La pandemia podría haber ocasionado la mayor alteración de la historia en los programas rutinarios de inmunización, poniendo en riesgo de contraer sarampión, difteria, tétanos y tos ferina a unos 17 millones de niños de todo el mundo, en países ricos y pobres, según un estudio publicado este jueves en la revista científica The Lancet.
La investigación llevada a cabo por expertos estadounidenses estima que la cobertura global de la primera dosis de la vacuna contra el sarampión (MCV1) y la de la tercera dosis contra la difteria, tétanos y tos ferina (DTP3) podrían haber caído por debajo del 80% en 2020.
Se trata de un declive de un 7% por debajo de los niveles esperados para ambos preparados si no hubiera estallado la pandemia.
Según explica The Lancet en un comunicado, las estimaciones indican interrupciones inigualables y es probable que la cobertura en 2020 caiga en algunas regiones a niveles no vistos en más de una década.
“Antes de la pandemia, millones de niños de todo el mundo no recibían las dosis de las vacunas habituales. Esas cifras han disminuido peligrosamente desde la pandemia, y la cobertura en 2020 ha caído a niveles que no se veían desde hace más de una década”, dice Kate Causey, investigadora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington (EEUU) y autora del estudio.
“Estas enfermedades podrían regresar con fuerza”
Combinado con las alteraciones sufridas por las campañas de vacunación masiva en 2020, estas bajadas podrían incrementar el riesgo de futuros brotes de sarampión y de muertes, según los autores del estudio, financiado por la Fundación Bill y Melinda Gates.
Pese a que para diciembre de 2020 las dosis mensuales administradas por todo el mundo comenzaron a rozar los niveles esperados, la continua transmisión del coronavirus, la emergencia que plantean las nuevas variantes y el foco en la inmunización contra la COVID-19 podrían revertir o estancar esas tendencias positivas, alertan los expertos.
Subrayan que si no se adoptan medidas concertadas, especialmente a medida que las poblaciones vuelven a relacionarse cada vez más, el mundo afrontará mayores riesgos de contraer brotes de enfermedades infecciosas que son evitables con vacunas, como sarampión y tos ferina.
“Muchos sistemas sanitarios de todo el mundo siguen sufriendo una inmensa presión por la COVID-19 y están trabajando duro para desplegar nuevos programas de vacunación, pero es imperativo que las vacunaciones infantiles rutinarias, que salvan la vida a millones de niños cada año, no se olviden”, dice otro de los autores del estudio, Jonathan Mosser, también de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington.
“Si no se redoblan los esfuerzos, estas enfermedades evitables podrían regresar con fuerza”, alerta.
Las razones de las alteraciones varían: los confinamientos han dificultado a los padres acceder a las vacunas, así como los temores a contraer COVID-19; los sanitarios fueron derivados a otras funciones relacionadas con el coronavirus y ha habido también falta de equipos de protección apropiado y problemas en la cadena de suministro.
El sur de Asia, la región más afectada
Los científicos han elaborado un modelo con datos del movimiento humano capturado mediante el seguimiento de teléfonos móviles en 134 países para generar proyecciones y estimar la alteración del suministro de vacunas en 100 países en los que no estaban disponibles esos datos sobre la administración mensual de vacunas.
También crearon un modelo sobre el número de dosis que se esperaba inyectar en 2020 si la pandemia no hubiera ocurrido para estimar el número de niños que perdieron sus dosis rutinarias.
Los resultados indican que el sur de Asia fue la región más afectada por este problema, con 3,6 millones de dosis de DTP3 y 2,2 millones de MCV1 perdidas por la pandemia, mientras que en los países de renta alta el número de menores que no se pusieron las dosis fue de más del doble: 1,2 millones de dosis de DTP3 y 1,5 millones de dosis de MCV1.
Las alteraciones fueron menores en África subsahariana, donde la cobertura decayó en un 4% –unos 900.000 niños no vacunados con DTP3 y 1,1 millón de menores sin la MCV1–, agregan. Sin embargo, los autores subrayan que muchos países esta región tenían una cobertura de vacunación rutinaria inferior antes de la pandemia y dependen de las campañas periódicas de vacunación masiva para prevenir brotes de enfermedades como el sarampión. En estos países, el riesgo de que se produzcan brotes puede seguir siendo alto, aunque las interrupciones de los servicios rutinarios sean menores.
