La figura de Rosa Luxemburgo es bien conocida más allá de las fronteras alemanas. Antimilitarista, marxista, internacionalista. Se han escrito cientos de páginas sobre su biografía y ésta aquí es para quien no la conozca. Su pensamiento como revolucionaria marxista de principios del siglo pasado contemplaba, claro, una sociedad futura mas justa basada en el socialismo. Una de sus particularidades es la de diferenciar el origen del poder de la “dictadura del proletariado” no en una élite, sino proveniente de las masas de trabajadores autoorganizadas.
Polaca de nacimiento, ya con 10 años en 1881 tuvo que sufrir su primer pogromo en Varsovia. Sus padres eran judíos. En su juventud formó parte del partido socialista clandestino polaco, que cofundó en 1982, y tuvo que exiliarse en Suiza. Allí hizo una tesis de doctorado sobre la evolución industrial de Polonia y después se mudó a Alemania, donde se unió al partido socialista SPD en 1898, del que fue parlamentaria. A principios del siglo XX se convirtió en la primera redactora jefe del periódico Leipziger Volkszeitung. Sus artículos abarcan todo tipo de problemáticas políticas ligadas a Europa. En 1903 fue condenada por injurias al káiser Guillermo II a dos meses de cárcel y en 1906 la encarcelaron de nuevo dos meses por “incitación al odio racial”.
Un año después comenzó a dar clases de marxismo y economía en la escuela del partido socialdemócrata. En 1912 viajó a París al congreso europeo de los socialdemócratas, donde pidió al resto de países que si comenzaba la guerra, declarasen una huelga general. En el SPD permaneció hasta 1914, cuando los socialdemócratas firmaron junto al resto de grupos parlamentarios la concesión de créditos para la guerra. Ya en 1913 había organizado manifestaciones contra la guerra que se comenzaba a vislumbrar en los Balcanes. Fue por ello que fue condenada a un año de cárcel, que cumplió en 1915. A los dos meses de ser liberada, la condenaron de nuevo por ser “un peligro para la seguridad del reino”. Al final estuvo tres años y cuatro meses en la cárcel.
Rosa Luxemburgo fue cofundadora del partido comunista alemán KPD en diciembre de 1918, tras la conocida como Revolución de Noviembre, que destronó a la monarquía. El káiser se había equivocado aupando a Lenin al poder en Rusia mediante la ayuda económica con el fin de debilitar al zar. Esta revolución en Rusia prendió la chispa de un movimiento que llegó a Alemania.
Tras la citada revuelta, el partido socialdemócrata se hizo con el poder. El partido comunista alemán, recién fundado, salió a las calles el 8 de enero de 1919 por el descontento que existía debido a que se trataba de un gobierno conservador y con la esperanza de llevar a cabo una revolución al estilo soviético, comenzando una guerra interna dentro de la gran guerra que estaba desgastando Europa.
Hasta hoy se discute la posición de Rosa Luxemburgo con respecto a la revolución rusa. El historiador Jörn Schütrumpf, ligado a la Fundación Rosa Luxemburgo y experto en su figura histórica, aseguraba al periódico Taz que “Rosa se mostraba irritada en relación a los acontecimientos de 1918 en Rusia” y que “Lenin y los otros no querían (al contrario que Rosa Luxemburgo) un pueblo trabajador de pensamiento crítico”, mientras éstos perseguían “una revolución desde arriba y la felicidad de la humanidad a través de coartar las libertades ciudadanas”, ella perseguía una revolución nacida de la libertad humana.
Sin embargo, como recuerda la vicepresidenta del partido alemán DKP, Nina Hager, doctora en filosofía, en el libro que dejó sin terminar Sobre la revolución rusa escribió en 1918: “El partido de Lenin fue (...) el único en Rusia, que representó los intereses verdaderos de la revolución (…), y por ello, el único partido que llevó a cabo una política realmente socialista”. En un pasaje posterior asegura que los bolcheviques llevaron a cabo por primera vez un programa práctico de políticas socialistas en Rusia.
Bajo el gobierno del SPD, Rosa Luxemburgo fue asesinada junto a Karl Liebneckt el 15 de enero de 1919 por los llamados freikorps, grupos paramilitares de extrema derecha, que contribuyeron a aplastar el levantamiento espartaquista en el que ambos habían tomado parte. Su cuerpo fue encontrado en un canal varios meses después.
La secretaria general del partido socialista SPD, Andrea Nahles, que pertenece al ala izquierda del partido, recordaba su figura con motivo del 150 aniversario de los socialdemócratas, que se celebró en 2013, con estas palabras: “Los programas y proyectos están vivos cuando encuentran personas, que dan un sentido a sus vidas. (…) personas combativas como Rosa Luxemburgo”. Sin embargo, el SPD no participa en los actos conmemorativos que se celebran en su memoria. Estos años se recuerdan como los más oscuros de la historia del partido socialdemócrata.
A pesar de su asesinato y del sangriento aplastamiento de la Revolución de Noviembre que costó la vida a miles de personas, el movimiento obrero consiguió ciertas victorias de las cuales el nombre de Rosa Luxemburgo se ha convertido en sinónimo: el derecho al voto libre y secreto, incluido el voto femenino, la jornada laboral de ocho horas, la libertad de coalición y el derecho a representación sindical.
El recuerdo de Rosa Luxemburgo
El recuerdo de Rosa LuxemburgoDesde 1996 se celebra el segundo domingo de enero en Berlín la Conferencia Rosa Luxemburgo, organizada por el diario marxista junge Welt, a la que acuden expertos, activistas y políticos invitados para fomentar el “intercambio de experiencias así como en el análisis de actividades de movimientos y partidos de izquierda a nivel mundial”.
En esta ocasión eldiario.es informará desde la conferencia, a la que acudirán entre otros la presidenta del Consejo Mundial por la Paz, Maria do Socorro Gomes Coelho, el secretario general de la Federación Internacional de la Resistencia, Ulrich Schneider, el presidente del partido alemán Die Linke Bernd Riexinger o el profesor canadiense de economía Michel Chossudovsky.
El domingo a las 10 horas tendrá lugar una manifestación que se ha celebrado desde el asesinato de ambos dirigentes, excepto durante el periodo nazi entre 1933 y 1945, cuando fue prohibida y las tumbas de ambos destruidas. Hacia el monumento en su honor que se encuentra en el cementerio de Friedrichsfelde en el barrio este de Lichtenberg, se dirigirá la manifestación, en la que probablemente participarán varios miles de personas como cada año.