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De Gaza a un ataque de Pakistán en Irán: ¿a qué países y por qué se está extendiendo el conflicto?

En los últimos días se han producido varios ataques en diferentes puntos de Oriente Medio que, si bien no son una novedad, en un contexto de escalada de las tensiones ponen gravemente en peligro la estabilidad en la región.

Países de gran peso en la zona como Irán o Pakistán se han visto involucrados y, aunque no todos estos ataques están directamente relacionados con la ofensiva de Israel en Gaza, las complejas interconexiones amenazan los equilibrios en la zona.

Irán bombardea objetivos en Pakistán, Irak y Siria

Desde el comienzo de la ofensiva israelí contra Gaza el pasado 7 de octubre, Irán ha empleado una retórica belicista, en concreto contra el “enemigo sionista”, pero no había actuado hasta esta misma semana.

El martes por la noche, Teherán atacó con misiles y drones dos bases del grupo terrorista suní Yeish al Adl en territorio paquistaní, en la región de Baluchistán, fronteriza con la iraní de Sistán Baluchistán. “Dos importantes cuarteles del grupo terrorista Yeish al Adl fueron destruidos con misiles y drones en Pakistán”, informó la agencia de noticias Tasnim, vinculada a la Guardia Revolucionaria iraní.

Las autoridades no ofrecieron más información, pero la acción militar pretende vengar un ataque de ese grupo suní que costó la vida a 11 policías iraníes en Sistán Baluchistán el pasado diciembre. Yeish al Adl confirmó en un comunicado recogido por la Agencia EFE que las casas de algunos de sus combatientes en las montañas de Baluchistán fueron atacadas “con drones suicidas y misiles”, y que “dos niños murieron y dos mujeres y una adolescente resultaron heridas”.

El Gobierno de Pakistán denunció la muerte de “dos niños inocentes” en ese ataque, que también “hirió a tres niñas”, según un comunicado. El Ejecutivo condenó “la violación no provocada de su espacio aéreo por parte de Irán”, informa EFE. Además, advirtió de que esa violación puede tener “consecuencias” y, a continuación, llamó a consultas a su embajador en Teherán.

En la madrugada de este jueves, Pakistán ha respondido atacando bases insurgentes en Irán. El ataque ha matado a siete personas, entre ellas cuatro niños, según ha afirmado Teherán. Varios misiles alcanzaron un pueblo de la zona, donde se produjeron las víctimas, mientras que otro proyectil cayó en los alrededores de la ciudad de Saravan sin alcanzar a nadie. El Ejército paquistaní ha confirmado haber golpeado “al menos siete escondites de los grupos terroristas Ejército de Liberación Baluchi y Frente de Liberación Baluchi”, que piden la independencia de Baluchistán a ambos lados de la frontera.

Aparte del intercambio de fuego entre Irán y Pakistán, la Guardia Revolucionaria iraní había lanzado ataques con misiles balísticos contra Siria e Irak. En el primer país, los objetivos estaban vinculados al grupo terrorista Estado Islámico, según informó el Gobierno iraní –que apoya al régimen del presidente Bashar al Asad (perteneciente a una rama del islam chií) y ha ayudado a sus tropas a hacer frente tanto a los yihadistas del Estado Islámico como a otros combatientes rebeldes suníes–.

El Estado Islámico había reivindicado los atentados en un cementerio de la localidad de Kerman (sur de Irán), durante el homenaje a un destacado general de la Guardia Revolucionaria –asesinado por EEUU en Bagdad en enero de 2020–, que dejaron casi un centenar de víctimas mortales.

En Irak, Teherán afirmó haber golpeado una sede de los servicios de inteligencia israelíes –cuatro de cuyos agentes perecieron, de acuerdo con la oficial iraní– en la región autónoma del Kurdistán, en el norte del país y fronteriza con Irán. El Gobierno iraquí negó la presencia israelí en su territorio y denunció la “agresión contra lugares residenciales seguros con misiles balísticos que provocaron víctimas civiles”. El empresario Peshraw Dizayee murió en el ataque en la ciudad de Erbil, cerca del consulado estadounidense, junto a una de sus hijas, y otras dos personas fallecieron, según las autoridades kurdas.

Irán ha defendido que “tiene el legítimo derecho a lidiar con las amenazas a la seguridad nacional del país”, según el portavoz del Ministerio de Exteriores, Nasser Kananí. Los ataques forman parte “del justo castigo” a los que han atentado contra la seguridad iraní, agregó Kananí, subrayando que su Gobierno no “dudará en tomar acciones disuasorias” contra cualquier amenaza.

El ministro de Exteriores de Irán, Hosein Amir Abdolahian, ha aclarado desde Suiza, donde se celebra esta semana el Foro de Davos, que “las operaciones de las últimas 24 horas no tienen nada que ver con lo que está ocurriendo en Gaza”.

Pero el portavoz de la Secretaría General de la ONU, Stéphane Dujarric, alertó este martes de que, en este contexto de inflamabilidad, pueden producirse “errores de cálculo” que incendien la situación: “Volvemos a instar a la máxima contención y a que se eviten nuevas escaladas en una región ya volátil”.

Batalla naval en el Mar Rojo

Mientras tanto, la tensión aumenta en el Mar Rojo tras los ataques de Estados Unidos y Reino Unido la semana pasada contra los rebeldes hutíes de Yemen para detener los asaltos de la milicia contra buques mercantes –supuestamente relacionados con Israel o que se dirigen a sus puertos, en represalia por la ofensiva de Gaza–. Los ataques de los hutíes en el Mar Rojo ponen en peligro una de las rutas comerciales más importantes del mundo.

