella.

El Gobierno francés ha reconocido que el virus circula cada vez más en el país y que ha habido un aumento de las hospitalizaciones. Sin embargo, de momento, ha descartado un nuevo confinamiento en todo el territorio y ha anunciado algunas medidas como pruebas aceleradas para casos prioritarios a fin de reducir el tiempo de espera de resultados y restricciones específicas en áreas especialmente afectadas. Hace dos semanas, redujo la cuarentena en casos de contagio o contacto con positivos de COVID-19, de 14 a siete días. El Ejecutivo confía en que la reducción del aislamiento haga que su cumplimiento sea más efectivo, mientras la OMS ha reiterado que su recomendación sigue siendo cuarentenas de dos semanas, por lo que pide que toda disminución tenga el correspondiente respaldo científico.

En Bélgica, con la quinta mayor incidencia de Europa (126 infecciones por cada 100.000, la mitad de la española), se mantiene la medida decretada a finales de julio para contener el repunte, la llamada “burbuja social” de 5 personas –antes, de 15–, es decir, aquellas con las que un hogar tiene contacto estrecho, con las que no siempre es posible mantener distancias, y que deben ser siempre las mismas. Se limitan también los contactos con otras personas respetando la distancia de seguridad, a 10 a la vez. El país tampoco permite la reapertura de discotecas.

En los Países Bajos han entrado en vigor este domingo nuevas restricciones en seis regiones, principalmente en el oeste densamente poblado del país: se ha adelantado el cierre de bares y restaurantes y se limita a 50 personas el aforo.

Alemania también ha optado por reglas a nivel local mientras continúa descartando cierres a nivel nacional. Baviera, uno de los dos Länder más afectados por la pandemia, los municipios o distritos donde se observen repuntes deberán extender el uso de mascarilla y limitar los contactos personales. El consumo y venta de alcohol y bares y restaurantes deberán estar cerrados a las 11 de la noche. En Baviera, la incidencia acumulada de casos en los últimos siete días es muy baja, de 21 por cada 100.000 habitantes. El Instituto Robert Koch, la autoridad sanitaria que hace seguimiento a la evolución de la pandemia en el país, ha mostrado su preocupación por el crecimiento continuado de nuevos contagios en las últimas semanas, Alemania mantiene uno de los niveles de transmisión más bajos de todo el continente: 26 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días. Solo por encima de Lituania (26), Polonia (23), Finlandia (13) y Suecia (11).

La semana pasada, las autoridades de Grecia introdujeron nuevas limitaciones en la región metropolitana de Atenas, donde vive un tercio de la población del país. Las medidas, en vigor desde el lunes, incluyen la suspensión de todos los conciertos y otros eventos culturales y el cierre de los cines, un tope de nueve personas para reuniones públicas y privadas y de 20 personas para bodas, bautizos y funerales, así como el teletrabajo para el 40% del personal de las empresas públicas y privadas y el escalonamiento de las horas de llegada al trabajo para los funcionarios, que pretende reducir la afluencia en los medios de transporte durante las horas punta. Pocos días antes de anunciar las medidas, Ática había notificado 43 positivos por cada 100.000 habitantes en dos semanas, según el ECDC, muy por debajo de la de las regiones españolas. A nivel nacional, Grecia tiene una incidencia acumulada de 38 casos por cada 100.000 ciudadanos.

El pasado 10 de septiembre, Portugal –donde la curva también está en ascenso– anunció que tampoco permitirá los grupos de más de 10 personas y limitará los horarios comerciales, con reglas más estrictas para Lisboa y Oporto. En estos momentos, la incidencia del vecino luso es considerablemente inferior a la española: 85 contagios por cada 100.000 habitantes en las últimas 14 semanas.

El ejemplo de Italia

Aún más bajos son los niveles de transmisión en Italia: 34 casos por cada 100.000 personas. El que fuera el primer epicentro europeo de la pandemia está consiguiendo mantener unos niveles de propagación relativamente estables. El Instituto Superior de Sanidad ha recordado que es necesario que el país siga manteniendo las medidas de prevención y control ya adoptadas para prevenir la expansión de la pandemia y pide a los ciudadanos que estén preparados “para la activación de nuevas intervenciones en caso de un mayor descontrol” de la curva de transmisiones. El Gobierno prorrogó por decreto hasta octubre las medidas mínimas para contener la difusión y mantiene el cierre de las discotecas. Tampoco se autoriza la asistencia a grandes eventos.