Los investigadores señalan que su estudio tiene importantes limitaciones, entre ellas que las medidas de movilidad son indicadores imperfectos de los efectos sociales más amplios de la pandemia y pueden no representar plenamente los cambios en la aplicación de la vacunación en distintos lugares y a lo largo del tiempo.
También destacan que los cambios en los datos notificados por los países sobre las dosis administradas pueden no corresponderse con los cambios en la cobertura, porque generalmente excluyen las dosis administradas fuera de los calendarios objetivo y las actividades de inmunización suplementarias, y por lo tanto pueden no captar plenamente los esfuerzos de vacunación de recuperación. Por último, señalan que no pudieron tener en cuenta los posibles retrasos en la notificación o los problemas de calidad de los datos asociados a la pandemia en curso.
23 millones de niños sin vacunas básicas, según la OMS
También este jueves, la Organización Mundial de la Salud y Unicef han publicado datos que revelan que casi 23 millones de niños en el mundo no recibieron en 2020 una de las vacunas más habituales, la DTP3 (contra la difteria, el tétanos y la tos ferina).
Las agencias alertan de que la cifra supone un gran retroceso: se trata de la más alta desde 2009 y son 3,7 millones más que en 2019.
“Mientras los países claman por conseguir las vacunas contra la COVID-19, hemos retrocedido en otras vacunaciones, dejando a los niños en peligro de contraer enfermedades devastadoras pero prevenibles”, dice el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Los 22,7 millones de niños que no recibieron la DTP3 el año pasado, un fuerte aumento frente a los 19 millones de 2019, suponen un alza del porcentaje de menores desprotegidos de tres puntos, de alrededor del 86% en 2019 al 83% en 2020.
El principal factor que explica el descenso en las inmunizaciones fue la pandemia, que paralizó los servicios de vacunación en numerosos países, o hizo que muchas familias evitaran llevar a sus hijos a vacunarse por temor a contagiarse de COVID.
“El mundo dio prioridad al combate a la COVID, pero si no se recupera terreno y no se reanudan los programas esenciales de vacunación hay un grave riesgo de que haya grandes brotes” de otras enfermedades, ha advertido la directora del Departamento de Inmunización de la OMS, Katherine O'Brien.
“No podemos saltar de una crisis sanitaria a otra, y eso ocurrirá si no hacemos caso a las advertencias y nos comprometemos a inmunizar a todos los niños del planeta”, ha destacado al presentar las cifras de un estudio realizado por la OMS y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
La investigación también muestra un descenso en las vacunaciones contra el sarampión, por lo que el porcentaje de niños que no recibió al menos una dosis el año pasado subió del 14 al 16%, mientras que un 30% no recibió las dos dosis necesarias, lejos del objetivo universal del 95% que se necesita para prevenir brotes.
O'Brien también advierte de que se ha reducido el número de niñas vacunadas contra el virus del papiloma humano, una inmunización que puede ayudarles a evitar formas de cáncer cervical en la madurez. Alrededor de 1,6 millones de niñas se perdieron esta vacuna en 2020, frente a 13 millones en 2019, ha explicado la experta canadiense.
El retroceso de las vacunaciones, subraya, fue especialmente preocupante en el sur de Asia, Oriente Medio y América, continente este último donde los programas de inmunización se vieron perjudicados también por “los problemas financieros, la desinformación sobre las vacunas y la inestabilidad política”.
El país donde más menores quedaron desprotegidos en términos absolutos fue India, con 3,5 millones de niños que no recibieron la vacuna DTP3, seguido de Nigeria (3,1 millones) y la República Democrática del Congo (1,5 millones).
En Latinoamérica, las perturbaciones en los programas de vacunación causadas por la COVID-19 impidieron inmunizar contra la difteria, el tétanos y la tos ferina a 650.000 niños en Brasil y a 563.000 en México, según las estadísticas de la OMS y UNICEF.
“Ya antes de la pandemia, había señales preocupantes de que estábamos empezando a perder terreno en la lucha por la inmunización de los niños y niñas contra las enfermedades infantiles prevenibles, incluyendo los brotes generalizados de sarampión que se produjeron hace dos años”, ha alertado la directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore. “La pandemia ha empeorado una situación que ya era problemática. Con la distribución equitativa de las vacunas contra la COVID-19 en la mente de todos, debemos recordar que la distribución de las vacunas siempre ha sido desigual, pero no tiene por qué serlo”.