El movimiento rebelde chií, que recibe el respaldo de Irán, ha asegurado que no detendrá sus acciones en el Mar Rojo y ha amenazado con ampliarlas si Washington lo declara “terrorista”, una medida adoptada horas después y que conlleva sanciones económicas contra el grupo. “El impedimento a los buques israelíes no se limitará únicamente al (estrecho de Bab) Al Mandeb”, advirtió el viceministro de Exteriores del Gobierno insurgente, Husein al Ezzi, en su cuenta en X (Twitter), apuntando a que “otros” podrían actuar donde los hutíes no llegan.

El estrecho de Bab al Mandeb entre la península Arábiga y el continente africano es la puerta de entrada y salida del Mar Rojo para los barcos que cruzan el Canal de Suez, por donde pasa más del 10% del comercio marítimo mundial.

EEUU estableció a mediados de diciembre, junto a otros países aliados, una misión militar naval llamada Guardián de la Prosperidad, para hacer frente al aumento de los ataques hutíes contra embarcaciones en el Mar Rojo. Eso no ha hecho que cesen sino que, por el contrario, han aumentado desde comienzos de año y la Armada estadounidense ha intervenido en varias ocasiones en las pasadas dos semanas.

El martes, EEUU atacó y destruyó misiles antibuque que estaban preparados para ser lanzados desde Yemen y representaban una “amenaza inminente” para sus barcos de guerra desplegados en la zona y los mercantes. El jueves de madrugada en España, EEUU actuó contra otros “14 misiles hutíes (...) sobre raíles de lanzamiento”, tal y como ha anunciado el Mando Central de EE.UU (CENTCOM). Pocas horas antes, CENTCOM había confirmado que un barco estadounidense sufrió un ataque con misiles en el Golfo de Adén, ubicado frente a las costas de Yemen, que no causó ningún herido.

El líder del movimiento rebelde, Abdelmalek al Huti, ha afirmado este jueves que EEUU “es consciente de la diferencia cualitativa del arma utilizada ayer para atacar el buque” en aguas del Golfo de Adén, porque sus capacidades militares no se han visto afectadas por los ataques estadounidenses y “no harán sino aumentar aún más”.

Por su parte, el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, dijo en el Foro de Davos que no depende sólo de los países que participaron la semana pasada en los bombardeos contra los hutíes (como Australia o Canadá) la duración y empeoramiento de esta situación en el Mar Rojo. “Tenemos que estar en guardia contra la posibilidad de que estemos, de hecho, en el camino de una escalada más que en la dirección de una desescalada”, admitió Sullivan el martes. También se mostró convencido de que los ataques hutíes continuarán.

En el mismo foro económico, el primer ministro de Qatar, Mohamed bin Abdelrahman al Thani, ha advertido de que la escalada en el Mar Rojo es “la más peligrosa porque no afecta sólo a la región, también afecta al comercio mundial”, que está viendo interrumpida una de sus principales arterias marítimas. Muchas navieras se han visto obligadas a desviar sus barcos por el cabo de Buena Esperanza y a rodear África, con el aumento de los costes y del tiempo que esta medida de seguridad conlleva.

Fuego cruzado entre Israel y Líbano

Otro frente especialmente caliente desde el comienzo de la guerra en Gaza es la frontera entre Israel y Líbano, donde el Ejército del primero y el grupo chií Hizbulá intercambian fuego a diario. El movimiento libanés respaldado por Irán y acérrimo enemigo de Israel apoya a Hamás y protesta por la ofensiva contra Gaza con ataques en el norte de Israel.

Ambos se enfrentaron en una guerra a gran escala en 2006 y, en estos momentos, se registra la mayor tensión entre los dos rivales desde aquella contienda. Las dos partes se han mostrado dispuestas a entrar en conflicto e incluso el ministro de Defensa de Israel ha dicho que pueden devolver a Líbano “a la Edad de Piedra”.

El jefe del Comando Norte del Ejército israelí reiteró este marte que sus fuerzas están “más preparadas que nunca” para una ofensiva contra los milicianos que operan al otro lado de su frontera norte –miembros de Hizbulá y de grupos palestinos–, de los cuales los militares calculan haber matado a unos 170 en los pasados tres meses.

En este tiempo también han fallecido civiles en Líbano por los ataques aéreos y de la artillería israelí, mientras que en Israel han perdido la vida 12 soldados y seis residentes de las áreas próximas a la frontera por el lanzamiento de proyectiles desde el Líbano.

Si bien las hostilidades se han limitado a la zona fronteriza, el Ejército israelí fue más allá y efectuó un ataque selectivo en la capital Beirut, donde asesinó a un dirigente de Hamás el 2 de enero, haciendo temer el estallido de un conflicto abierto. Sin embargo, desde entonces no se han producido otros ataques de gran alcance a los que Hizbulá se vería obligado a responder desde Líbano, arrastrando al país a una guerra que el Gobierno libanés asegura que no desea. Su ministro de Exteriores, Abdalá Bou Habib, dijo a la emisora BBC Radio 4 después del ataque perpetrado por un dron israelí que “Líbano no quiere ser arrastrado, incluso Hizbulá no quiere ser arrastrado a una guerra regional”.

Mientras continúe la violencia en Gaza y, con ella, se mantengan elevadas las tensiones entre los enemigos y los aliados de Israel, la violencia puede seguir expandiéndose y escapar al control de todos los actores implicados.

Tal y como ha recordado el ministro de Exteriores iraní en Davos, “el fin del genocidio en Gaza llevará al fin de las acciones militares y las crisis en la región”, según ha recogido la agencia de noticias Reuters. Amir Abdolahian ha asegurado, sin referirse a sus aliados de Yemen y Líbano, que “todos los frentes permanecerán activos” mientras “no se detengan los crímenes de Israel en Gaza”.