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Opinión - Volver a empezar. Por Rosa María Artal

La intención de Von der Leyen de hacer vicepresidente a un ministro de Meloni tensa a socialistas y liberales

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una imagen de archivo.

Irene Castro

Corresponsal en Bruselas —

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Casi dos meses después de ser elegida presidenta de la Comisión Europea con el apoyo de populares, socialistas, liberales y verdes, Ursula von der Leyen está enredada en un nuevo encaje de bolillos. Esta vez la composición del gobierno de su segundo mandato. La alemana ha dedicado los últimos días a reunirse con los candidatos que le han propuesto los gobiernos de la UE y también lo ha hecho con los portavoces de los grupos que le dieron el 'sí' a su nombramiento para ver cómo les suena la música del gabinete que está montando. Y por el momento la posibilidad de que el aspirante de Giorgia Meloni, el ministro de Asuntos Europeos, Raffaelle Fitto, se haga con una vicepresidencia en el nuevo Colegio de Comisarios y responsable del importante área económica ha perturbado a socialistas y liberales.

“No estamos contentos con la posibilidad de tener un vicepresidente de ECR”, señalan a elDiario.es fuentes del grupo socialdemócrata que pilota en la Eurocámara la española Iratxe García. Los socialistas incluyen al grupo de los Conservadores y Reformistas (ECR) del que forman parte los Fratelli d'Italia –y Vox la pasada legislatura– en el cordón sanitario a la extrema derecha, pero no el Partido Popular Europeo.

También los liberales de Renew Europe han mostrado indignación y han considerado que darle una vicepresidencia al candidato de Meloni es “inaceptable”. “Es políticamente incomprensible y ya le he aclarado a Ursula von der Leyen que esto no puede quedar así”, dijo la presidenta del grupo, la francesa Valérie Hayer, que rechazó situar como “peso pesado” a un comisario de extrema derecha. También recordó que Meloni ni siquiera apoyó la designación de Von der Leyen –ni en la reunión del Consejo Europeo en la que se abstuvo ni en la Eurocámara, donde los Fratelli d'Italia aseguraron haber votado en contra–.

Una vez elegida presidenta de la Comisión Europea, Von der Leyen tiene que configurar el gobierno comunitario a partir de los candidatos que le proponen los gobiernos de los estados miembros. Así, la extrema derecha tiene espacio en el Colegio de Comisarios al ser una representación de los ejecutivos de los 27 y todo el mundo asume que países como Hungría o Italia, como antes Polonia, proponen miembros de la cuerda ideológica de sus gobiernos ultras. Lo que socialistas y liberales reclaman a Von der Leyen, que es la que tiene la capacidad de repartir las carteras y el poder de los comisarios, es que reduzca al máximo su capacidad de influencia.

Los guiños del PPE a Meloni

Sin embargo, Von der Leyen quiere asegurarse un mandato lo más tranquilo posible y, como ya hizo la pasada legislatura, intenta evitar al máximo los conflictos con los jefes de Gobierno, que son a los que al fin y al cabo debe su puesto. Y ahí Meloni representa a la tercera potencia europea. Además, el Partido Popular Europeo lleva tiempo intentando seducir a la primera ministra italiana, con la que gobierna uno de sus integrantes (Forza Italia). Y, a nivel europeo, el crecimiento de la extrema derecha hace que no haya una mayoría alternativa y que el PPE tenga la capacidad de inclinar la balanza con acuerdos con las fuerzas que tiene a su izquierda o con la extrema derecha, aunque inicialmente quiere mantener una mayoría estable sustentada en la alianza tradicional de populares, socialistas y liberales –en la que esta legislatura los verdes aspiran a integrarse–.

Von der Leyen lleva semanas enfrascada en repartir juego entre los estados miembros con la distribución de competencias y carteras, al tiempo que debe encajar las piezas del puzle respecto al equilibrio geográfico y de afiliación política en el reparto de poder dentro de la Comisión Europea para anunciar su propuesta la semana que viene. Socialistas y liberales presionan para intentar que la extrema derecha quede lo más relegada en el nuevo organigrama, aunque eso no quiere decir que se vaya a traducir en un rechazo del Parlamento Europeo al candidato italiano durante su audiencia tras la que requiere mayoría simple (más síes que noes) para que el nombramiento salga adelante.

Un puesto relevante para Teresa Ribera

Los socialistas, además, aspiran a tener dos vicepresidencias este mandato y sus candidatos también tendrán que pasar por el examen de la Eurocámara. Pedro Sánchez, en representación del país más importante en manos de los socialistas (Alemania no entra en el reparto porque su representante es la propia Von der Leyen) ha reclamado una vicepresidencia con poder para Teresa Ribera.

Según Financial Times, Von der Leyen sopesa darle una de las responsabilidades más codiciadas en la UE: la cartera de Competencia. Entre sus funciones estaría la evaluación de las fusiones, el control de las normas antimonopolio y de las ayudas de estado en un momento en el que la industrialización de Europa es una de las claves. “Es el puesto más poderoso después de Von der Leyen”, señalan fuentes familiarizadas con las negociaciones. En quinielas anteriores y previas a la cita de la española con su futura jefa, figuraba al frente de Transición Social, Digital y Verde.

Más allá los equilibrios político, el gran problema con el que se ha topado Von der Leyen es la falta de paridad. Tras ser elegida, pidió a los jefes de Gobierno que le hicieran llegar dos nombres (un hombre y una mujer) para la configuración de la Comisión Europea. Sólo Bulgaria cumplió ese requisito y sólo siete países han designado mujeres para ese puesto. A ellas se suman la propia Von der Leyen y la estonia Kaja Kallas, que sucederá a Josep Borrell al frente de la diplomacia europea. “Si no se pide, no se consigue, no es algo que ocurra de manera natural”, lamentó Von der Leyen que, celebró, no obstante, que gracias a esa petición al menos la representación femenina alcanzará los dos dígitos. “Si no hubiera mandado esa carta, no habría servido de gancho para abordar la cuestión de la diversidad”, afirmó en una rueda de prensa el miércoles.

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