¿Qué ha pasado?
La empresa responsable del Nord Stream 2 detectó este lunes una abrupta bajada de la presión en el gasoducto. Horas después, la operadora del Nord Stream 1 también alertó de la pérdida de presión. En medio de la confusión, la Autoridad Energética Danesa publicó entonces que la causa era probablemente una fuga cerca de sus aguas. El martes, la Autoridad Marítima Sueca señaló que había dos fugas en aguas danesas y suecas. Pronto pasaron a ser tres y este jueves se ha informado sobre una cuarta fuga en el mismo sector. Los daños están dentro de la zona económica exclusiva de estos países, pero fuera de sus aguas territoriales.
Nord Stream es un conjunto de dos gasoductos que conectan directamente las ciudades rusas de Vyborg y Ust-Luga con Alemania. Con una longitud de 1.224 kilómetros, juntos tienen una capacidad de transportar 110.000 millones de metros cúbicos de gas al año (toda la UE consume alrededor de 397.000 millones de metros cúbicos de gas).
El Gobierno alemán cree que las fugas detectadas en los gasoductos van a dejar inutilizada para siempre esa infraestructura de conexión energética entre Rusia y Alemania, según publicó el medio Tagesspiegel citando fuentes del Gobierno. La razón principal es que grandes cantidades de agua marina entrarán en los gasoductos y los dañará por dentro.
¿Es un sabotaje?
Todo indica que sí. Cada tubería de acero tiene unos cuatro centímetros de grosor y está recubierta por 11 centímetros de hormigón que hacen que cada metro pese unas dos toneladas. Es poco probable que se den cuatro fugas al mismo tiempo.
Además, los sismólogos han detectado varios picos importantes de actividad en el fondo marino que no se corresponden con fenómenos naturales. Bjorn Lund, sismólogo de la Red Sísimica Nacional de Suecia en la Universidad de Uppsala, ha señalado que la información recogida por él y sus colegas muestra que las explosiones ocurrieron en el agua y no en las rocas bajo el fondo marino. Según declaró Lund a la televisión sueca, se necesitan al menos 100 kilos de explosivos para provocar tales explosiones.
Todos los países que se han pronunciado apuntan al sabotaje, desde EEUU hasta Rusia. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, no ha apuntado a posibles responsables, pero ha sido claro: “El sabotaje de los gasoductos es muy preocupante. La OTAN se compromete a disuadir y defender contra los ataques híbridos”. Por su parte, el alto representante de la UE, Josep Borrell, ha señalado que “estos incidentes no son casualidad y afectan a todos”. “Toda la información disponible indica que las fugas son resultado de un acto deliberado”.
Por último, el portavoz del presidente Putin, Dmitri Peskov, ha solicitado una investigación internacional. “La magnitud de las destrucciones muestran que en realidad hubo algún tipo de acción. Naturalmente es difícil imaginar que un atentado terrorista como este pudiera llevarse a cabo sin la implicación de algún Estado”, ha dicho. Rusia asegura que ha presentado el caso en el Consejo de Seguridad para celebrar una discusión urgente.
¿Quién es el responsable?
Por el momento, tanto EEUU, como la UE y la OTAN han evitado acusar directa y oficialmente a Rusia. Algunos Estados miembros sí que apuntan a Moscú, como España. La ministra para la Transición Ecológica y vicepresidenta tercera del Gobierno, Teresa Ribera, ha señalado que el incidente es una “señal clara de cómo Putin juega a la provocación permanente”.
El presidente Putin ha acusado a los países anglosajones del sabotaje. “Han empezado a destruir la infraestructura energética paneuropea. Está claro quién se beneficia de esto. El que se beneficia es el que lo ha hecho”, ha dicho. EEUU niega las acusaciones: “La idea de que EEUU está involucrado en el aparente sabotaje no es más que desinformación rusa”, ha señalado Ned Price, portavoz del departamento de Estado.
“Las explosiones se hicieron hábilmente fuera de las aguas territoriales danesas y suecas y en objetos de propiedad rusa, por lo que Rusia ha ampliado la guerra sin golpear realmente a otros países, asustando a Occidente”, dice a elDiario.es Anders Aslund, economista sueco que ha ejercido como asesor económico del Gobierno ruso (1991-1994) y ucraniano (1994-1997). “Parece que Putin quiere asustar a Occidente con movilizaciones, referendos, explosiones, boicot al gas y amenazas nucleares para que intenten obligar a los ucranianos a negociar con el diablo, pero eso no tendrá éxito. Putin va a fracasar y está en una posición de debilidad al borde de la desesperación, pero sigue actuando de manera racional”.
