La Historia nos dice que el inicio de la Revolución Mexicana fue el 20 de noviembre de 1910, cuando Francisco I. Madero llamó al pueblo a levantarse en armas para poner fin a los abusos del presidente Porfirio Díaz, militar mexicano que ejerció el cargo de presidente de México en siete ocasiones y que, en total, ocupó la presidencia durante treinta años. Y aunque los historiadores —después de un siglo— aún no se ponen de acuerdo con respecto al fin de esta guerra, se dice que el fin tentativo de este movimiento armado se dio en 1917 con la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
En México creen saberlo todo sobre Francisco Villa, de nombre José Doroteo Arango Arámbula y más conocido en España como Pancho Villa, el pistolero mexicano que no tuvo empacho en ridiculizar al gobierno de Estados Unidos cuando dirigió a su ejército —La División del Norte— hasta Columbus, territorio gobernado por Woodrow Wilson, o que Francisco I. Madero era gran fanático de Benito Juárez. Pero la Revolución aún tiene muchas aristas que no son de conocimiento popular.
Zapata y “La Comuna de Morelos”
Emiliano Zapata no era un cacique ni un caudillo, era un verdadero líder al que los campesinos del sur y del centro del país seguían convencidos de su poder político. Tanto que a pesar de que los campesinos buscaban restablecer la siembra y el cultivo de milpa (calabaza, maíz, frijol) sobre la caña (producto que fue traído por los colonizadores de España), este tomó varios ingenios azucareros (antiguas haciendas coloniales) y las utilizó para la producción y surtimiento de sus tropas y familias con alcohol y azúcar.
El sistema se conoció como “la Comuna de Morelos”, en referencia a la histórica forma de gobierno de campesinos en el estado de Morelos que resultó ser equitativa y funcional.
La cabeza de Francisco Villa
Una vez que el general Álvaro Obregón, militar y político que participó en la Revolución, llegó a la presidencia de la República, Pancho Villa pactó con él su retiro de la vida política a cambio de la Hacienda de Canutillo, una escolta conformada por 50 hombres que pertenecieron a los Dorados de la División del Norte y tierras para que 800 de sus aliados pudieran labrar. Todo se le otorgó. No obstante, Pancho Villa fue asesinado con nueve balazos el 20 de julio de 1923 en Parral, Chihuahua.
Entre los sospechosos naturales de su asesinato, además del Gobierno de Obregón, se encontraban los estadounidenses. Pero lo realmente inquietante fue lo que sucedió con sus restos. El cadáver de Villa fue exhumado y degollado, su cabeza desapareció y aún se desconoce su paradero.
Los restos de Porfirio Díaz
Una vez que explotó la Revolución Mexicana y con tres ejércitos pisando el norte, centro y sur del país, Porfirio Díaz huyó desde Veracruz a Francia el 31 de mayo de 1911. Su voluntad explícita era que sus restos fueran trasladados a su natal Oaxaca, y así lo intentó su familia en los años 20, 50, 60 y en el 2010 sin que se haya cumplido el último deseo del general.
La silla maldita
Una de las fotografías más famosas de Agustín Víctor Cassasola, fotógrafo mexicano que inmortalizó la realidad de su país durante la Revolución mexicana, sucedió el 6 de diciembre de 1914, día en que la División del Norte y la División del Sur bajo las órdenes de Pancho Villa y Emiliano Zapata, respectivamente, llegaron al centro de Ciudad de México donde los esperaba Eulalio Gutiérrez, presidente interino de México.
Eufemio Zapata, hermano del “Atila del sur”, insistió a los generales que no permanecieran en el Palacio Nacional y particularmente recomendó a Emiliano no sentarse en la silla presidencial “por estar maldita”. Se cree que por esa razón, tras la insistencia de Zapata, Villa ocupa esa silla en la fotografía que retrató la victoria de los rebeldes y su entrada en la capital.
El otro hermano de Madero
Muchos mexicanos recuerdan a Gustavo A. Madero, pero hay otro hermano de Francisco I. Madero llamado Raúl Madero que fue parte del movimiento revolucionario. Raúl se movilizaba en el norte y fue allí donde conoció a Pancho Villa. Con el tiempo se sumó a la División del Norte y una vez que esta se fortaleció, Villa lo nombró gobernador de Nuevo León; en los años posteriores también fue gobernador de Coahuila.
La constitución de 1917 y Carranza
Venustiano Carranza fue uno de los organizadores del Congreso Constituyente en Querétaro donde nació la Constitución de 1917. Gracias a esta y al respaldo del Partido Liberal Constitucionalista se proclamó como el 42º presidente de México.
Carranza gobernó desde el 1 de mayo de 1917 hasta el 21 de mayo de 1920, año en el que fue asesinado en Puebla. Pese a haber gobernado durante poco tiempo, sentó las primeras bases del salario mínimo y bajo su administración se legalizó el divorcio.