Siete parlamentarios del Partido Laborista del Reino Unido han anunciado este lunes que dejan la formación de la oposición por discrepancias con el liderazgo de Jeremy Corbyn. En una primera reacción, el líder socialdemócrata ha expresado su decepción con los hechos.
“Estoy decepcionado por que estos parlamentarios se hayan sentido incapaces de seguir trabajando juntos por las políticas laboristas que han inspirado a millones desde las últimas elecciones y que vieron al partido aumentar su porcentaje (de votos) a su mayor nivel desde 1945”, ha señalado Corbyn tras conocer la noticia.
En la rueda de prensa con sus colegas, la parlamentaria Luciana Berger ha explicado que ella personalmente deja el partido por considerarlo “institucionalmente antisemita”, debido a la debilidad del líder al abordar ese tipo de incidentes a nivel interno.
El resto de dimisionarios, críticos con Corbyn desde hace tiempo y que han comparecido para exponer sus razones a título personal, son Chuka Umunna, Mike Gapes, Ann Coffey, Chris Leslie, Gavin Shuker y Angela Smith.
Además del asunto del antisemitismo, muchos de estos parlamentarios han expresado su desacuerdo con la estrategia del liderazgo laborista para la salida de la Unión Europea (UE) y algunos le reprochan que no promueva un segundo referéndum.
En su pasado congreso anual, el Partido Laborista decidió por mayoría que, ante el fracaso del Gobierno en las negociaciones del Brexit, primero trataría de promover unas elecciones generales y en última instancia apoyaría una segunda consulta, tras la que dio la victoria a la salida de la UE en junio de 2016.
En su declaración, Berger ha anunciado que este grupo de dimisionarios mantendrán sus escaños en la Cámara de los Comunes y pasarán ahora a ser independientes.
El anuncio de este lunes, en una rueda de prensa en el centro de Londres, pone fin a meses de conjeturas sobre que un sector de los laboristas descontentos con la línea izquierdista de Corbyn podría escindirse y formar un nuevo partido, algo que de momento no ha sucedido pero que no se descarta de cara al futuro.
Durante el fin de semana, el diputado Stephen Kinnock, también crítico con Corbyn, instó a sus colegas disidentes a no irse y “luchar desde dentro” para modificar la estrategia política.
El líder adjunto, Tom Watson, trató igualmente de disuadir a estos diputados a fin de mantener la formación, que actualmente tiene 256 escaños -frente a 317 de los conservadores-, “viable electoralmente”.
El portavoz laborista de Economía, John McDonnell, principal aliado de Corbyn, ha señalado que “no hay necesidad de que nadie se vaya” y recordó que la opción de un segundo plebiscito “continúa sobre la mesa y puede producirse”.
Veterano diputado de izquierdas, Corbyn accedió al liderazgo laborista en 2015 al ganar contra todo pronóstico unas elecciones internas, aupado por las bases, pero con la oposición de buena parte del grupo parlamentario.
Varios de estos diputados críticos trataron de desbancarle forzando otros comicios primarios en 2016, que él volvió a ganar ampliando incluso su porcentaje de voto, pero no logró unir a las facciones internas.
Bajo su liderazgo, el Partido Laborista ha virado a la izquierda, con una política contra la austeridad y por la nacionalización de servicios públicos, se ha mostrado ambiguo sobre el Brexit y ha elevado el número de afiliados a más de medio millón, la mayor formación europea.