Fin a ocho semanas de suspense, negociaciones, consultas y especulaciones. El presidente francés, Emmanuel Macron, ha nombrado al conservador Michel Barnier, exministro, excomisario europeo y negociador del Brexit, como primer ministro tras la segunda vuelta de las elecciones legislativas el pasado 7 de julio que dejaron una Asamblea Nacional fragmentada.
Su designación se ha anunciado este jueves, minutos después de que saliera de una reunión privada con Macron en el Elíseo. “El presidente de la República ha nombrado primer ministro a Michel Barnier. Le ha encomendado la formación de un gobierno unido al servicio del país y de los franceses”, dice la presidencia en un comunicado. “Este nombramiento se produce tras un ciclo de consultas sin precedentes durante el cual, de acuerdo con su deber constitucional, el presidente se ha asegurado de que el primer ministro y el Gobierno venidero reúnan las condiciones para ser lo más estables posible y darse la oportunidad de reunir al mayor número de personas”.
La toma de posesión de Barnier ha tenido esta tarde en el Palacio de Matignon, residencia oficial de la jefatura del Gobierno. Sustituye a Gabriel Attal, que llegó al cargo de primer ministro con en enero pasado con 34 años y se encontraba en funciones. Junto a él, ha pronunciado su primer discurso como primer ministro, en el que ha afirmado que Francia se encuentra “en un momento grave”. “Tendremos que decir la verdad y yo diré la verdad”, ha dicho Barnier. “También habrá cambios y rupturas. Finalmente, necesitaremos mucha escucha y mucho respeto, entre el Gobierno y el Parlamento, hacia todas las fuerzas políticas”. Entre sus prioridades, ha mencionado el “acceso a los servicios públicos” así como la “seguridad en el día a día, el control de la inmigración, del trabajo y del nivel de vida de los franceses”.
Barnier, de 73 años, es un político veterano, miembro del partido de derechas Los Republicanos. Su último cargo fue el de negociador europeo para el Brexit entre 2016 y 2021, después de haber sido comisario europeo en dos ocasiones, de Mercado Interior y Política Regional. Fue ministro de Exteriores durante la presidencia de Jacques Chirac, y de Agricultura con Nicolas Sarkozy en el Elíseo, y antes lo había sido de Medio Ambiente y de Asuntos Europeos. También ha sido miembro del Parlamento Europeo y diputado y senador en Francia.
Fin a una secuencia política de dos meses
La secuencia política que ha llevado a la elección del nuevo jefe de Gobierno comenzó con la disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria de elecciones decidida por el presidente Emmanuel Macron, unos días después de los comicios europeos que dieron la victoria a la extrema derecha. Decisión personal del jefe de Estado, tomada en busca de una “clarificación” del panorama político.
Tras una campaña relámpago, las legislativas situaron a la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) como principal fuerza política de la Asamblea (193 escaños), por delante de la coalición centrista de Macron (166) y de la extrema derecha de Marine Le Pen (142).
La particularidad del resultado de las elecciones legislativas es que ninguno de los tres grandes bloques se acercaba a la mayoría absoluta de 289 diputados (de un total de 577), una fragmentación parlamentaria inédita en el actual sistema político francés acostumbrado a grandes mayorías. Después de anunciar una “tregua política” durante los Juegos Olímpicos, Macron comenzó dos semanas de consultas con los líderes de las distintas formaciones políticas, así como varios antiguos presidentes y primeros ministros.
El Elíseo afirmó que buscaba un candidato de compromiso, que no suscitase el rechazo de una mayoría de los diputados y que pudiera superar una posible moción de censura parlamentaria. El anuncio de los partidos de centro y derecha de que, en caso de moción de censura, votarían en contra de cualquier primer ministro salido del NFP fue el argumento esgrimido por Macron para negarse a nombrar a la candidata de los partidos progresistas, la economista Lucie Castets, a pesar de representar la coalición con más escaños.
Aunque Castets había propuesto buscar acuerdos parlamentarios fuera de la coalición, ofreciendo además un método de trabajo “más colaborativo” para la Asamblea Nacional, el resto de formaciones políticas afirmó rechazar el programa del NFP, que incluía elementos como la anulación de la reforma de las pensiones o el aumento del salario mínimo.
El presidente, al que corresponde la designación del primer ministro sin que la Constitución le imponga plazos ni límites, declaró en varias ocasiones su deseo de construir una nueva coalición –distinta a las que se presentaron a las elecciones– que se agruparía alrededor de su partido, con la derecha moderada, socialistas, ecologistas y comunistas, una propuesta que supondría fracturar el Nuevo Frente Popular para aislar al partido de izquierdas Francia Insumisa.
Mélenchon: “Es un robo electoral”
El fundador de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, ha cargado duramente contra Macron por nombrar primer ministro a Barnier y le ha acusado de robar las elecciones. “Es un robo electoral”, ha afirmado Mélenchon, tras haber recordado que Barnier sale de un partido que quedó el último entre las grandes formaciones políticas francesas en las legislativas de julio, en las que esa formación de derechas (logró 47 diputados). Mélenchon ha argumentado que es un primer ministro “que no tiene nada que ver con el resultado de las elecciones” y ha dicho que no cree ni por un momento que Barnier vaya a encontrar una mayoría en la Asamblea Nacional que respalde “tal negación de la democracia”. “Es la negación de la voluntad del pueblo francés”, ha recalcado.
El resto de los partidos de la izquierda, que acudió unida a las elecciones legislativas de junio pasado en la coalición del Nuevo Frente Popular (NFP), también ha sido extremadamente crítica con el nombramiento de Barnier. El líder del Partido Comunista francés, Fabien Roussel, lo ha tachado de “corte de mangas” mientras que su homóloga de Los Ecologistas, Marine Tondelier, lo ha calificado de “escándalo”. También el Partido Socialista (PS) ha hablado de una “negación de la democracia llevada a su máximo apogeo”. “Entramos en una crisis de régimen”, ha afirmado en su cuenta de X el primer secretario socialista, Olivier Faure.
La mañana de este jueves los líderes de los principales partidos del Nuevo Frente Popular, que durante todas estas semanas se han mostrado muy críticos con el presidente por su reticencia a nombrar a un primer ministro de la unión de las izquierdas, habían publicado un comunicado junto a Castets en la red social X en el que denunciaban que Macron “está llevando al país al callejón sin salida que él mismo ha creado”. Afirmaban que “solo dos opciones se abren ahora ante el presidente de la República: la primera es un gobierno del Nuevo Frente Popular, que salió vencedor en las urnas; la segunda es un gobierno de la coalición presidencial, que sólo pueda mantenerse gracias a un acuerdo tácito con la extrema derecha”.
Por su parte, la ultra Marine Le Pen ha señalado que van a esperar a que el nuevo primer ministro presente su programa político ante el Parlamento para decidir si censuran el Gobierno que va a formar. En una primera reacción tras el nombramiento de Barnier por el presidente, Le Pen ha dicho: “Esperaremos al discurso de política general”.