La nueva ola de coronavirus está colocando a Alemania en nuevos máximos de casos desde el inicio de la pandemia. El país busca la manera de aumentar la presión sobre quienes todavía se niegan a vacunarse contra la COVID-19, con varios estados federados contemplando o imponiendo medidas para que solo las personas inmunizadas puedan acceder a ciertos lugares públicos –una medida que ha adoptado esta semana la vecina Austria–.
“La pandemia está lejos de terminar”, ha dicho el ministro germano de Sanidad en funciones, Jens Spahn. “Actualmente estamos viviendo una pandemia de los no vacunados, que es masiva. Habría menos pacientes con coronavirus en las unidades de cuidados intensivos si más gente se dejara vacunar”.
Los contagios mantienen una fuerte tendencia al alza, en niveles récord. Este miércoles el país araña los 40.000 nuevos casos, mientras la incidencia en siete días por cada 100.000 habitantes se ha disparado hasta superar los 232,1 contagios, según los datos del Instituto Robert Koch (RKI), la principal autoridad sanitaria. El pico actual de incidencia supera el máximo registrado las pasadas Navidades.
Pero las incidencias actuales son solo parcialmente comparables con las de oleadas anteriores. La vacunación está atenuando el impacto de este repunte y un mayor número de infecciones ya no supone un aumento proporcional de los enfermos graves. Las muertes se han duplicado en menos de un mes, pero por ahora crecen de una manera mucho menos pronunciada que en oleadas anteriores, como puede apreciarse en el siguiente gráfico:
La tasa de ingresos hospitalarios en siete días es también significativamente más baja que la registrada en la oleada del pasado invierno: 4,31 por cada 100.000 ciudadanos. A finales de diciembre del año pasado, con tasas de contagio similares a las actuales, el país experimentó su máximo de hospitalizaciones, más de 15 por cada 100.000 personas.
Este martes había un total de 2.616 pacientes de COVID-19 en la UCI, lo que corresponde a una ocupación del 11,8% de camas disponibles en las unidades de cuidados intensivos para la población adulta. La cifra está en aumento y varias voces están alertando de que el avance de esta oleada puede desbordar las capacidades hospitalarias.
“El aumento actual tiene varias causas: la tasa de vacunación comparativamente menor [respecto a otros países europeos], junto con la relajación sustancial de las restricciones, y el bajo nivel de control de las normas en los lugares de reunión”, dice a elDiario.es Hajo Zeeb, del Instituto Leibniz de Investigación Preventiva y Epidemiología de Bremen.
“Hay un ambiente general de haber hecho lo suficiente, y poco sentido de la urgencia”, dice el experto, que cree que la situación “es claramente preocupante, pues ya tenemos limitaciones de capacidad en algunos hospitales”.
Markus Scholz, epidemiólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Leipzig, coincide. “La capacidad de los hospitales ya está al límite en algunas regiones y todavía estamos al principio de la temporada de invierno”.
La situación varía entre regiones
Datos recogidos por las autoridades sanitarias muestran el efecto de la inmunización: en la población completamente vacunada, las incidencias de casos sintomáticos y hospitalizaciones son significativamente menores que las de la no vacunada.
“Desgraciadamente, la cuarta ola se está desarrollando como nos temíamos porque el número de vacunados es insuficiente”, dijo hace unos días el presidente del Instituto Robert Koch, Lothar Wieler.
Hasta este lunes, el 69,7% de la población de Alemania había sido vacunada con una dosis. El 67,2% tiene la pauta completa, una cifra inferior a la de otros vecinos de Europa Occidental como Italia, España, Portugal o Bélgica, que superan el 70%.
El país está teniendo dificultades para encontrar la manera de impulsar su campaña de vacunación, que se ha ralentizado.
Hay encuestas que indican que es poco probable que quienes han rechazado la vacuna cambien de opinión. “Ahora nos encontramos con una situación en la que un mayor número de personas que quizás eran escépticas o dudosas se oponen y no tienen intención de vacunarse en las circunstancias actuales”, dice Zeeb.
El motivo, explica, “es el enfado con el Estado y la presión, y un montón de miedos y suposiciones generalmente infundados sobre la seguridad y la necesidad de la vacunación. Lo que no hemos hecho de forma óptima hasta ahora es ofrecer la vacunación de forma amplia, por ejemplo, en centros comerciales, farmacias... Ahora está muy centrado en el médico de cabecera y esto no contribuye a la velocidad y las pocas barreras necesarias”.
Scholz, desde Leipzig, abunda en esta idea y explica que los centros de vacunación se cerraron tras la finalización de la gran ola de vacunación. “Hay una gran carga burocrática para los médicos de cabecera, lo que hace que se reduzca el número de médicos que participan en la campaña de vacunación”, dice. “Hay una gran actividad de antivacunas y negacionistas con varios partidarios destacados. La política no ha hecho casi nada, probablemente debido a la campaña” para las elecciones del pasado septiembre.
