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La izquierda francesa sortea un escollo y elige al comunista André Chassaigne como candidato a presidir la Asamblea

El diputado comunista André Chassaigne.

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Después de unas arduas negociaciones, entre temores a una ruptura y a falta de consensuar un nombre para el puesto de primer ministro, los partidos del Nuevo Frente Popular (NFP) francés han logrado acordar un candidato común a la presidencia de la Asamblea Nacional. Según informan los medios franceses, se trata del veterano político comunista André Chassaigne, cuya candidatura será defendida este jueves por la coalición de izquierdas que se impuso como primera fuerza parlamentaria en las elecciones legislativas en la votación prevista para escoger al presidente de la cámara.

El diputado del Partido Comunista Francés de 74 años se enfrentará en la votación a otros candidatos, como la macronista Yaël Braun-Pivet, con quienes se disputará el cuarto puesto jerárquico del Estado francés este jueves en la apertura de los trabajos legislativos. Diputado desde 2002, el político de Puy-de-Dôme contaría con cerca de 190 votos, los del NFP y sus socios, por delante de los de la alianza centrista del presidente francés, Emmanuel Macron. Según AFP, Chassaigne se ha beneficiado de la retirada de la candidata ecologista Cyrielle Chatelain.

Los 577 diputados eligen en votación secreta al presidente de la Asamblea Nacional. Está previsto que sea a partir de las 15:00 horas de este jueves. En las dos primeras rondas, se requiere una mayoría absoluta (289 votos). Si nadie resulta elegido, se organiza una tercera votación, esta vez en busca de la mayoría relativa, es decir, gana el candidato que vaya en cabeza.

El NFP está integrado por el Partido Socialista (PS) francés, Francia Insumisa (LFI) fundada por Jean-Luc Mélenchon, los comunistas y los ecologistas. Todos ellos acudieron con un programa común de izquierdas, y bajo la llamada a frenar a la extrema derecha, y lograron quedar como primera fuerza en la Asamblea Nacional.

Pese a estar muy lejos de la mayoría absoluta de 289 escaños que les garantizaría la gobernabilidad en solitario, desde la misma noche de las elecciones el NFP exigió a Macron –que es quien tiene la potestad para nombrar al próximo primer ministro– que los llamara para gobernar.

A nivel interno, sin embargo, no han logrado consensuar un nombre hasta ahora. También han protagonizando acusaciones públicas cruzadas de bloqueo y de buscar imponer voluntades particulares.

En concreto, el mayor abismo parece estar entre los socialistas y los insumisos. Estos últimos llegaron a retirarse el lunes de las conversaciones para acordar un candidato a primer ministro y aseguraron que no continuarían hasta que la coalición tuviera un candidato único para presidir primero la Asamblea Nacional.

Los ecologistas franceses, que son una de las fuerzas que integran la coalición del Nuevo Frente Popular han admitido este miércoles que la izquierda está dando un “espectáculo” y que por ahora no logra estar “a la altura”, en vista de las profundas divisiones para consensuar candidatos a gobernar.

“Estoy enfadada, estoy asqueada, estoy harta, estoy cansada, porque hace seis semanas que estamos ahí y lo siento por el espectáculo que se está dando a los franceses y francesas”, ha sintetizado la secretaria nacional de Los Ecologistas, Marine Tondelier, entrevistada en la cadena France 2.

Para Tondelier la alegría de haber derrotado de manera inesperada a la gran favorita de las legislativas anticipadas que se celebraron el 30 de junio y 7 de julio, la ultraderechista Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés) de Marine Le Pen, se ha transformado en “vergüenza”.

“Por favor, perdónennos por el espectáculo que estamos dando en este momento”, ha afirmado por su parte en la cadena LFI la diputada del mismo bloque Sandrine Rousseau, antes de admitir que la izquierda no está sabiendo “estar a la altura” de la esperanza y la movilización de sus votantes.

Ambas se han expresado así en referencia a las profundas disensiones que están desgarrando la coalición de izquierdas del NFP, creada de manera exprés tras la disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria de elecciones legislativas que ordenó el presidente francés, Macron, tras la clara victoria de la ultraderecha en los comicios europeos de junio.

En paralelo, Macron aceptó este martes la dimisión del Gobierno que lideraba Gabriel Attal -aunque seguirá en funciones para gestionar asuntos corrientes-, pero ha declarado que no nombrará un nuevo primer ministro hasta que los partidos logren construir una mayoría sólida.

Desde el macronismo, que pese ha haber perdido un centenar de diputados se mantuvo como la segunda fuerza, se han lanzado insinuaciones hacia el PS para encontrar acuerdos al margen del NFP, en un contexto de demonización de Francia Insumisa e intentos de bloquear su llegada al Gobierno.

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