La organización Médicos Sin Fronteras (MSF) anunció hoy la suspensión temporal de las labores de búsqueda y rescate de inmigrantes en el Mediterráneo central debido a las “restricciones a la asistencia humanitaria” impuestas por Libia.
La ONG detalló en un comunicado que suspenderá las operaciones de su buque “Prudence” pero continuará prestando apoyo médico a la nave “Aquarius”, que gestiona junto a la organización “SOS Méditerráneé”.
La decisión de esta organización se produce un día después de que las autoridades de Trípoli instituyeran su área de búsqueda y rescate (SAR, en inglés) frente a sus aguas territoriales, comunicándoselo a la Organización Marítima Internacional (OMI).
De este modo, apuntó MSF, las autoridades libias “restringieron el acceso de los buques humanitarios a las aguas internacionales de las costas” de Libia, desde donde zarpan la mayoría de inmigrantes que ponen rumbo a Europa e Italia y son rescatados por las ONG.
Inmediatamente después, explican desde MSF, el centro de coordinación de rescate marítimo en Roma (MRCC, en inglés) advirtió “sobre los riesgos de seguridad asociados con las amenazas emitidas públicamente por la Guardia Costera libia” contra los buques que operan en aguas internacionales.
“Tras estas restricciones adicionales a la asistencia humanitaria independiente y al creciente bloqueo de migrantes dentro de Libia, MSF ha decidido suspender temporalmente las actividades de búsqueda y rescate de su buque Prudence”, dice el comunicado.
El presidente de MSF en Italia, Loris de Filippi, dijo que “si estas declaraciones son confirmadas” derivarán en “dos graves consecuencias: habrá más muertos en el mar y más personas atrapadas en Libia”.
“Si las naves humanitarias son expulsadas del Mediterráneo, habrá menos preparadas para socorrer a las personas antes de que se hundan y quien no se ahogue será interceptado y devuelto a Libia, un lugar sin legalidad y con detenciones arbitrarias y violencia extrema”, lamentó en un comunicado.
En este sentido MSF pidió a las autoridades libias que “confirmen rápidamente que se adherirán y respetarán las obligaciones legales, internacionalmente reconocidas, de socorrer embarcaciones en apuros y que permitirán que se haga en aguas libias e internacionales”.
También reclamó que se precise que “todas las naves, gestionadas por ONG o quien sea, serán autorizadas a efectuar actividades de socorro sin impedimentos y que ni las autoridades libias ni italianas interferirán en el derecho de desembarcar a las personas en un puerto seguro”.
MSF recordó que el establecimiento de la zona SAR frente a Libia se produce apenas una semana después de que Italia aprobara una misión naval para patrullar junto a las autoridades de Tripoli para combatir a las mafias que se dedican al tráfico de personas.
Algunas ONG han denunciado incidentes con los guardacostas libios, adiestrados y equipados por Italia y la Unión Europea, como es el caso de la española “Proactiva Open Arms”, ante cuya nave un agente de dicho país disparó al aire, según se mostró en un vídeo.
Paralelamente el Gobierno de Italia ha propuesto a las ONG un código de conducta para regular las labores de rescate, un texto que no ha sido suscrito por MSF y por otras organizaciones como “Sea Watch” y la alemana “Jugend Rettet”. Sí lo firmaron “SOS Méditerranée”, “Save The Children”, “Proactiva Open Arms”, la alemana “Sea Eye” y la maltesa MOAS.