Desescaladas lentas y cautelosas, condicionadas a los datos y con seguimiento de variantes preocupantes del coronavirus. Son los planes de Dinamarca y Reino Unido, dos países que han destacado por su esfuerzo en los últimos meses a la hora de seguir la pista a nuevas mutaciones del virus. Ambos han ordenado también restricciones duras para aplacar la transmisión, con las que han conseguido bajar el número de casos dentro de sus fronteras, mientras continúan avanzando rápido en la vacunación.
Este miércoles, Dinamarca, que en diciembre decretó el cierre de la actividad económica, ha dicho que comenzará a aliviar algunas de las medidas las próximas semanas, empezando por una parte de los comercios y las escuelas de ciertas zonas. También esta semana, Reino Unido ha anunciado una hoja de ruta de cuatro fases, que comenzará con la vuelta de los niños a los colegios el 8 de marzo y no permitirá la reapertura de las tiendas no esenciales ni la hostelería al aire libre hasta, por lo menos, mediados de abril.
“Las cifras absolutas de casos siguen siendo relativamente altas (...). Todos debemos permanecer vigilantes, sobre todo ante la amenaza de las nuevas variantes, pero se puede iniciar una salida segura del confinamiento”, advierte el Gobierno británico. Por su parte, la primera ministra danesa Mette Frederiksen ya había adelantado el lunes que las restricciones aún no se iban a levantar del todo. “Ahora, con las infecciones más bajas, la opinión unánime de los expertos es que no es posible reabrir por completo”, escribió en un post de Facebook. En él, dijo que, con la variante B.1.1.7, detectada por primera vez en Kent (Inglaterra), “hace falta menos para que la infección explote y, por lo tanto, corre el riesgo de salirse de control”.
Como predijeron los científicos, la variante B.1.1.7, más transmisible, ya es la que predomina en Dinamarca, al igual que en Reino Unido. Ambos son, junto a Islandia, los países europeos que, en proporción a sus casos de COVID-19, comparten más secuencias genómicas del virus a través de Gisaid, una base de datos online para compartir genomas virales.
Según el último informe del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) centrado en variantes, la capacidad de secuenciación varía mucho en la Unión Europea, pero solo Dinamarca (junto a Islandia, que no es miembro de la UE) superó el nivel recomendado por la Comisión, que pide a los países que secuencien preferiblemente el 10% de las muestras positivas del coronavirus.
También, en general, se calcula que entre el 5 y el 10% de todos los casos de COVID-19 se secuencian con regularidad en Reino Unido. En contraste, muchos países europeos siguen secuenciando a niveles muy bajos, recuerda el ECDC, por lo que la poca capacidad para hacerlo o la falta de notificación de variantes no significa que no haya variantes circulando en un país.
En España, por ejemplo, el Ministerio de Sanidad ha establecido como objetivo que las comunidades autónomas secuencien entre el 1 y el 2% de sus casos semanales diagnosticados.
“Riesgo calculado” en Dinamarca
“La mutación británica es realmente un gran desafío, y haré hincapié en por qué deberíamos organizar la reapertura continua de Dinamarca con cuidado y sabiduría”, dijo a principios de semana Frederiksen. El Gobierno danés ha detallado este miércoles en qué consistirá la “eliminación gradual y responsable de las restricciones”.
A partir del 1 de marzo, los comercios minoristas de menos de 5.000 metros cuadrados podrán abrir sus puertas de nuevo. Se autorizarán las actividades deportivas y asociativas de hasta 25 personas, pero solo al aire libre. También se permitirá que reabran las entidades culturales en exteriores, como los zoológicos, pero los visitantes tienen que presentar una prueba negativa de COVID-19 que no tenga más de 72 horas.
En general, el número máximo de personas que pueden reunirse sigue siendo de cinco personas. Y el resto de restricciones vigentes desde diciembre se prolongarán hasta el 5 de abril, lo que afecta a gimnasios, peluquerías, piscinas, teatros, cines, los restaurantes y la vida nocturna, los cuales seguirán cerrados. Además, se sigue pidiendo a los ciudadanos que trabajen desde casa. Las escuelas reabrieron a principios de mes para los alumnos más pequeños, pero seguirán cerradas para el resto. Sin embargo, en las regiones con una menor incidencia se permitirá la enseñanza presencial obligando a hacerse dos test semanales. También permanecerán vigentes las restricciones actuales a los viajes, pero se ha levantado la prohibición de entrada a los viajeros de Reino Unido.
El plan, dice el Gobierno, se basa en las recomendaciones de los expertos. “La prevalencia de la variante B.1.1.7 está aumentando en Dinamarca. El grupo de trabajo, incluidas las autoridades sanitarias, concluye que existe un riesgo considerable de que aumente el número de infecciones por esta variable de virus”, argumenta, para justificar por qué las medidas se prorrogan hasta abril. Las autoridades hablan de “riesgo calculado”.
