Europa se prepara para unas fiestas atípicas por la pandemia, pero las escenas navideñas no serán las mismas en todos los rincones del continente. Varios países europeos están apostando por abrir la mano lo menos posible con las restricciones con el objetivo de mantener al mínimo los contactos sociales y evitar un nuevo aumento fuerte en los contagios tras un otoño muy duro.
Algunos de los que más lejos han llegado en las medidas son Alemania y Francia, donde los bares y restaurantes, así como los cines y los teatros, permanecerán cerrados toda la temporada navideña. Ambos, aunque en situaciones epidemiológicas distintas, están tratando de desincentivar las reuniones, y las excepciones se centran en Nochebuena. En Francia, por ejemplo, habrá toque de queda a las 8 p.m. en Nochevieja. En Alemania, las tiendas no esenciales tienen que cerrar esta semana.
Pero no son los únicos: en Bélgica, los sectores de la hostelería y de la cultura también siguen clausurados; en Austria, los restaurantes no podrán abrir hasta enero. Países Bajos, donde estos locales están cerrados desde octubre, ha decretado este lunes el cierre de escuelas, tiendas y establecimientos no esenciales. Los restaurantes también tendrán que echar la persiana de nuevo desde este viernes en República Checa, donde reabrieron hace apenas 15 días. Italia también introducirá nuevas restricciones para las fechas navideñas.
Alemania
Los bares y restaurantes, los teatros, las salas de conciertos y los cines están cerrados en Alemania desde el 2 de noviembre, cuando el país se adentró en el denominado “parón parcial de la vida pública” para controlar el fuerte repunte de casos de otoño y evitar el colapso del sistema sanitario. El sector de la hostelería puede operar para llevar y entregar a domicilio. El Gobierno federal y los líderes estatales han descartado reabrirlos por Navidad y han prolongado las restricciones hasta el 10 de enero como mínimo.
Este domingo, en una nueva reunión, las autoridades alemanas han dado una vuelta de tuerca y han ordenado el cierre de colegios y guarderías, así como de las tiendas no esenciales, con excepciones como los supermercados, las farmacias, los bancos o los negocios que venden árboles de Navidad. Las peluquerías también tendrán que echar el cierre. Estas medidas estarán en vigor desde este miércoles 16 de diciembre hasta el 10 de enero. La venta de pirotecnia antes de Año Nuevo también está prohibida. La mayoría de los mercados navideños, toda una tradición en el país en los que la gente se congrega para beber el típico vino caliente, están cerrados.
“Nos vemos obligados a actuar, y lo estamos haciendo”, ha dicho la canciller Ángela Merkel. La evolución de la pandemia en el país germano no es favorable en estos momentos. Tras una estabilización temporal del número de casos a finales de agosto y principios de septiembre, en octubre se produjo un fuerte aumento en todos los estados federales. Las autoridades sanitarias consideran que el repunte se detuvo por las medidas aplicadas a principios de noviembre –consideradas la fórmula para “salvar la Navidad”–, pero no se produjo una reducción considerable del número de casos, que han vuelto a incrementarse con fuerza desde comienzos de diciembre y el país vive un número elevado y creciente de nuevas infecciones todos los días.
En la actualidad, Alemania registra una incidencia acumulada de 352 casos por cada 100.000 habitantes en las últimas dos semanas, según datos de la Universidad Johns Hopkins analizados por elDiario.es. En España, esta cifra es de 219. La tasa de mortalidad desde el inicio de la pandemia sigue siendo mucho más baja en el país germano, con 26 muertes totales por cada 100.000 habitantes, frente a las 102 de España.
Los epidemiólogos han atribuido los niveles de propagación actual a la llamada “paradoja de la prevención”, según la cual la capacidad alemana para hacer frente al primer pico de la pandemia (ha sido uno de los países europeos más elogiados por su respuesta) ha atenuado el temor que la rodeaba, creando la sensación de que representa una amenaza menos peligrosa de lo que afirmaron los expertos. Según el Instituto Robert Koch (RKI), la agencia encargada del seguimiento de la pandemia, esto se ha traducido en que muchas personas no se toman las medidas de distanciamiento y la cuarentena lo suficientemente en serio. Los gobernantes creen que la creciente movilidad y, el mayor número de contactos en el período previo a la Navidad explican el aumento exponencial de las infecciones.
El repunte está haciéndose notar en el sistema sanitario y muchas unidades de cuidados intensivos están bajo una “gran presión” debido al alto número de pacientes gravemente enfermos de COVID19, según explica el Gobierno en su decisión. En los últimos días, los profesionales sanitarios de las UCI han reclamado medidas drásticas para evitar que las salas de los hospitales llegaran a una situación “a la que pronto ya no podrán hacer frente los enfermeros y médicos”.
