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La Izquierda canta en pie el himno de la resistencia antifascista Bella Ciao tras el discurso xenófobo de Orbán

Irene Castro

Corresponsal en Bruselas —
9 de octubre de 2024 09:48 h

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“Make Europe great again”. Con el lema de Donald Trump, cuya victoria le haría brindar con champán, ha terminado el primer ministro ultraderechista húngaro su intervención en la Eurocámara, con motivo de la presidencia rotatoria del Consejo de la UE que le corresponde este semestre, y en el que ha aprovechado para esparcir su discurso más xenófobo al vincular la inmigración con el aumento del “antisemitismo, la homofobia y la violencia contra la mujer”.

La presidenta: “Esto no es Eurovisión”

Orbán, a quien la UE ha abierto procedimientos por sus leyes homófobas y que tiene el récord de condenas por vulnerar el derecho al asilo, ha reiterado ese mensaje entre aplausos de la ultraderecha (su grupo, Patriotas por Europa, es la tercera fuerza parlamentaria) y reproches de las fuerzas progresistas. La Izquierda ha cantado el himno de la resistencia antifascista Bella Ciao al acabar su intervención mientras la presidenta de la Eurocámara, Roberta Metsola, pedía silencio. “Esto no es Eurovisión. Vamos a respetar la dignidad de esta Cámara”, le ha dicho a los parlamentarios, que ha comparado la escena con la serie la Casa de Papel.

Más allá de la anécdota, el líder ultraderechista ha apostado por el endurecimiento de las políticas migratorias al defender la creación de centros de detención para migrantes fuera de las fronteras de la UE como única forma para controlar los flujos. “Sin centros hotspot no vamos a poder controlar la migración ilegal en Europa. Una vez que entra alguien en la frontera no lo vamos a poder echar después”, ha dicho. Hungría es uno de los 17 países que han impulsado un documento en el que piden a la Comisión Europea medidas para agilizar las deportaciones y que pasan incluso por sancionar a los migrantes que no cooperen con el retorno.

Orbán también ha cuestionado la agenda verde que en los últimos años ha puesto en pie la UE. “Estamos haciendo una política ecológica que impide hacer una política industrial”, ha señalado el líder magiar, que ha cuestionado, además, que en 2030 vaya a haber una “reducción importante” del uso de los combustibles fósiles.

Reproches por sus lazos con Putin

Ursula von der Leyen ha entrado en el cuerpo a cuerpo al final de su respuesta al afearle que Hungría dejara en libertad el pasado año antes de tiempo a delincuentes acusados de trata de personas. “Esto no es luchar contra la inmigración ilegal en Europa. Esto no es proteger nuestra Unión”, le ha reprochado. “Y hablando de a quién dejar entrar, ¿cómo es posible que el Gobierno húngaro invite a ciudadanos rusos a entrar en nuestra Unión sin controles de seguridad adicionales?”, le ha preguntado sobre la decisión de Budapest de extender visados a ciudadanos rusos, que ha generado una enorme preocupación en el resto de capitales.

“¿Culparían a los húngaros por la invasión soviética de 1956?”, le ha interrogado la presidenta a Orbán, que se ha sentido profundamente ofendido por ese comentario. “No hay ninguna lengua europea en la que la paz sea sinónimo de rendición y soberanía sea sinónimo de ocupación”, le ha reprochado.

“¿Y cómo puede ser que el gobierno húngaro permita a la policía china operar dentro de su territorio? Esto no es defender la soberanía de Europa. Es una puerta trasera para la injerencia extranjera”, ha recriminado Von der Leyen, que se ha limitado a saludar a Orbán con un frío apretón de manos.

Este miércoles es uno de esos días movidos en el Parlamento Europeo, donde socialistas, liberales, verdes y la izquierda han madrugado para hacerse una foto con carteles contra el ultraderechista húngaro antes del debate en el pleno de Estrasburgo. El Partido Popular Europeo ha organizado una rueda de prensa y a lo largo del día hay otras convocatorias a la prensa para responder a Orbán.

El debate en la Eurocámara ha estado cargado de reproches contra el primer ministro húngaro, a excepción de las fuerzas de la extrema derecha. “No ha hablado de Ucrania”, le ha reprendido el portavoz del PPE, Manfred Weber, que ha cuestionado su viaje a Rusia y China nada más comenzar la presidencia, que generó el rechazo del resto de socios europeos, que han llegado a plantar incluso a los actos de la presidencia húngara (los comisarios no acuden a las citas informales que se celebran en ese país). “Su viaje no fue una misión de paz. Les sirvió a los autócratas para hacerse propaganda”, le ha dicho el alemán, que también ha asegurado que “la corrupción está acabando con el futuro de Hungría”.

Similares reproches le han llegado de la bancada socialdemócrata, que le ha acusado de “claudicar ante Putin”. “¿Cómo puede hablar de homofobia y de violencia contra la mujer?”, le ha preguntado Iratxe García, que le ha recordado el torpedeo legal en Hungría a esos colectivos. “Su falso patriotismo se inunda de una defensa exacerbada de los valores cristianos (...). Cerrar las fronteras a seres humanos que huyen de la guerra y la persecución es una traición a los valores cristianos”, ha expresado la portavoz del S&D.

“Lo único que no rechaza de la UE son los cheques”, le ha dicho la presidenta de Renew, Valérie Hayer, que ha dicho que los fondos son la razón por la que no plantea la salida del club comunitario. En todo caso, la liberal francesa ha apelado a los estados miembros a dar el paso de quitar el derecho a voto de Hungría en el Consejo de la UE por sus vulneraciones del estado de derecho. No obstante, esa medida, que la han planteado algunos estados miembros, requiere de la unanimidad de los demás y, antes por Polonia y ahora por Eslovaquia, no se logra.

La eurodiputada de La Izquierda Ilaria Salis, que estuvo en prisión preventiva en Hungría tras participar en una manifestación antifascista, ha acusado a Orbán de impulsar una forma “novedosa de fascismo” en un país en el que “la libertad de expresión y el estado de derecho no se respetan, se reprime a la sociedad civil, los oligarcas se han enriquecido, se conculcan los derechos de las minorías y el racismo se ha convertido en un fenómeno aceptable” mientras el Gobierno “promueve el resentimiento de los húngaros contra un enemigo externo”, en referencia a la UE, para “mantener su poder”.

Orbán: “El frente ucranio está perdiendo”

En su réplica, Orbán ha acusado a los parlamentarios de hacer una “intifada política” contra él y ha pasado al contraataque con líderes como Weber, de quien ha dicho que está enfadado con él porque impidió hace cinco años que fuera presidente de la Comisión Europea, a pesar de que fueron otros jefes de gobierno, principalmente Emmanuel Macron, los que pusieron pegas.

“La realidad es que en el frente ucranio están perdiendo, hacen como si no fuera la realidad, pero esa es la realidad”, ha afirmado Orbán, que ha admitido que había evitado hablar de Ucrania a propósito, y ha cargado contra la “estrategia de perdedores”. El primer ministro húngaro bloquea la ayuda militar a Kiev y sostiene que Volodímir Zelenski debería asumir su inferioridad en el campo de batalla y negociar. Sin embargo, la posición común de la UE y otros aliados es mantener la ayuda militar y financiera para que Ucrania resista en el frente y llegue a una futura negociación con más fuerza.

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