Funcionarios del servicio de inteligencia de Estados Unidos cuestionan la explicación oficial del Gobierno ruso sobre el accidente en el que murieron siete personas el pasado jueves. La versión del Kremlin defiende que la letal explosión tuvo lugar durante una prueba de misiles en la instalación de Nionoksa, cerca del Mar Blanco.
Sin embargo, el secretismo con en el que Rusia ha tratado lo ocurrido ha levantado sospechas en Estados Unidos, según ha contado The New York Times. Fuentes de la Administración de Donald Trump no creen que el incidente haya sido consecuencia de un test de misiles convencionales, y barajan que la explosión fuera consecuencia de una prueba fallida con un nuevo y ambicioso misil que se propulsa con un pequeño reactor nuclear.
El domingo, tres días después de lo ocurrido, la empresa estatal nuclear, Rosamtom, confirmó en un comunicado las muertes: “Resultado del accidente en un campo de pruebas militares en la región de Arjánguelsk, que tiene que ver con un fallo en un motor a reacción de combustible líquido, cinco empleados de Rosatom han muerto”. “Son héroes de la patria”, no tardó en afirmar sobre los científicos fallecidos Vladimir Ksotyukov, director de uno de los centros nuclear que administra Rosatom. Agregó que recibirán una condecoración estatal, pero no especificó cual.
La versión oficial con la que el ministerio de Defensa respondió a la explosión alegaba que había tenido lugar durante una prueba de “un sistema de propulsión a base de combustible líquido” y agregaba que “los niveles de radiación son normales”. Sin embargo, las autoridades de la cercana ciudad de Severodvinsk registraron un incremento de 20 veces el nivel de radiación permitido, según un comunicado que ya no aparece en línea. En las farmacias de los alrededores se agotó el yodo, la sustancia que protege la glándula tiroides de la radiación.
Sin embargo, científicos estadounidenses y fuentes del Gobierno dudan del relato oficial. “Cuando explotan los motores de misiles de combustible líquido no emiten radiación. Sabemos que los rusos están trabajando en algún tipo de propulsión nuclear para un misil de crucero”, ha explicado Ankit Panda, investigador de la Federación de Científicos Americanos, a Reuters.
Una fuente dentro Gobierno de Trump, que ha hablado con Reuters bajo condición de anonimato, también ha descartado la versión divulgada por Moscú: “Esto nos recuerda a una serie de incidentes que se remontan a Chernobyl y que cuestionan que el Kremlin priorice el bienestar del pueblo ruso por encima de mantener su poder”.
Las autoridades estadounidenses creen que se trata del misil de crucero ruso 9M730 Buresvestnik, que la OTAN han rebautizado el SSC-X-9 Skyfall. Putin lo dio a conocer en el discurso anual frente la Asamblea Federal de Rusia en marzo de 2018 y lo describió como “invencible contra todos los sistemas existentes y futuros de defensa antimisiles y de defensa contra ofensivas aéreas”.
El Skyfall se trata de un misil de crucero con “rango ilimitado” propulsado por un pequeño reactor nuclear, capaz de trazar una ruta impredecible a baja altitud. De funcionar correctamente, el misil sería capaz de evadir el sistema actual de defensa antimisiles estadounidense, diseñado para interceptar ojivas de misiles balísticos intercontinentales que se siguen un trayecto predecible.
Se desconoce el nivel de éxito que ha tenido el proyecto de Putin. Hace un año el ministro de Defensa publicó un vídeo editado para dar la impresión de que el misil Skyfall ya estaba funcionando. No obstante, el accidente del jueves pasado ha revelado que los científicos rusos podrían estar teniendo dificultades para lograr sus objetivos.
El investigador Jeffrey Lewis, del Instituto Middlebury, consideró que el accidente “podría estar relacionado con las pruebas de un crucero misil de crucero propulsado por un reactor nuclear”, según imágenes satelitales publicadas. “Creemos que están teniendo problemas para encender el reactor”, explicó Lewis. Agregó que las imágenes de YouTube no bastan como evidencia.
El accidente tiene lugar en un pico de tensión por la carrera nuclear entre Rusia y Estados Unidos. Trump retiró a su país del Tratado INF (Tratado de Fuerzas Nucleares de Mediano Rango) en octubre de 2018, alegando que Rusia incumplía su parte. La decisión que se ha hecho efectiva este mes de agosto. El fracaso del acuerdo bilateral pone en peligro la renovación del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (New START, en inglés), en el que ambas potencias se comprometen a reducir su arsenal atómico dos tercios.
Para el líder ruso, cuya población empieza a mostrar descontento con su largo mandato, el armamento nuclear forma parte de su campaña para restaurar el papel de Rusia como potencia mundial. Mientras tanto, Trump utiliza el comportamiento de Rusia —y China— para justificar un aumento en el presupuesto para armas nucleares.
“Siempre he creído que este intento de desarrollar un misil de crucero de propulsión nuclear con alcance ilimitado es una locura”, aseveró el científico consultado Panda. “No está claro si alguien de la burocracia industrial de defensa rusa pudo convencer a un liderazgo menos informado de que esto sea una buena idea. Estados Unidos lo intentó, descubrió rápidamente las limitaciones y los riesgos, y lo abandonó por buenas razones”, sentenció.