El Gobierno de Keir Starmer ha presentado este miércoles sus planes legislativos para renacionalizar los trenes, crear una compañía pública para invertir en energías renovables y fomentar la construcción de viviendas. Es el primer plan de un Gobierno laborista en 15 años en un país deteriorado, marcado por los recortes públicos y los efectos del Brexit.
“La labor de la renovación nacional no será fácil, y este es sólo un depósito de nuestros planes para los próximos cinco años”, dijo Starmer, al anunciar algunas de las propuestas que se presentaron de manera formal en una jornada parlamentaria con mucha pompa. El primer ministro planteó sus propuestas como una manera de mejorar la vida cotidiana y luchar por la recuperación de la confianza ciudadana: “El falso remedio del populismo puede parecer atractivo, pero nos lleva al callejón sin salida de más división y una mayor decepción”.
El rey Carlos III ha leído este mediodía una lista de 40 proyectos de ley que el Gobierno laborista quiere aprobar en la sesión parlamentaria que se acaba de inaugurar y en la que el partido de Starmer tiene una mayoría absoluta inédita en décadas tras las elecciones del 4 de julio. Es un discurso escrito por el nuevo Gobierno, pero lo sigue haciendo el monarca después de un par de horas de ceremonia que incluye un paseo en carroza, el “secuestro” de una diputada en el Palacio de Buckingham por si a los parlamentarios se les ocurre retener al rey y tres golpes en la puerta cerrada de la Cámara de los Lores. Algunas tradiciones se remontan al siglo XVII, pero otras empezaron en los años 60 del siglo pasado.
La ceremonia de este miércoles le cuesta al contribuyente más de 162.000 libras (unos 193.000 euros), entre gastos de seguridad, ropajes y personal extra, según los datos de 2021, el último año disponible, publicados por el Parlamento. El dinero sale del presupuesto de la Cámara de los Comunes y la de los Lores.
Además de los planes para el transporte, la energía y la vivienda, las propuestas legislativas para los próximos cinco años incluyen una nueva unidad del control de fronteras y dar más poderes a la Oficina de la Responsabilidad Fiscal, la agencia independiente del Gobierno que supervisa que el gasto público se haga con los recursos suficientes, y al regulador de las compañías de agua, que son privadas y están bajo escrutinio por la contaminación de las aguas y las irregularidades en el servicio.
El Gobierno laborista también recuperará la legislación propuesta por el Ejecutivo conservador de Rishi Sunak para ilegalizar progresivamente la venta de tabaco y que se quedó en trámite por la convocatoria de las elecciones generales. En cambio, presentará una ley para deshacer la legislación del Gobierno de Boris Johnson para la amnistía por delitos de sangre en Irlanda del Norte, criticada por organizaciones de derechos humanos y denunciada ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo por el Gobierno irlandés.
Starmer y Sunak hablaron después del discurso con aire distendido y muchas sonrisas. Ambos se habían intercambiado palabras de alabanza desde la victoria laborista, pero no habían conversado en público hasta ahora. Sunak sigue siendo el líder del Partido Conservador, pero anunció el día después de las elecciones que dimitirá en cuanto su partido organice el proceso para elegir un sucesor en las próximas semanas.
Starmer dijo después en la Cámara de los Comunes que había comentado con Sunak la final de la Eurocopa que Inglaterra perdió contra España y felicitó en nombre de todos al equipo y al entrenador, que acaba de dimitir.
Los trenes
Según la legislación presentada este miércoles, el Estado asumirá la gestión de las decrépitas líneas ferroviarias cuando terminen los contratos de los operadores privados de cada ruta o cuando no cumplan con el mínimo del servicio esperado, como ya ha sucedido en varios casos durante los gobiernos conservadores. En la actualidad, los servicios son privados, pero reciben subsidios públicos para cubrir gran parte de sus operaciones y a la vez tienen a menudo el monopolio por rutas por lo que los usuarios no se benefician de los efectos de la competencia en precio o servicio.
El nuevo Gobierno también creará una nueva agencia, Great British Railways, centrada en coordinar la red ahora muy fragmentada y desplegar un nuevo sistema de precios más sencillo y con más descuentos. El nuevo Gobierno no resucitará el tren de alta velocidad, suspendido por Sunak y que se ha quedado en un trayecto reducido entre Londres y Birmingham.
Los trenes decrépitos, masificados y plagados de retrasos y cancelaciones mantienen precios prohibitivos pese a los límites impuestos por los gobiernos conservadores al coste de los billetes a cambio de más ayudas. De hecho, los gobiernos de Boris Johnson y Rishi Sunak ya habían empezado el proceso de renacionalización de varias rutas.
Tomar el control de los servicios de trenes no resolverá por sí solo el problema, que también tiene que ver con el estado de las infraestructuras.
“Como usuario, recibes una relación calidad-precio muy pobre en el Reino Unido”, explica a elDiario.es Tim Schwanen, profesor de Geografía Urbana y director de la unidad del Transporte de la Universidad de Oxford.
El profesor confía en que el enfoque del nuevo Gobierno “se centre más en la prestación de servicios y las necesidades de los pasajeros”. Pero lo que venga después para reconstruir infraestructuras y servicios depende del dinero que se pueda invertir. “Se necesita hacer una gran inversión además de tomar el control. Se necesitarán inversiones en todas partes, por ejemplo en material rodante, en vías... No sucederá de la noche a la mañana ni quizás en el corto plazo. Pero organizar un sector de manera diferente y evitar que el dinero se filtre porque debe ir a los accionistas es un punto de partida”, explica el profesor.
Vivienda
El Partido Laborista prometió en campaña promover la construcción de un millón y medio de viviendas en los próximos cinco años, un objetivo ambicioso que hasta ahora ningún gobierno ha logrado.
Starmer pretende hacerlo simplificando las reglas para la construcción y dando más poder a los ayuntamientos y autoridades regionales para que levanten límites de obras en zonas clasificadas como “cinturón verde”, áreas que han resistido a la urbanización y que, en parte, incluyen campos, fincas y bosques.
Los gobiernos locales volverán a tener objetivos obligatorios de vivienda, convertidos en meras recomendaciones en 2022 por el Gobierno conservador. A partir de ahora habrá multas para los ayuntamientos que no cumplan con las necesidades de su comunidad. El Gobierno laborista ya asume que concejales de su propio partido se resistirán a algunos proyectos.
En todo caso, la construcción de nuevas viviendas se topa con obstáculos especialmente pronunciados ahora en el país, como la escasez de materiales, el aumento de precios y la falta de mano de obra tras la salida del Reino Unido de la UE.
GB Energy
Tal y como prometió en campaña, Starmer creará una empresa pública con sede en Escocia para invertir en proyectos de energías renovables e innovación en este campo. Se trata de una de las ideas más populares entre votantes de todo el espectro ideológico, según la encuestadora More in Common.
La creación de Great British Energy puede ser un ejemplo del tipo de intervención del Estado que los ciudadanos están dispuestos a apoyar. La popularidad del proyecto también refleja un grado significativo de consenso de la población sobre algunas medidas para luchar contra el cambio climático.
“Al laborismo le va mejor cuando vende ideas radicales como ideas aburridas que cuando vende ideas radicales como ideas radicales”, comentaba en una charla hace unos días Rob Ford, académico especialista en opinión pública de la Universidad de Manchester y autor del libro Brexitland sobre la salida del Reino Unido de la UE. “Uno de los éxitos en su mensaje sobre esta idea ha sido hacer que suene muy segura y aceptable para votantes moderados a los que no les importa tanto el clima”.