A ello se le suma un “número inaceptablemente alto de muertes diarias”, según el Gobierno. Alemania, que hasta ahora había registrado unas tasas de mortalidad más bajas que sus vecinos europeos, ha superado con creces el pico de muertes de personas contagiadas en primavera. No obstante, este tipo de comparaciones hay que tomarlas con cautela ya que, a nivel general, en marzo y abril muchas personas no fueron contadas en las estadísticas oficiales de fallecidos al no contar con una prueba analítica positiva.
La cifra “inaceptable” de fallecidos ha sido uno de los principales argumentos de Merkel, partidaria de un endurecimiento de las medidas, para pedir más restricciones. En un discurso que se hizo viral la semana pasada, la canciller mostró su enojo en el Bundestag e insistió en que mantener abiertos ciertos establecimientos, como los puestos de comida navideños, “no es aceptable si el precio a pagar es que la cifra diaria de muertos alcance las 590 personas”. Este domingo, Merkel volvió a insistir: “Tenemos muchísimas muertes. Sabemos que el sistema sanitario está bajo una enorme presión. Por eso es necesario actuar urgentemente”. La canciller ha dicho que esta será una Navidad muy difícil para los sanitarios, y que las decisiones tomadas son “para apoyarlos y para darle a la gente la seguridad de que el sistema sanitario estará ahí para ellos cuando lo necesiten”.
El objetivo, explican las autoridades, es llevar las cifras por debajo de una incidencia de 50 casos nuevos por cada 100.000 habitantes durante un período de siete días, “momento en el que será posible el rastreo de contactos nuevamente”. En estos momentos, se están notificando brotes en diversos entornos, en particular en los hogares y, cada vez más, en las residencias de mayores, según el RKI. En muchas partes hay una difusión cada vez más difusa del virus, sin cadenas de transmisión rastreables.
Las autoridades alemanas están enfocándose principalmente en la reducción de contactos sociales, suplicando a los ciudadanos que eviten aquellos “que no sean absolutamente imprescindibles” durante los próximos días. Si bien tenían previsto flexibilizar el límite actual a las reuniones –cinco personas de dos hogares a un máximo de diez– desde el 23 de diciembre al 1 de enero, el Gobierno y los líderes estatales han dado marcha atrás y ya no aplicarán esta regla. Ahora, la norma solo se aliviará levemente para Nochebuena y Navidad, pero no para Nochevieja: del 24 al 26 de diciembre, se permitirá que un hogar invite un máximo de cuatro familiares cercanos como parejas, hijos o nietos, sin incluir a menores de 14 años. Piden además a los ciudadanos que reduzcan los contactos al mínimo posible en los siete días previos a las reuniones familiares.
Se teme que antes del cierre de las tiendas se produzca lo que se conoce como Hamsterkäufe, “compras de hámsteres”, es decir, compras guiadas por el miedo y la tentación de hacer acopio: el Gobierno ha pedido a la población que no aproveche los dos días restantes con comercios abiertos para hacer compras navideñas. El ministro de Economía, de hecho, ha instado a los ciudadanos a renunciar a los regalos bajo el árbol de Navidad y a conformarse con vales a canjear cuando las tiendas reabran de nuevo.
El sector minorista ha dicho que apoyará las medidas del Gobierno, pero ha pedido más ayudas para los comercios. Calcula que perderán hasta 12.000 millones en ventas y que las medidas afectan a casi 200.000 empresas, la enorme mayoría pequeñas y medianas. “El hecho de que muchos minoristas ahora tengan que cerrar en medio del negocio navideño, la época del año con mayores ventas, golpea fuertemente a la industria”, ha dicho la Asociación Alemana de Minoristas. “Los políticos deben asegurarse ahora con un fuerte programa de ayuda que no habrá una ola de quiebras que ya no puedan repararse”.
El Gobierno federal espera un retroceso de la economía ante las nuevas medidas para contener la pandemia. Hasta ahora, las medidas han afectado principalmente a la industria hotelera y a las empresas de los sectores de ocio y turismo. En noviembre, el Gobierno aprobó una serie de ayudas para compensar las pérdidas derivadas de las restricciones, de hasta el 75% de los ingresos. Ahora, ha anunciado que los sectores de la economía que se ven particularmente afectados por las restricciones seguirán recibiendo apoyo financiero.
El sector hostelero mostró su oposición en noviembre a la posibilidad de abrir solo durante unos días por Navidad. “Después de semanas de cierre, hay que limpiar los restaurantes, decorarlos, organizar las compras y al personal...”, dijo la Asociación Alemana de Hoteles y Restaurantes. Según una encuesta reciente de la asociación, el 70% de la industria hostelera ve peligrar su existencia debido a la considerable pérdida de facturación. El 40% califica el cierre hasta enero como “catastrófico”.