Los Nord Stream 1 y 2 están fuera de servicio y no se volverían a utilizar. Por lo tanto, no sería una pérdida para Rusia hacerlos explotar. Por el contrario, Rusia podría alegar ahora fuerza mayor para no entregar el gas contratado y podría reclamar la restitución del seguro, a menos que se revele que las explosiones fueron instigadas por Rusia“, dice Aslund.
El exdirector de la inteligencia alemana, Gerhard Schindler, ha asegurado que “solo Rusia” puede estar detrás del ataque. “Es la que más gana con este acto de sabotaje. La interrupción del suministro de gas puede justificarse ahora simplemente señalando los gasoductos defectuosos, sin tener que referirse a supuestos problemas de turbinas u otros argumentos poco convincentes para romper los contratos de suministro”.
Gonzalo Escribano, director del programa de Energía y Cambio Climático del Real Instituto Elcano, explica a elDiario.es que las acusaciones que apuntan a EEUU como posible autor y principal beneficiado del incidente “no tienen ningún sentido”. “EEUU ya está vendiendo a Europa todo el gas que puede y si pudiera vender más, lo haría. De momento no tiene ningún interés. Ya nos venderá más cuando aumente su capacidad”, dice.
El experto en energía Javier Blas, autor del libro ‘El mundo está en venta’, señala en una columna en Bloomberg que el “claro beneficiario de cerrar los gasoductos Nord Stream es el presidente ruso”. “La lección es clara: la guerra energética continúa, el invierno va a empezar y Putin seguirá jugando sucio”, añade tras calificar las teorías que apuntan a EEUU como una “conspiración sin sentido”. Blas se refiere en concreto a un vídeo de principios de año en el que Biden promete que si Rusia invadía Ucrania, el Nord Stream II acabaría. Pero Alemania ya lo había paralizado. EEUU se mostró contrario al proyecto desde su inicio.
Como el incidente se ha dado en aguas internacionales, Suecia y Dinamarca no lo consideran un ataque contra su territorio.
¿Qué impacto tiene?
Los expertos consultados señalan que los daños en los gasoductos no tienen impacto en el suministro energético inmediato a Europa. El Nord Stream 2, terminado en septiembre de 2021, nunca ha llegado a entrar en funcionamiento porque el Gobierno alemán suspendió su certificación cuando Putin reconoció la independencia de los territorios del Donbás controlados por fuerzas prorrusas y justo dos días antes del inicio de la invasión.
El Nord Stream 1, por su parte, dejó de funcionar el pasado 2 de septiembre, cuando Rusia cortó el suministro por supuestas razones técnicas. En junio ya había reducido el flujo al 40% y en julio al 20% apuntando a las sanciones de Occidente como la causa de los errores técnicos en la infraestructura. Sin embargo, ambos gasoductos sí que estaban cargados de gas, lo que ha generado que la fuga sea visible en la superficie.
“Al no poder atribuir la autoría al 100% es muy difícil. Entramos en un peligroso terreno de guerra híbrida energética en el que esperar de todo. Es una escalada y un mensaje al exterior en el que Rusia está dispuesto a destruir su propia infraestructura por la que ha luchado tanto tiempo”, dice Escribano, que atribuye la autoría del sabotaje a Rusia. “Esperemos que sea el punto más alto de la escalada, pero el problema es que cuando alguien empieza a subir una escalera, tiene tendencia a llegar hasta el final”, añade el experto, que explica que la tensión de precios sobre el gas durará varios años..
Aslund señala que “el máximo de exportaciones anuales de gas ruso a Europa ha sido de 150.000 millones de metros cúbicos y los gasoductos [a Europa] tienen la siguiente capacidad: el que pasa por Ucrania, 120.000-160.000 millones, los Nord Stream, 110.000 millones; el polaco-bielorruso 33.000 millones y el Turkstream, 31.5000 millones. Gazprom tiene el doble de capacidad de la que necesita”. “Probablemente deje de usar el gasoducto ucraniano en octubre y mantenga solo el Turkstream para los países amigables en el sureste”, añade.
También cabe destacar el daño medioambiental. Se calcula que los gasoductos tenían en su interior entre 150 y 500 millones de metros cúbicos de gas. Kristoffer Böttzauw, director de la Agencia de Energía Danesa, señaló el miércoles –antes de que se publicase la cuarta fuga– que el incidente puede equivaler a la emisión de 14 millones de toneladas de CO2, lo que representa el 32% de las emisiones anuales de Dinamarca. La Agencia Medioambiental alemana, sin embargo, calcula que el impacto será de 7,5 millones de toneladas de CO2.