Maniatados y tirados en el suelo contra la guerra en Ucrania: la masacre de Bucha se convierte en un símbolo de protesta

Las imágenes que han conmocionado al mundo de la masacre de civiles en Bucha (Ucrania) no se olvidarán fácilmente. Las fotos de cadáveres con las manos atadas a la espalda, con la cabeza tapada con una bolsa, con brazaletes blancos y ejecutados con un tiro en la nuca, han empujado a los líderes occidentales a pedir más sanciones contra Rusia y que se investiguen los posibles crímenes de guerra. Las imágenes golpean conciencias y por eso se están convirtiendo en un símbolo, en una forma de protesta para clamar contra los horrores de la guerra.

Paradójicamente, el primer lugar donde comenzó a verse este gesto fue en las calles de Moscú. Un artista protagonizaba este miércoles una performance en diferentes lugares de la capital rusa.

Según informa en Telegram el medio ruso independiente Holod Media, vetado en Rusia, el artista, que permanece en el anonimato por temor a las represalias que puede sufrir en el país, fue fotografiado emulando uno de los cuerpos de Bucha en cuatro célebres localizaciones de Moscú: el Jardín Alexander, con el Palacio del Kremlin al fondo, el Puente de la Catedral del Cristo Salvador, la calle Nikólskaya y la calle Arbat.

El artista ruso, que ha bautizado la performance como “Bucha-Moscú”, ha sido entrevistado por Holod Media, que ha publicado su conversación en Telegram.

“Cuando miré las fotos de Bucha ese día, tuve la sensación de que era yo el que yacía en esos márgenes, que me violaron, me torturaron y me destruyeron”, explica al medio ruso.

El autor de la performance relata que los transeúntes reaccionaban con calma a su paso y que esperaba que su acción fuera vista y difundida: “A juzgar por los comentarios en redes como Telegram cumplió su función. Me complace ver que hay personas que piensan, sienten, que viven por esos comentarios”.

El artista asegura que después de la acción se derrumbó: “Solo podía vomitar y llorar, es el único deseo que había en mí”.

Desde el anonimato manifiesta que teme “la persecución por parte del Kremlin, al igual que antes de esta acción” pero que “ahora estos temores se han vuelto más tangibles”.

Su temor no es infundado. En Rusia se ha detenido a cientos de manifestantes que en los primeros días protestaron contra la invasión, o simplemente por portar pancartas en blanco.

De Moscú a Berlín, Lituania y Georgia

El artista moscovita no está solo. En Berlín, cientos de personas han participado en una protesta para pedir que se embargue el gas, el petróleo y el carbón de Rusia. Al terminar, se han tumbado en el suelo frente al Parlamento alemán, en honor a los fallecidos en la guerra de Ucrania.

En la mañana del miércoles, decenas de personas han protestado también frente a la embajada alemana en Vilnius, Lituania, contra la guerra en Ucrania. Para ello, han recreado las posiciones de los cadáveres de civiles fotografiados en Bucha: tirados en el suelo, maniatados y con la cabeza tapada con bolsas. 

Con la protesta, según informan los medios locales, han querido reclamar a Alemania una mayor dureza en sus sanciones contra Rusia y que renuncie a las importaciones de gas. 

“Somos nosotros, los lituanos, quienes debemos dar ejemplo, luchar por Ucrania y explicar a los estados occidentales cómo frenar a los ocupantes”, ha declarado al diario LRT uno de los manifestantes. “Alemania está financiando las acciones de Rusia y el genocidio en Ucrania para que la calefacción sea más barata. Han estado haciendo esto durante 8 años”, dice otro de los organizadores de la protesta.

Otra acción similar ha tenido lugar horas más tarde en Georgia, en esta ocasión en la capital, Tiflis, y junto al Parlamento. Decenas de personas han vuelto a emular a los ejecutados por las tropas rusas en las zonas que han dejado finalmente atrás en la invasión.

También con las manos atadas, los ojos vendados, tirados en el suelo junto a sus bicicletas. Muestran así su solidaridad con el pueblo ucraniano y piden al gobierno georgiano medidas más contundentes contra la invasión rusa. “Georgia, abre los ojos”, dice un cartel que sujeta una de las manifestantes.

La protesta es especialmente simbólica en este país. Rusia declaró la guerra a la ex república soviética en 2008 con el apoyo de las autoproclamadas republicas de Osetia del Sur y de Abjasia. Tras la guerra, Rusia reconoció la independencia de estas regiones separatistas y Tiflis rompió relaciones diplomáticas con Moscú. Lo que en principio debería haber sido un acicate para sumarse a las sanciones accidentales ante la invasión de Ucrania ha llevado al gobierno georgiano a mostrarse más cauto hasta ahora.

Georgia por el momento no se ha sumado a las sanciones occidentales contra Rusia, aunque dice que lo hará tras el anuncio por parte del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, de cesar a su embajador en el país. También apoya oficialmente a Kiev en las distintas plataformas internacionales.

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