A diferencia de otros países, Alemania no ha establecido la obligatoriedad de la vacunación en algunos sectores profesionales. “Se está debatiendo una vacunación obligatoria para las profesiones médica y de enfermería. Todo esto llega ya tarde, pues la ola está en marcha”, opina Zeeb, partidario de una campaña de inmunización más fuerte, intensificando las dosis de refuerzo.
La cuestión de quién debe recibir la vacuna de refuerzo y quién no todavía ha sido objeto de declaraciones dispares en los últimos días. El viernes pasado, Spahn dijo tras una reunión con los responsables de los estados federados que es preciso que las vacunas de refuerzos estén a disposición de todo aquel que las solicite. “La vacuna de refuerzo tras seis meses debería ser la regla y no la excepción”. La Comisión Permanente de Vacunación (Stiko) las ha recomendado hasta ahora para las personas mayores de 70 años y algunos otros grupos, como las personas con una inmunodeficiencia.
Las tasas de inmunización varían entre regiones. “Tenemos varias con mayor cobertura de vacunación donde la previsión es que las cosas pueden seguir siendo manejables”, dice Zeeb.
Las incidencias más altas de casos se están registrando en Sajonia, al este de Alemania, que es el land con menor tasa de vacunación (no llega al 60%). El estado federado ha introducido desde este lunes la normativa conocida como '2G', que no incluye la opción de presentar un test negativo para acceder a ciertos espacios, como restaurantes o eventos en interiores, entre ellos discotecas.
La restricción implica que solo las personas vacunadas (geimpft), o aquellas que se han recuperado del virus (genesen) tienen acceso a estos lugares. Algunos virólogos creen que este tipo de medidas pueden crear una “falsa sensación de seguridad”. Zeeb considera probable que estas normas se tengan que aplicar de manera más amplia.
En Baviera, que tiene la mayor incidencia tras Sajonia y Turingia, las reglas también se han endurecido ligeramente, y las personas no vacunadas tendrán que contar con una prueba PCR negativa para acceder a restaurantes (antes valía con un test de antígenos). Es un ejemplo de las reglas conocidas como '3G' (apelativo que incluye a quienes dispongan de un test), cuyo cumplimiento decidieron reforzar los responsables de Sanidad la semana pasada, así como aplicar medidas de seguridad más estrictas para las residencias de mayores.
Entre las medidas que considera necesarias, Scholz, de Leipzig, apunta a la posibilidad de que haya “pruebas gratuitas para todo el mundo, incluidas las personas vacunadas” y cree que es posible que se requieran más restricciones de contactos para detener la oleada de coronavirus.
El país atraviesa su tendencia al alza de los contagios con un Gobierno en funciones, a la espera de conocer el plan concreto del previsible futuro canciller, el socialdemócrata Olaf Scholz, actual ministro de Hacienda.
El Partido Socialdemócrata (SPD), Los Verdes y los liberales, que están negociando un acuerdo de coalición han elaborado un proyecto de ley que, entre otras medidas, haría posible el regreso a los test gratuitos, que se eliminaron hace unas semanas con el fin de que la gente se vacunara para entrar en algunos espacios, informa la cadena Deutsche Welle. Otra de las medidas contempladas es que para asistir al trabajo, se deba presentar diariamente un test negativo. Sin embargo, el proyecto de ley se ha topado ya con críticas de quienes consideran que las medidas se quedan a medio camino.
Casos disparados en Europa
Los contagios no solo están creciendo en Alemania. También suben en todo el continente europeo, el repunte ya iguala los niveles del último invierno, según el análisis de elDiario.es de los datos de Our World in Data, basados en gran medida en las pruebas efectuadas. La semana pasada, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió de que Europa se encuentra en otro “punto crítico de rebrote” y que vuelve a ser el epicentro de la pandemia. Este martes, su representante para Europa ha anticipado un “invierno duro” ante el fuerte incremento de los contagios.
Los casos se han disparado debido a, según ha explicado la rama europea de la OMS, la insuficiente cobertura vacunal y la relajación de las medidas de salud pública y sociales. En general, a pesar del elevado número infecciones, las nuevas muertes se situaban la semana pasada aproximadamente en la mitad de los niveles máximos, lo que refleja el efecto de las vacunas para salvar vidas, previniendo la enfermedad grave y la muerte.
Pero en los lugares en los que la cobertura de vacunación es baja –en muchos países del Báltico, Europa Central y del Este y los Balcanes– las tasas de ingresos hospitalarios son elevadas. Un ejemplo de estas disparidades: Alemania está registrando en estos momentos 336 casos diarios por cada millón de habitantes de media la última semana, mientras que Rumanía está contabilizando un número algo mayor, 417. Sin embargo, la mortalidad está siendo más de diez veces superior en Rumanía (21,7 fallecimientos por cada millón), el segundo país menos vacunado de la Unión Europea.
Gráficos de Victòria Oliveres.