“Más actividad también significará más infectados y, por lo tanto, también más hospitalizaciones”, ha dicho el ministro de Sanidad, Magnus Heunicke, en una rueda de prensa. Estima que los ingresos hospitalarios podrían alcanzar un pico de unos 880 a mediados de abril, más del triple de los 247 actuales, según recoge Reuters. Camilla Holten Møller, una de las expertas del Instituto de Serología, órgano de referencia para epidemias en Dinamarca, explica en un comunicado que, según sus modelos, en el escenario de menor apertura, “el desarrollo de la variante B.1.1.7 conduce a tasas de infección ligeramente crecientes y nuevos ingresos a mediados de abril”.
Tras las restricciones de diciembre en el intento de frenar la nueva variante, Dinamarca ha conseguido controlar la curva y ha experimentado un descenso en picado del número de casos. En estos momentos, sin embargo, los contagios están subiendo ligeramente, según los datos de Johns Hopkins analizados por elDiario.es. Dinamarca mantiene unas tasas de infección relativamente bajas de Europa, si se comparan con las de países como España, Francia o Italia.
La vacunación avanza en Dinamarca, en la que viven cerca de seis millones de personas, a un ritmo mayor que en otros países europeos. El país prevé finalizar la campaña el 27 de junio. En estos momentos, ha administrado la vacuna completa al 3,05% de la población, uno de los que más junto a Malta, Rumanía e Islandia. Reino Unido, sin embargo, es la nación europea que más dosis ha puesto por cada 100.000 habitantes hasta ahora, un total de 27,34.
“Datos, no fechas” en Reino Unido
En Reino Unido, el primer ministro, Boris Johnson, se ha mostrado optimista con que el país habrá salido a finales de junio del confinamiento nacional impuesto en enero pero ha pedido a los ciudadanos “prudencia” y que respeten las fases previstas de la desescalada. El avance de la desescalada gradual de las restricciones dependerá a cada paso del programa de vacunación, pero también de la evaluación de las variantes. Johnson tampoco descartó que puedan imponerse restricciones locales para frenar la expansión de posibles nuevas variantes.
Se trata, dicen, de abrir “con cautela”. El Gobierno británico ha insistido en el que al poner en marcha el plan, se guiará “por los datos, no por las fechas, de modo que no corramos el riesgo de un aumento de las infecciones que ejercerían una presión insostenible sobre el sistema sanitario”. Habrá, por ello, un mínimo de cinco semanas entre cada fase: cuatro semanas para que los datos científicos reflejen los cambios en las restricciones y sean analizados. Uno de los requisitos es que la evaluación de los riesgos no se modifica por nuevas variantes preocupantes del virus.
El objetivo del plan es proteger a la población y el sistema sanitario mediante planes de contingencia eficaces a largo plazo. “El Gobierno se asegurará de contar con las herramientas necesarias para gestionar los brotes locales, así como con los medios necesarios para combatir de forma rápida y eficaz las nuevas variantes peligrosas, tanto a nivel nacional como en la frontera, en estrecha colaboración con las administraciones locales”, reza el documento.
El primer paso del plan se dará el 8 de marzo, cuando se espera comenzar a reabrir los colegios ingleses y permitir cierto contacto con seres queridos. El requisito de quedarse en casa se mantendrá, pero las personas pueden salir de casa para divertirse al aire libre, como un café o un picnic con convivientes, la llamada “burbuja de apoyo”, o con una persona fuera de su hogar. Las tiendas no esenciales, los gimnasios, la hostelería al aire libre, así como algunas actividades culturales en exteriores no podrán retomarse hasta, al menos el 12 de abril.
Las reglas sobre contacto social no se van a relajar hasta, por lo menos el 17 de mayo. Se espera que, en esa fecha, se reanuden los espectáculos al aire libre como teatros o cines. En interior, sin embargo, se restringirá el contacto. Será turno también entonces del interior de bares y restaurantes, y los eventos deportivos. El horizonte deseado es que el 21 de junio se puedan eliminar todos los límites legales al contacto social, reabrir las discotecas y permitir grandes eventos.
En su plan, el Gobierno reconoce de manera implícita que, a pesar de la preocupación sobre las nuevas variantes más transmisibles, las medidas de confinamiento han tenido éxito a la hora de reducir los casos, las hospitalizaciones y las muertes.
La variante B.1.1.7, recuerdan, comenzó a propagarse muy rápidamente por Reino Unido a finales del año pasado y ha crecido rápidamente hasta convertirse en la variante dominante en todo el país por lo que el Gobierno ordenó un nuevo confinamiento unas semanas después de terminar el anterior del otoño. En el momento álgido, los hospitales del sistema sanitario británico atendieron a más de 34.000 pacientes con COVID-19 en Inglaterra, aproximadamente un 80% más que en el pico de la primera ola hace un año.
Los casos, las hospitalizaciones y las muertes han disminuido desde que comenzó el confinamiento, explica el Gobierno en el plan. Entre el 6 y el 12 de febrero, 1 de cada 115 personas ha dado positivo en COVID-19 en Inglaterra, en comparación con el pico alcanzado entre el 3 y el 9 de enero, cuando 1 de cada 50 dio positivo. A mediados de febrero, 20.177 personas estaban hospitalizadas por COVID-19, lo que supone un descenso respecto al pico de 39.244 del 18 de enero, y la media de muertes diarias notificadas ha descendido de un máximo de 1.248 a 494.