Los socialistas se abren a apoyar al candidato de Giorgia Meloni para la vicepresidencia de la Comisión Europea, Raffaele Fitto, a cambio de desbloquear el nombramiento del Teresa Ribera, que el Partido Popular Europeo tenía bloqueado por la negativa de socialistas y liberales a aupar a la extrema derecha a la cúpula del gobierno comunitario. “La UE no puede sumirse en la inestabilidad con vetos cruzados de mirada corta. Para proteger a Europa, por responsabilidad, es imprescindible una Comisión en marcha, que no dependa de las maniobras de Trump y de la ultraderecha”, señalan fuentes gubernamentales.
La gran pugna contra el PP europeo la había encabezado la socialista española, Iratxe García, como jefa del grupo de los socialistas y demócratas en la Eurocámara. La semana pasada la cúpula del S&D reiteraba que no se podía situar en el mismo nivel a Ribera y a Fitto puesto que la primera es una candidata de la coalición que opera en la UE -populares, socialistas y liberales- mientras que el italiano pertenece a la familia política de los Reformistas y Conservadores (ECR), que está fuera de esa 'mayoría Von der Leyen'. De hecho, ni Meloni ni los Fratelli d'Italia apoyaron a la alemana en su reelección, pero el PPE les mantiene la mano tendida.
“La decisión que hay que tomar no es 'si Ribera o si Fitto': la decisión estratégica es alcanzar un consenso que proteja a Europa en un escenario internacional especialmente peligroso”, señalan ahora desde el Gobierno de Pedro Sánchez. “Lo relevante es qué hace la UE frente a una nueva administración Trump que amenaza con aranceles a productos UE, guerra comercial con China, que desafía el orden multilateral y a NU, que mantiene una actitud de provocación, con un secretario de Estado de Energía abiertamente negacionista y procedente del petróleo, y el recrudecimiento de las hostilidades en Ucrania”, agregan esas fuentes.
La conclusión es que los socialistas priorizan la responsabilidad institucional de que la Comisión Europea esté en marcha a cambio de levantar su veto a Fitto. Y, de paso, se garantizan el apoyo a Ribera que, a su juicio, nunca debió estar en cuestión.
El gran escollo en el proceso de elección de la nueva Comisión Europea siempre fue el italiano Fitto después de que socialistas y liberales mostraran su rechazo rotundo a hacerle vicepresidente bajo el argumento de que los Conservadores y Reformistas (ECR) no forman parte de la coalición europea que sustenta a Ursula von der Leyen. Sin embargo, el PP europeo que pilota el alemán Manfred Weber les ponía como condición que esos dos grupos avalen al candidato de Meloni y usó la candidatura de Ribera como moneda de cambio.
Ha sido Alberto Núñez Feijóo el que primero ha dado por hecho la cesión de los socialistas. “Ahora la oferta del PSOE en Europa es pactar con lo que llaman la ultraderecha europea”, ha asegurado el líder del PP en un discurso. Desde Génova llevaban desde primera hora de la mañana apuntando en esa dirección tras haberse anotado el tanto la semana pasada de haber dilatado todo el proceso de elección de los vicepresidentes del gobierno comunitario una semana.
El pulso de Weber
Por el momento, las evaluaciones de los seis vicepresidentes y del comisario húngaro, Oliver Varhely, permanecen suspendidas hasta que haya un acuerdo entre las tres principales familias políticas. El PP de Feijóo maniobró en Bruselas para conseguir la dilación del proceso y que Ribera no saliera elegida la semana pasada, como estaba previsto. Y con esa jugada, se retrasaron todas las evaluaciones. Lo que dijo el PP europeo, asumiendo hasta cierto punto el relato de Génova, es que Ribera debería rendir cuentas antes en el Congreso. Su comparecencia está prevista para el miércoles 20.
A partir de ahí la tensión ha sido máxima y la 'mayoría Von der Leyen' está amenazada. Desde luego, la confianza entre populares, socialistas y liberales está completamente rota incluso si finalmente hay un acuerdo que permita que la nueva Comisión Europea eche a andar.
Weber ha echado un pulso a los socialdemócratas y, de paso, a la propia Von der Leyen, de su familia política, a la que ha enviado el recado que el Parlamento Europeo tiene poder sobre su mandato en el que el PPE tiene mayoría con las fuerzas de la ultraderecha a las que ha levantado el cordón sanitario, a pesar del rechazo que dirigentes de la derecha tradicional, entre ellos Von der Leyen. No obstante, la presidenta no mete en ese saco a Meloni, con la que ha tenido el gesto de hacer a su candidato vicepresidente, a pesar de que ni en el Consejo Europeo ni luego en la Eurocámara los Fratelli d'Italia secundaron su candidatura.
Feijóo no sabe si sus colegas europeos apoyarán a Ribera
Lo que sostienen en Génova es que los socialdemócratas han cedido y apoyarán a Fitto a cambio de que sus colegas europeos le den el visto bueno a Ribera. “La ultraderecha no es tan ultra si con ellos se blinda a Ribera”, critica el PP de Feijóo que abre la puerta así a que la vicepresidenta logre el aprobado de la Eurocámara en contra de su criterio. De hecho, los populares españoles aún confían en que las comisiones parlamentarias a las que corresponde examinar a Ribera suspendan su nominación al celebrarse a puerta cerrada y ser secreto el voto.
Frente al rechazo del PP español, que quiere que Sánchez nomine a otra persona para el futuro ejecutivo comunitario, los populares europeos rebajaron las exigencias a Ribera al condicionar su evaluación a que fuera al Congreso, algo que sucederá el miércoles, y a que se comprometa a dimitir si es procesada -algunas fuentes hablan de si es condenada- por la gestión de la DANA. La socialista se acoge al código de conducta de la Comisión Europea, que sólo contempla la exigencia de dimisión si lo solicita la presidenta.
Aún hay margen para que un hipotético acuerdo permita votar al conjunto de la Comisión Europea la próxima semana en Estrasburgo. Como requisito previo, se debe evaluar primero a los vicepresidentes, que superen el trámite (por mayoría de dos tercios de los coordinadores de las correspondientes comisiones parlamentarias o por mayoría simple del conjunto de los eurodiputados que la integran si no sale a la primera) y finalmente que se valide a todo el gobierno comunitario en el pleno de la Eurocámara.