Los atentados de París están teniendo impacto sobre la forma en la que Francia y Bélgica se enfrentan al terrorismo. Los gobiernos de ambos países han propuesto reformas legislativas que refuerzan la capacidad de los cuerpos de seguridad para responder a las amenaza, a costa de restringir las libertades civiles.
La Asamblea Nacional francesa debate este jueves modificar la ley que regula el estado de emergencia para endurecerlo. El Gobierno ha presentado un proyecto que prevé facilitar los arrestos domiciliarios sin orden judicial de cualquier persona que pueda suponer una amenaza para la seguridad y el orden público. También endurece fuertemente las sanciones por incumplir las medidas del estado de emergencia: las máximas sanciones pasan de dos meses a tres años de prisión y de 3.750 a 45.000 euros de multa.
La reforma también incluye la posibilidad de disolver las asociaciones “o agrupaciones de hecho” que participen, faciliten o inciten a cometer actos que atenten gravemente contra el orden público. Además, se podrá prohibir a ciudadanos bajo arresto domiciliario que se pongan en contacto con determinadas personas. Por otro lado, será más difícil reclamar algunas decisiones amparadas en el estado de emergencia.
En Bélgica, cárcel automática para los que se relacionen con el ISIS
El Gobierno belga también ha planteado duras medidas para responder al terrorismo. Frente a las acusaciones de tibieza, ha propuesto encarcelar de manera directa a todos los combatientes que regresen del extranjero, informa Pablo García. El primer ministro, Charles Michel, ha propuesto al Parlamento federal un plan de 18 puntos contra el yihadismo y contra el ISIS cargado de medidas represivas cuyos detalles aún están por desvelarse.
Las medidas llegan en medio de un torbellino de críticas por la laxitud de Bélgica contra el islamismo radical, que ha campado a sus anchas en comunas como la paupérrima Molenbeek antes de preparar algunos de los atentados más sangrientos en Francia (Charlie Hebdo y el supermercado kosher, además del de este viernes), España (11-M) o la propia Bélgica (Museo Judío de Bruselas). Por eso, el punto siete del Plan Michel se titula directamente 'Foreign fighters: privación de libertad' y señala que “todos los combatientes que regresen del extranjero irán a prisión a su regreso a Bélgica”.
La medida implica un encarcelamiento automático y está por ver cómo casa con los derechos y libertades individuales sin que se cometan abusos. Los 17 puntos restantes van cargados de medidas similares, igualmente represivas: una inyección de 1.400 millones de euros para reforzar la seguridad (que depende del Ministerio de Justicia), más controles policiales en las fronteras, un endurecimiento de la instrucción militar para extender las escuchas telefónicas en ciertos casos, una revisión de la Constitución para alargar el periodo de detención hasta las 72 horas...
Valls advierte del riesgo de atentados con armas químicas
El primer ministro de Francia, Manuel Valls, ha advertido del “riesgo de armas químicas y bacteriológicas” en futuros ataques terroristas. “Actualmente no hay que excluir nada. Lo digo con todas las precauciones que se imponen, pero lo sabemos y lo tenemos en cuenta: puede haber riesgo de armas químicas y bacteriológicas”, ha dicho en la Asamblea Nacional, durante el debate sobre la prolongación y refuerzo del estado de emergencia.
Valls ha pedido “un control sistemático en las fronteras de la Unión Europea para los beneficiarios de la libre circulación” y ha advertido de que “si no se hace, la supervivencia de Schengen está en juego”. También ha reclamado que se apruebe rápidamente el dispositivo de registro de pasajeros aéreos (PNR). “Ya es hora de que Europa adopte el texto sobre el PNR que garantice el seguimiento de los desplazamientos, incluso en el interior de la UE. Es una condición para nuestra seguridad colectiva”, ha defendido.
“Estamos en guerra. No en una guerra a la que la historia nos ha acostumbrado trágicamente. Una nueva guerra, exterior e interior, en la que el terror es el primer objetivo y el primer arma”, ha declarado el primer ministro. Ha enumerado los atentados que ha sufrido Francia en el último año, desde el ataque a la revista Charlie Hebdo y un supermercado judío en enero, donde hubo 17 víctimas mortales, a los del pasado viernes en París, donde murieron 129 personas, y otras tentativas terroristas como la acción en agosto contra un tren Thalys que viajaba de Amsterdam a París.
“Es una guerra en la que el frente de combate se desplaza constantemente y está en el corazón de nuestra vida cotidiana”, ha agregado Valls, y la ha descrito como “una guerra planificada y llevada a cabo por un ejército de criminales”. Ha añadido que la “novedad es la forma de operar –la de atacar, de matar–, que evoluciona sin cesar”.
“La macabra imaginación de los que dan las órdenes no tiene límites: fusil de asalto, decapitación, bombas humanas, armas blancas... o todo a la vez, perpetrados por individuos, comandos particularmente organizados”, ha manifestado Valls.