La guerra de desgaste del PP contra Ribera amenaza la 'mayoría Von der Leyen'

Irene Castro

Corresponsal en Bruselas —
13 de noviembre de 2024 11:20 h

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En el Parlamento Europeo hay dos guerras abiertas con un resultado impredecible. Ni los soldados ni muchos de los generales de los grupos implicados saben siquiera cómo van a acabar. Por un lado, el Partido Popular Europeo, alineado con el de Alberto Núñez Feijóo, en una batalla de desgaste contra la aspirante española, Teresa Ribera, a quien Ursula von der Leyen, la presidenta de la familia conservadora, situó en la jugosa cartera de Competencia y Transición Justa y Limpia. Por otro lado, los socialistas mantienen el 'no' a aupar a otra vicepresidencia al candidato de la ultraderechista Giorgia Meloni, Raffaele Fitto, y consideran que su nominación para la cúpula de la nueva Comisión Europea supone vulnerar el pacto de PPE, S&D y liberales (Renew) que confirmó el segundo mandato de la alemana.

Todos los escenarios están abiertos tras una intensa jornada de alta tensión en la que se examinaron los candidatos a vicepresidentes y la amenaza de que todo salte por los aires está sobre la mesa. De hecho, Von der Leyen se ha visto obligada a poner orden y se ha reunido con los portavoces de los grupos que sustentan su mandato, aunque el encuentro ha finalizado sin un acuerdo.

El PP de Feijóo desplegó el martes toda la artillería e incluso desplazó a Bruselas a un batallón con motivo del examen de la socialista Teresa Ribera, que se convirtió en la audiencia más tensa de las 26 que se han celebrado en las últimas dos semanas. En el Parlamento Europeo están acostumbrados a la politización española de los debates, pero el interrogatorio a Ribera superó los límites. Los populares españoles sembraron dudas sobre la aspirante española e incluso sugirieron que puede acabar imputada por la gestión de la DANA en la que han fallecido más de 200 personas.

El PP español, de celebración

Los populares españoles celebraron en un ambiente festivo su victoria de ese día: conseguir que la evaluación de Teresa Ribera se retrasara. “Iba a salir ungida hoy y no va a ser así”, afirmaban fuentes del PP español. Que Feijóo logró aplazar esa decisión es una verdad a medias. La jornada anterior los tres portavoces de la 'mayoría Von der Leyen' acordaron que las evaluaciones de los vicepresidentes –y del comisario ultraderechista húngaro, que es el único que no ha conseguido el aprobado– se realizara en bloque. De esa manera se evitaba tomar como 'rehenes' a los candidatos que se examinaban al final de la jornada (en virtud de un acuerdo del PPE con las fuerzas de la extrema derecha).

Los socialistas consideran que el PPE les traicionó la mañana siguiente, cuando el PPE dijo que ese retraso sería hasta la próxima semana y lo atribuyó a la necesidad de que Ribera rinda cuentas primero en el Congreso (algo que hará a petición propia el próximo 20 de noviembre). “Esperamos que Teresa Ribera responda a todas las preguntas abiertas sobre sus responsabilidades como ministra ante el Parlamento español antes de buscar nuevas responsabilidades en Europa. No podemos darnos el lujo de cargar a la nueva comisión con responsabilidades legales y políticas que surjan del cargo ejecutivo anterior de cualquier nuevo comisionado”, declaró el líder del PPE, Manfred Weber, tras el interrogatorio a Ribera siguiendo al dedillo el argumentario de Génova.

Esa posición causó estupor en el grupo socialista, que aún considera que el acuerdo alcanzado en la noche del lunes se limitaba a realizar todas las evaluaciones al mismo tiempo, no a retrasarlas hasta la próxima semana. Y el enfado que tienen en el grupo que lidera Iratxe García es mayúsculo. Y el mensaje que envían es nítido: sin Ribera y con Fitto como vicepresidente no votarán a favor del conjunto del Colegio de Comisarios en el pleno previsto la última semana de noviembre. Lo que defienden en el PPE es que el S&D tiene que aceptar a Fitto y al comisario húngaro para que ellos den su plácet a Ribera.

“Hoy está en juego la votación sobre el próximo Colegio de Comisarios”, afirma el S&D en un comunicado tras la reunión del grupo que han mantenido: “La dirección del PPE ha roto el acuerdo político de las fuerzas democráticas proeuropeas en el Parlamento Europeo en aras de una agenda destructiva del Partido Popular español que ataca a la vicepresidenta ejecutiva designada Teresa Ribera. El Partido Popular español intenta convertir a Teresa Ribera en el chivo expiatorio de su fracaso a la hora de gestionar las inundaciones más catastróficas de la historia reciente de Europa, con más de 200 víctimas mortales, y ha tomado como rehén al PPE, llevando a toda la Unión Europea al borde del abismo de la forma más irresponsable”.

La portavoz liberal, Valérie Hayer, ha apelado a la “responsabilidad” de sus socios del PPE y S&D y les ha reclamado que se sienten en la mesa para evitar un “colapso político”: “Denunciamos y lamentamos que el fondo sea tomado como rehén por juegos e intereses políticos, socavando el trabajo constructivo”.

Fracaso del PP en la prensa internacional

El PPE también sugirió durante el examen de Ribera que no la encontraba “idónea” para la vicepresidencia de Competencia y Transición Justa y Limpia. ¿Llegarán los populares a tumbar la pieza clave para los socialistas? Esa pregunta no la contestan tampoco en el PP de Feijóo, que ha dejado claro, desde luego, que ese es su objetivo último.

Por el momento, se conformaban con el retraso en la nominación y con la lectura que se haría en la prensa internacional de su jugada. “Mañana todos los periódicos de Europa hablarán del bloqueo de cinco vicepresidentes por Ribera. Toda Europa conocerá el 'caso Ribera'”, señalaban fuentes de la órbita de Feijóo.

Sin embargo, el asunto ha pasado bastante desapercibido en la prensa de la burbuja europea, que atribuye a las cuitas de la política nacional la tensión en el interrogatorio de Ribera. Político, por ejemplo, habla de un “espectáculo de mierda” en el que los eurodiputados del Partido Popular Europeo español “han intentado culpar a Ribera por el desastre en un intento de desviar la atención del presidente regional de centroderecha Carlos Mazón, quien está bajo presión para que renuncie por su manejo fallido de la crisis”. “Según la ley española, las autoridades regionales son responsables de la gestión de emergencias, pero los eurodiputados de centroderecha se unieron a los miembros del grupo de extrema derecha Patriotas [el grupo del que forma parte Vox] para tratar de atribuir la responsabilidad de la tragedia a Ribera. Sus repetidas menciones del asunto exasperaron a los legisladores de otros países que estaban ansiosos por discutir temas relevantes para la cartera del comisario designado”, recoge esa crónica.

Pero la estrategia del PP de Feijóo es, desde su perspectiva, un 'win-win'. Si logran suspender a Ribera, será un éxito porque es lo que pretendían desde el primer momento. No obstante, supondría asestar un golpe a la 'mayoría Von der Leyen' y la alemana tendría complicado sacar adelante su Colegio de Comisarios, y de lograrlo, en función de la posición de los liberales, sería con votos procedentes de la extrema derecha. En el caso de que no llegue la sangre al río y que Von der Leyen logre reconducir la situación, el PP ya ha logrado sembrar dudas sobre la gestión de Ribera en un intento de debilitarla.