Uno de los mejores indicadores de Italia es su baja tasa de pruebas que resultan positivas. A 13 de septiembre, según los datos de la web especializada en datos Our World in Data, es del 3%. Dinamarca, Alemania, Suecia, Serbia Noruega o Reino Unido tienen tasas del 1%. La lista la encabeza España, con una proporción de pruebas positivas del 12%, seguida de Ucrania (11%), República Checa (8%) y Rumanía. Una tasa de positividad alta puede indicar que solo se detecta una fracción del grueso real de contagios. Según la OMS, para considerar que la epidemia está bajo control, esta tasa tiene que ser inferior al 5%.

Más muertes en España

Después de Rusia, España es el país europeo que más fallecimientos de pacientes de COVID-19 ha contabilizado en las últimas dos semanas, un total de 1.147. Si se observa el dato de nuevas muertes por millón de personas en estos 14 días, nuestro país también se encuentra en estos momentos entre los que más han registrado, 24,5, en quinto lugar. Por encima están Macedonia del Norte, Moldavia, Bosnia y Herzegovina y Rumania. A la cola, territorios como Estonia, Eslovaquia, Lituania, Noruega y también Alemania, con menos de un fallecimiento por cada millón de habitantes. En Italia, son casi 2,8. En Reino Unido, 3,4. En República Checa son 7,9 y en Francia 9,2.

La oficina regional de la OMS en Europa, que agrupa a 53 Estados miembros, ha alertado de que la situación epidemiológica es “muy seria” en el continente, con aumentos de más del 10% de los contagios en más de la mitad de los territorios la semana pasada.

“En primavera y a principios de verano pudimos ver el impacto de las estrictas medidas de confinamiento. Nuestros esfuerzos, nuestros sacrificios, dieron sus frutos. En junio, los casos alcanzaron un mínimo histórico. Los números de casos de septiembre, sin embargo, deberían servir como una llamada de atención para todos nosotros”, insistió el director regional, Hans Kluge. Estos números, indicó, reflejan pruebas más exhaustivas, pero también muestran tasas de transmisión “alarmantes” en todo el continente. Según la OMS, aunque se han incrementado los grupos en los grupos de edad más avanzada (50-64 y 65-79 años), en la primera semana de septiembre, la mayor proporción seguía siendo entre las personas de 25-49 años.

Como ha explicado el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades, el incremento de casos en los países de la UE se debe al aumento de las pruebas pero también está relacionado con la relajación del distanciamiento físico y otras medidas preventivas.

“A medida que las escuelas vuelven a abrir y se realizan más actividades en el interior, el aumento de casos es un recordatorio de que la pandemia no ha terminado”, dijo la agencia en su último informe semanal, en el que recomienda que se intensifiquen los esfuerzos en las pruebas. “Junto con el rastreo rápido de contactos, las pruebas a gran escala son la clave para controlar la transmisión dentro de una población, seguidas del aislamiento y tratamiento de los casos identificados y la cuarentena de los contactos”, señala. Además, recuerda que con la llegada de la temporada de gripe, la preparación de los sistemas sanitarios en Europa “es vital”. “Esto incluye servicios esenciales, instalaciones de atención primaria y hospitales que garantizan planes de capacidad de aumento adecuados en caso de una gran demanda para la atención de pacientes con dificultad respiratoria”.

La OMS, por su parte, ha pedido a los países que usen su experiencia en la lucha contra el virus para poner en marcha las medidas que se sabe que “funcionan”. “Sabemos que necesitamos capacidad en los hospitales y unidades de cuidados intensivos, equipos de protección personal, pero también una mayor presencia de la atención primaria y comunitaria. Sabemos que necesitamos proteger a nuestros trabajadores sanitarios y otros trabajadores de primera línea que mantienen la sociedad funcionando y a los mayores en las residencias”, zanjó el pasado jueves.