Francia
En Francia, las tiendas sí están abiertas, pero los bares y restaurantes siguen cerrados como mínimo hasta el 20 de enero desde finales de octubre. Las autoridades tenían previsto volver a abrir las puertas de museos, teatros y cines este martes tras su segundo confinamiento para controlar la rápida propagación del virus. Pero no será así: estarán cerrados todo el periodo navideño y tendrán que esperar hasta, al menos, el 7 de enero para poder abrir.
La semana pasada, el Gobierno galo decidió no seguir adelante con la apertura porque el país “aún no ha salido de la segunda ola” y no se ha alcanzado el umbral marcado por Emmanuel Macron para la desescalada de estos establecimientos: tener menos de 5.000 nuevos casos diarios, lo que se considera un nivel de circulación del virus que permite mantener bajo control la pandemia y disminuir la presión sobre los hospitales.
A diferencia de Alemania, el mensaje principal en Francia es que no se puede bajar la guardia ante los avances logrados. En la actualidad, aunque la curva de contagios ha descendido drásticamente como fruto del confinamiento, aún se siguen contabilizando una media de 10.000 infecciones nuevas diarias. Los indicadores han mostrado tendencia a la baja, pero durante esta segunda ola, Francia ha superado el récord de hospitalizaciones de abril (más de 33.000) y los enfermos de COVID-19 han llegado a suponer más de el 90% de las capacidades de las unidades de cuidados intensivos. En estos momentos, son el 57%, pero el Gobierno considera que el ritmo de descenso en las UCI es demasiado lento.
El Ejecutivo ha recalcado que, aunque la situación epidemiológica ha mejorado en las últimas semanas, en estos momentos se encuentra en una meseta. Según el ministro de Sanidad, el “factor climático” ha jugado un papel importante en este estancamiento de las cifras. El primer ministro Jean Castex ha asegurado que Francia es “donde mejor ha evolucionado la situación” en Europa, pero ha dicho que “el partido (contra el virus) está lejos de ser ganado”.
Actualmente, Francia contabiliza una incidencia acumulada de 240 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días y una tasa de mortalidad de 88 muertes totales por cada 100.000 habitantes.
Este martes, Francia levantará el confinamiento. Pero entrará en vigor el toque de queda, que empezará a las 8 p.m., no a las 9 p.m. como estaba previsto, hasta las 6 a.m. A diferencia de lo que anunció Macron, la medida también estará vigente en Nochevieja, pero no en Nochebuena. Castex ha dijo que el 31 “concentra todos los ingredientes para un repunte epidémico”. “La misma lógica, probablemente, habría requerido lo mismo para Navidad. Pero la Navidad tiene un lugar especial en nuestras vidas y tradiciones”, defendió. El Gobierno galo ha pedido a los ciudadanos que no se reúnan más de seis adultos a la vez durante las fiestas, insistiendo en que las celebraciones navideñas son “momentos de especial riesgo”. La premisa es “permitir a todos y cada uno disfrutar de las fiestas de fin de año sin exponerse” pero también “reducir el riesgo de un tercer confinamiento”.
“Este año 2020 ha sido difícil para todos. Conozco su cansancio, sus dudas, su sufrimiento. Les debo, en primer lugar, la verdad y la transparencia sobre esta epidemia, que está durando más de lo que nos hubiera gustado. Mi papel es protegerles, aunque eso signifique tomar decisiones difíciles”, dijo Castex. Expertos temen que el aumento de la socialización y los viajes durante las vacaciones de Navidad dispare el número de casos diarios, lo que nuevamente podría hacer que el número de hospitalizaciones aumente en las semanas siguientes.
La decisión de paralizar la apertura el pasado jueves cayó como un jarro de agua fría en el mundo de la cultura, que estaba preparándose para regresar. Muchos artistas expresaron rápidamente su incomprensión tras el anuncio de esta decisión. “Esta decisión sin duda sumirá a todos los actores de la industria cinematográfica en dificultades económicas con consecuencias catastróficas”, dijo la Federación de Cines Franceses.
Lo mismo ocurre en el sector de la hostelería, que se ve a sí misma como una de las más perjudicadas por las restricciones. Este lunes, los hosteleros han convocado una protesta en París bajo el lema “dejadnos trabajar”. No hay certeza de que estos locales vayan a abrir el 20 de enero, el Gobierno lo ha condicionado a que “el período de fiestas no se refleja en un repunte de la epidemia”. Macron explicó que la lógica detrás de estas decisiones es la misma: limitar al máximo todas las actividades que aumentan el número de reuniones y lleven a la gente a reunirse sin mascarilla en lugares cerrados. El ministro de Economía ha defendido que “todos estos restaurantes pueden tener una compensación del 20% de su facturación respecto a 2019”, con el objetivo de cubrir todos sus costos fijos.
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Gráficos: Ana Ordaz.