Macron agua el 'estreno' de Biden en la OTAN: “Nadie puede decirme que la estructura de la Alianza es pertinente”

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —
18 de febrero de 2021 19:16 h

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Era la primera reunión de ministros de la Alianza Atlántica tras la era de Donald Trump en la Casa Blanca. Sobre la mesa, un rosario de asuntos: desde la relación con Rusia, agitada como comprobó en persona el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, hace diez días, hasta las misiones militares en Afganistán e Irak, o el conflicto larvado con Turquía; o la puesta al día de la propia OTAN, como anunció el miércoles el secretario general, Jens Stoltenberg.

Pero justo cuando acababa de terminar la rueda de prensa Stoltenberg tras el segundo día de reuniones por videoconferencia, el Financial Times publicaba una entrevista con el presidente francés, Emmanuel Macron, en la que ponía en cuestión la mera existencia de la OTAN: “Soy un defensor de la soberanía europea, de la autonomía estratégica, no porque esté en contra de la OTAN o porque dude de nuestros amigos estadounidenses, sino porque me fijo en el estado del mundo, y creo que Europa no puede delegar su protección y la protección de sus vecinos en los Estados Unidos. Tenemos que hacerlo juntos”.

La OTAN, prosiguió Macron, debe reinventarse: “Nadie me puede decir que la OTAN de hoy es una estructura que, en sus fundamentos, sigue siendo pertinente. Fue fundada para hacer frente al Pacto de Varsovia. Ya no existe un Pacto de Varsovia”. En realidad, al presidente francés le bailan las fechas, en tanto que la OTAN se fundó en abril de 1949 y el Pacto de Varsovia en mayo de 1955, después de la entrada de la República Federal Alemana en la Alianza Atlántica.

Ya el 70 cumpleaños de la OTAN, en diciembre de 2019, vino precedido de un diagnóstico demoledor del presidente francés, quien afirmó que la OTAN se encontraba en “muerte cerebral”, algo que indignó a un Donald Trump que decía aportar “ingentes cantidades de dinero”. Trump tachó de “irrespetuoso” a Macron, quien se reafirmó en sus palabras y logró que la idea de la “reflexión” sobre la OTAN –el qué y el para qué, mirando a Turquía– fuera penetrando en el resto de los líderes hasta ser recogida en una declaración que tampoco, de momento, se ha traducido en nada muy concreto.

La reunión de ministros de Defensa también ha servido para tomar dos decisiones: que el 1 de mayo se decidirá el futuro de las tropas en Afganistán; y que la presencia en Irak se incrementará de 500 a 4.000 soldados sin concretar qué aportará cada país en un momento de cambio en la Casa Blanca, como ha destacado el propio Stoltenberg.

“Buen debate con los ministros de Defensa en nuestra primera reunión con la nueva administración estadounidense”, tuiteó el secretario general de la OTAN: “Debemos aprovechar esta oportunidad única para abrir un nuevo capítulo en la relación transatlántica y construir una agenda ambiciosa para la OTAN”.

En 2020, Estados Unidos y los talibanes acordaron la salida de los militares internacionales el próximo mayo si se reducía la violencia. “En este momento, no hemos tomado una decisión final sobre el futuro de nuestra presencia”, ha declarado el secretario general de la OTAN en la rueda de prensa este jueves: “No es el momento de tomar una decisión final porque creemos que podría haber todavía progresos. Ponemos presión al proceso de paz y a los talibán para que cumplan sus compromisos”.

“Si seguimos más allá del 1 de mayo nos arriesgamos a que haya más violencia y a alargar la presencia. Pero si salimos del país nos jugamos los logros conseguidos estos años. Hay que maximizar que todas los condiciones se den en el terreno para evitar que esto suceda”, ha añadido Stoltenberg.

La nueva administración estadounidense está haciendo su propia evaluación de la situación, lo que está retrasando las decisiones en la OTAN, que quiere ir de la mano del acuerdo de Doha entre Washington y los talibanes.