Este lunes por la noche, el nuevo primer ministro británico, Keir Starmer, se reunió con los diputados de su partido tras la victoria histórica en las elecciones generales. Son tantos, 411 sin contar el speaker, que hacía falta un sitio grande. No cabían en el espacio habitual en el Parlamento y se juntaron en otro imponente y con mucha historia, la sede de la Iglesia de Inglaterra junto a la Abadía de Westminster.
El lugar se llama Church House porque están las oficinas eclesiásticas y también se utiliza para grandes comisiones de investigación del Parlamento. Aquí se reunieron los diputados en la Segunda Guerra Mundial y aquí tuvo lugar la primera reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, en 1946. Y aquí se tomó anoche una foto para el recuerdo por el número de diputados de un único partido.
En sus primeras palabras ante el multitudinario grupo, Starmer les dijo a sus diputados que no se pongan cómodos porque queda trabajo para convencer a ciudadanos desilusionados con la política y a votantes que, sobre todo, querían castigar al Partido Conservador por 14 años de desmanes. “La gente ha puesto la confianza en nosotros ahora, pero no son conversos”, dijo Starmer. “Tenemos que volver a la política del servicio público para enseñar a los británicos que la política puede ser una fuerza para el bien. Tenemos un mandato para el cambio, un mandato para la renovación”.
Y en lo que parecía ser una advertencia para los diputados más cercanos al antiguo líder, Jeremy Corbyn, también dijo: “Las victorias electorales no caen del cielo. Se lucha mucho por conseguirlas y ésta sólo podía haber pasado con un Partido Laborista cambiado”.
No hay sitio
El número récord de parlamentarios del Partido Laborista, casi igual que el que consiguió Tony Blair en 1997 (entonces 418), supone que el espacio será una consideración habitual en esta legislatura que empieza este martes con la inauguración del nuevo Parlamento.
En la Cámara de los Comunes, de hecho, los diputados laboristas no van a caber en la zona que ocupa el partido en el Gobierno, tradicionalmente detrás del primer banco donde se sienta el primer ministro y los ministros, y algunos tendrán que sentarse en la bancada de enfrente que ocupa habitualmente la oposición.
Además, no hay sitios fijos ni en realidad espacio suficiente para los 650 miembros de esta cámara, con lo que los diputados se tienen que apelotonar y luchar por el sitio en medio de estrecheces.
Los diputados laboristas más veteranos bromeaban este lunes con lo sorprendente que era ver a tantos colegas en la reunión del grupo parlamentario.
La clase y el colegio
La abrumadora entrada de los laboristas, que doblan en diputados su número de las elecciones de 2019, ha cambiado la composición del Parlamento no sólo en ideología. La que se inaugura este martes es la Cámara de los Comunes con más mujeres, más minorías y más personas que han estudiado en colegios públicos de la historia.
Esta última medida es especialmente relevante en un país que vive obsesionado con las clases sociales y donde tradicionalmente políticos y altos cargos pasan por la ruta estándar de estudiar en un colegio privado y de ahí lograr ser admitidos en la Universidad de Oxford o Cambridge.
En el nuevo Parlamento, sólo el 23% de los diputados fueron a escuelas privadas, según la organización Sutton Trust, dedicada a promover la movilidad social en el Reino Unido y que recolecta datos sobre el origen de los parlamentarios. Este cambio es sobre todo por la llegada de los nuevos diputados –el 15% de los laboristas fueron a colegios privados frente al 46% de los conservadores–, pero éste es el nivel más bajo de este tipo de educación en los tres grandes partidos, el Laborista, el Conservador y el Liberaldemócrata, mirando a los últimos 50 años de datos. El máximo de diputados que habían pasado por colegios privados fue en 1983, cuando fue el 51%, según esta organización.
Entre los 650 diputados de la Cámara de los Comunes que debuta este martes sólo 42 han seguido la que se conoce como la ruta tradicional de los políticos: colegio privado y Oxford o Cambridge.
El cambio es aún más pronunciado en el Gobierno. Sólo el 4% de los miembros del gabinete de Starmer estudiaron en un colegio privado comparado con el 63% del ejecutivo de Rishi Sunak. El 93% de los nuevos ministros estudiaron en lo que en el Reino Unido se llama “comprehensive school”, que es una escuela pública gratuita y sin más límites de acceso que la zona donde vives.
Starmer estudió en un colegio público dentro de la categoría de los que admiten a alumnos por su historial académico más destacado y que luego se convirtió en privado. Se graduó en Derecho en la Universidad de Leeds y luego estudió un master en la Universidad de Oxford, con lo que sigue cumpliendo la constante de los primeros ministros británicos desde 1937: todos han estudiado en Oxford menos Gordon Brown (el último premier laborista).
Starmer, en cualquier caso, es el político que ha llegado a líder de un partido en el Reino Unido de origen más humilde desde el laborista Neil Kinnock en los años 80. Su padre tenía un taller de herramientas y su madre era enfermera en un pueblo de Surrey. Keir fue el primero y casi el único en ir a la Universidad en su familia.
Más diversidad
El nuevo Parlamento también es más equilibrado en cuanto a género, con 263 diputadas, más que nunca. Y también el más diverso en cuanto a orígenes étnicos: han sido elegidos 90 de minorías, sobre todo mujeres y sobre todo laboristas, según el grupo British Future, que mide la representación variada de la población en las instituciones. Esto supone casi el 14% de los diputados en el Parlamento, es decir, un porcentaje idéntico al estimado en la población, según el cálculo de Matt Singh, de Number Cruncher Politics.
“Las elecciones de 2024 han sido un hito para la representación con un récord de diversidad en nuestro Parlamento, más cerca que nunca del que hay en el electorado”, dice Sunder Katwala, director de British Future. “En 40 años hemos pasado de cero a que casi uno de cada siete diputados tenga un origen étnico minoritario. La ironía de que esto coincida con el final del mandato de Rishi Sunak como el primer primer ministro británico-asiático sólo subraya cómo la diversidad étnica se ha convertido en lo normal en todos los grandes partidos políticos”.
Sunak, cuyos padres emigraron de India, seguirá siendo diputado. También seguirá unos días o semanas al frente del Partido Conservador mientras su partido decida el proceso para sustituirlo, según anunció al día siguiente de las elecciones.
Katwala recuerda que “una representación mejor no garantiza políticas mejores sobre inclusión”. Comenta que el debate británico sobre la raza “parece más polarizado que nunca”, pero confía en que en estos debates están presentes las experiencias de los nuevos diputados: “Una voz más fuerte importa”.