El Gobierno rojiverde en minoría del socialdemócrata Stefan Löfven ha perdido este lunes una moción de censura en el Parlamento sueco con el voto a favor de 181 diputados, seis más que la mitad de parlamentarios de la Cámara, el mínimo requerido.
El Partido de Izquierda, aliado externo y vital para la mayoría, anunciaba el martes un ultimátum de 48 horas al Gobierno rojiverde sueco en minoría para que retirase o cambiase una ley sobre alquileres si no quería quedarse sin su apoyo y que hubiera una moción de censura. El socialdemócrata Stefan Löfven gobernaba en coalición con los ecologistas desde enero de 2019 tras cerrar después de tres meses de duras negociaciones un acuerdo con centristas y liberales y contar con el respaldo implícito de los excomunistas.
El acuerdo incluía varias reformas polémicas relacionadas con el modelo de contratación laboral y la regulación de los alquileres en nuevas propiedades, introducidas por centristas y liberales y que el Partido de Izquierda ya avisó en su día de que eran “líneas rojas”. El partido exigió el martes que se retirase el proyecto, que permitiría consensuar el precio del alquiler directamente entre arrendador e inquilino, o que se iniciasen negociaciones con la Asociación de Inquilinos. “Si el Gobierno no acepta esto, le retiraremos la confianza a Stefan Löfven”, decía en rueda de prensa la líder del Partido de Izquierda, Nooshi Dadgostar, quien resaltó que la nueva ley beneficiaría a los propietarios.
Ante el malestar de la oposición por el plan que permitiría a los propietarios de vivienda poner precios de mercado a los nuevos alquileres, Löfven había ofrecido negociar a los inquilinos y propietarios hasta el 1 de septiembre sobre cómo debían fijarse los alquileres en los pisos de nueva construcción. Sin embargo, la líder del Partido de Izquierda, Nooshi Dadgostar, rechazó esta propuesta. “Siempre hemos dicho que las negociaciones no pueden tener lugar sobre la base del proyecto de ley. Deje que las partes negocien sin amenazas”, decía en su cuenta de Twitter.
La moción, la primera que pierde un jefe de Gobierno sueco en ejercicio en la historia, fue apoyada por las tres fuerzas de la oposición de derecha —conservadores, ultraderechistas y democristianos— y por el Partido de Izquierda.