En Francia la llaman la petite reine y el actual Gobierno francés quiere darle todos los privilegios posibles. En mayo, la primera ministra, Élisabeth Borne, anunció un plan bici, con un presupuesto de 2.000 millones de euros para los próximos cinco años, cuatro veces más de lo invertido en el primer mandato de Emmanuel Macron. Si a esto se añaden las inversiones previstas por las autoridades locales, las entidades públicas francesas destinarán casi 6.000 millones de euros al desarrollo de esta forma de movilidad de aquí a 2027.
En un país que cuenta con más de 56.000 kilómetros de carriles bici y vías verdes —de los cuales más de 15.000 km se han construido en los últimos cinco años— el Gobierno aspira a aumentar la cifra hasta los 80.000 km en 2027 y los 100.000 km en 2030. “No vamos a financiar pintura en la carretera, sino verdaderos carriles bici seguros y separados del tráfico motorizado”, dijo el ministro francés de Transición Ecológica, Christophe Béchu, en una reciente entrevista en Le Parisien.
El Estado se ha comprometido a financiar entre un 25% y un 30% de los proyectos presentados por las autoridades locales, con ayudas que se destinarán de manera prioritaria a las ciudades pequeñas y medianas y a las zonas rurales, donde la sustitución del coche es más difícil.
“Tanto en territorios rurales como en urbanos lo primero es crear un ecosistema, con infraestructuras, servicios y acompañamiento”, explica Marie Huyghe, especialista en movilidad y ordenación del territorio e investigadora en la Universidad de Tours. “Infraestructuras que permitan la circulación en igualdad de condiciones con el coche, a nivel de seguridad y de tiempo; pero también dando a los usuarios la posibilidad de tener un estacionamiento —algo que puede ser un freno importante a la utilización— tanto de corta duración (trabajo, compras) como larga duración (domicilio)”.
El Gobierno también prevé conceder subvenciones para financiar aparcamientos seguros, boxes o zonas de estacionamiento vigilado; podrán optar a ellas los propietarios de viviendas sociales y las comunidades de vecinos. En los espacios públicos, el Gobierno se centra sobre todo en las estaciones de tren, donde pretende triplicar el número de plazas, de manera que los viajeros puedan combinar el desplazamiento en bicicleta con el tren y el autobús. En total, de aquí a 2027 habrá 90.000 plazas de aparcamiento vigilado en las 1.100 estaciones más concurridas de Francia.
Cambio de mentalidad
En este sentido, la especialista señala que es necesario un cambio en la representación actual de los desplazamientos en bicicleta, concebidos en muchos casos como un objeto de ocio y no un modo de transporte en el día. Además, es importante limitar el desplazamiento en coche, percibido como insustituible en muchos territorios, “algo que se puede hacer trabajando en limitaciones de velocidad, por ejemplo a 30 km/h en el centro de los municipios, o suprimiendo ciertos carriles o ciertas plazas de estacionamiento, incluso aunque sea algunas horas al día”, explica Huyghe.
El fomento de los desplazamientos sostenibles no pasa únicamente por la creación de infraestructuras, sino también por la compra de bicicletas, con nuevas ayudas financieras a particulares. Así, a partir de otoño, los franceses podrán recibir ayudas para adquirir bicis nuevas o de segunda mano; cada hogar podrá optar a entre 300 y 2.000 euros de ayuda (en función de sus ingresos y del coste de la bicicleta que adquieran).
El Gobierno también ha declarado su voluntad de fomentar la producción francesa apoyando a los fabricantes nacionales. El objetivo es aumentar el número de bicicletas producidas desde 854.000 en 2022 a 1,4 millones en 2027 y hasta dos millones en 2030.
Para reforzar la seguridad y luchar contra los robos, el Ejecutivo también quiere desarrollar su fichero nacional único de bicicletas identificadas, en el que se registran todas las bicicletas vendidas desde 2021. Según el Ministerio, “el sistema de marcado ya ha permitido devolver a sus propietarios cerca del 10% de los 20.000 robos denunciados” y ahora el objetivo es que 13 millones de bicicletas (frente a los cuatro millones actuales) tengan un número de identificación individual de aquí a 2027.
Formación en seguridad vial
Por último, se va a intensificar la formación sobre las reglas de la seguridad vial en una campaña destinada en particular a los escolares. El plan del Gobierno es enseñar a los niños de primaria los fundamentos de la seguridad vial en bicicleta. “Pero también es necesario un programa de formación para adultos, porque no todos saben circular en bicicleta o conducir junto a ellas”, señala Huyghe. “Hay que sensibilizar sobre la cohabitación coche-bicicleta”.
El plan ha sido bien recibido por las asociaciones de movilidad, aunque algunas han criticado que el Gobierno evite desaconsejar el uso del coche. Además, recuerdan que Francia sigue lejos de los primeros de la clase en movilidad sostenible: en París, sólo el 5,5% de los desplazamientos se hacen en bicicleta frente al 50% de capitales como Copenhague y Ámsterdam.
Además, otro punto fundamental será asegurarse de que los avances realizados se mantengan en el tiempo. “Por un lado tienen que continuar las inversiones y las ayudas financieras, para que se mantengan esos puestos de responsables de movilidad sostenible que se han creado”, dice Huyghe. “Pero también es importante hacer un trabajo de sensibilización de los políticos, algo que no siempre es sencillo. La experiencia nos dice que esos puestos se mantienen cuando los responsables políticos se dan cuenta de que realmente responden a una necesidad”.