Quedan cuatro semanas para las elecciones europeas y el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, se quiere remangar ante “las manipulaciones y falsedades”. Un ejercicio que la Comisión no hizo durante el referéndum del Brexit, y que se podría aplicar a sí mismo durante la crisis griega. No en vano, el propio Juncker pidió perdón por el comportamiento de la UE con Grecia en 2015.
Es cierto que las disculpas de Juncker llegaron con cuatro años de retraso, pero ahora que el luxemburgués ha vivido en sus propias carnes la mofa de la que ha sido objeto en una campaña gubernamental húngara en la que se le culpaba de todos los males del país, se revuelve.
La Comisión respondió a esa campaña, pero anuncia que no dejará de hacerlo hasta el día de las elecciones. Y Juncker, además, consiguió una amonestación para su compañero de familia política, el primer ministro húngaro Viktor Orbán: el Partido Popular Europeo lo suspendió cautelarmente, si bien no lo expulsó de sus filas.
En Bruselas son conscientes de que el equilibrio tradicional con el que se engrasaban las instituciones puede chirriar tras el 26 de mayo. Hasta ahora, les valía con un acuerdo entre populares y socialdemócratas al que invitaban a los liberales. Pero todo apunta a que eso ya no será suficiente, porque el desborde por la derecha de soberanistas patriotas puede suponer un tercio del Parlamento Europeo.
El último estudio del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores –cuyo principal patrocinador es el multimillonario George Soros– acerca de las elecciones al Parlamento Europeo evidencia que la gran coalición, entre el centro-derecha (PPE) y los socialistas (S&D), perderá su mayoría por primera vez, hasta el 43% de los escaños, lo que convierte a los liberales (ALDE) y/o a los verdes (G/EFA) en actores determinantes.
En este sentido, los partidos soberanistas podrían formar la principal coalición del Parlamento Europeo en el hipotético caso de que se juntaran en un mismo grupo parlamentario, con o sin la participación del Reino Unido. Y eso es porque la extrema derecha en el Parlamento Europeo está ahora repartida entre el PPE, como el partido de Orbán; el Grupo de la Europa de las Naciones (ENF), donde están la Liga de Salvini y Le Pen; o el de los Conservadores y Reformistas (ECR), donde está el gobernante polaco Ley y Justicia y está deseando acoger a Vox.
Así, el Parlamento Europeo se dividirá en tres tercios: el bloque izquierdo, con un 34% –S&D, Verdes y GUE–; el de la derecha –PPE–, con un 32%; y el de los partidos soberanistas y de extrema derecha –ECR, ENF–, con hasta el 34% de los escaños –incluyendo soberanistas del GUE–. Y en el punto de mira: la libertad frente al intervencionismo comunitario; la soberanía nacional frente a la integración europea; el “primero lo nuestro” frente a “primero Europa”.
El presidente de la Comisión de la UE, Jean-Claude Juncker, ha prometido responder “las mentiras” durante la campaña electoral europea. “Si los gobiernos hacen afirmaciones sobre la UE o la Comisión que no son ciertas, responderemos de inmediato”, ha afirmado Juncker en una entrevista en Alemania: “Lo haré yo mismo”.
“Veo un intento de influir en las elecciones al Parlamento Europeo con manipulaciones. Viene desde varios flancos, no solo desde fuera de la UE. Hay Estados dentro de la Unión que también están tratando de dirigir la voluntad del electorado en cierta dirección con noticias falsas”, ha alertado el jefe del Ejecutivo comunitario, señalando directamente al primer ministro húngaro, Viktor Orbán: “Afirma que soy responsable del Brexit, aunque es evidente que no es así. El gobierno húngaro también afirma que tengo la culpa de la división de Oriente y Occidente en Europa, aunque la Comisión ha hecho todo lo posible para llenar el vacío”.
Mientras, este jueves se reúne en Praga el Movimiento por una Europa de las Naciones, espejo del grupo parlamentario ENF, con Marine Le Pen y la Lega de Matteo Salvini. Ellos quieren tender puentes con otras organizaciones, como el gobernante polaco Ley y Justicia, con el que se reunió Salvini. Y también a Orbán. Pero no está claro que puedan cerrar nada antes de las elecciones.
Marine Le Pen, en todo caso, defiende que cambiará la Unión Europea junto a Salvini. “Ganaré las elecciones (al Parlamento Europeo) y, junto con Matteo Salvini, cambiaremos la UE”, ha afirmado en una entrevista publicada en varios medios europeos, entre ellos, El País. “Hay una oportunidad histórica para transformarla desde dentro”, ha dicho.
Salvini ya ha comenzado los contactos con representantes de estas formaciones y el pasado 8 de abril lanzó su campaña para las europeas desde Milán, en un acto al que asistieron también el líder de Alternativa para Alemania, Jörg Meuthen, Anders Vistisen, del Partido Popular Danés, y Olli Kotro, de Verdaderos Finlandeses. “Estamos trabajando para sumar apoyos. Sabremos el resultado final solo después de la votación”, subraya Le Pen.
“Por Vox sentimos mucha amistad, claro. Los conocemos desde hace tiempo. Los hemos visto subir y crecer con fuerza. Es un movimiento joven que se ha vuelto totalmente ineludible”, afirma Le Pen en la entrevista publicada por El País. “Espero que todos los movimientos que comparten nuestros fundamentos puedan sumarse a nosotros, evidentemente”, añade.