Todos los ojos siguen puestos en cada paso de Ucrania en el campo de batalla ante el esperado comienzo de una contraofensiva para recuperar territorio ocupado por las tropas rusas con el apoyo de armas occidentales recién llegadas. Pero mientras la especulación acerca de la operación ucraniana se intensifica, Kiev trata de rebajar expectativas y dice que aún es pronto para iniciar el ataque. En Bajmut, escenario de la batalla más larga de la guerra, los comandantes militares ucranianos han anunciado que sus tropas están llevando a cabo contraataques locales y han reivindicado un avance de dos kilómetros en la zona, controlada en su mayoría por las fuerzas de Moscú, con los mercenarios del Grupo Wagner a la cabeza.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha acaparado esta semana titulares al afirmar que el Ejército ucraniano necesita más tiempo para lanzar una contraofensiva, asegurando que parte del equipamiento militar esperado no ha llegado al país y podrían sufrir demasiadas bajas. “Con [lo que ya tenemos] podemos avanzar”, afirmó en una entrevista con la BBC publicada el pasado jueves. “Pero perderíamos a mucha gente. Creo que eso es inaceptable. Así que tenemos que esperar. Aún necesitamos un poco más de tiempo”, dijo.
El presidente ha asegurado que las brigadas de combate están listas, pero el Ejército sigue necesitando “algunas cosas”, como vehículos blindados que están “llegando por lotes”. “Mentalmente, estamos preparados. En cuanto a la motivación de nuestros militares, estamos preparados. En cuanto al personal suficiente y nuestras brigadas, estamos preparados. En cuanto a equipamiento, aún no ha llegado todo”, ha enumerado.
Durante meses, el liderazgo político y militar de Ucrania ha adelantado que está preparando una contraofensiva contra las fuerzas rusas con vistas a la llegada de un clima más cálido y la consiguiente mejora de las condiciones del campo de batalla.
Sin embargo, Kiev ha dejado claro que sus militares nunca anunciarán de forma preventiva el inicio y, en línea con lo que ha ocurrido en anteriores operaciones de esta índole, se ha negado a revelar los detalles de su ofensiva para tratar de recuperar territorio, como la dirección (o las direcciones) hacia la que pretende avanzar o el calendario.
En este contexto, las declaraciones de Zelenski han sido recibidas con cierto escepticismo: “Por supuesto, esto es lo que uno diría si la contraofensiva estuviera a punto de comenzar”, tuiteó Shashank Joshi, responsable de Defensa del Economist. “No creo que ninguna declaración oficial sobre que Ucrania no está preparada pueda tomarse al pie de la letra a estas alturas, cuando la prima del engaño es tan alta. Mi sensación es que tiene el equipo que necesita, pero puede que quiera familiarizarse más con el equipo y un tiempo mejor”, dijo.
En la misma línea, la agencia Associated Press escribió que las palabras del presidente ucraniano podrían “estar diseñadas para hacer dudar a los rusos”. En declaraciones recogidas por el New York Times, Maria Zolkina, jefa de seguridad regional y estudios de conflictos en la Fundación de Iniciativas Democráticas con sede en Kiev, ha indicado que la entrevista “fue en parte una declaración política para hacer que los socios occidentales aceleren esos suministros” y aseguró que “no excluiría que se tratara de un truco informativo, ya que Ucrania está tratando de ocultar sus preparativos”.
El jueves por la noche, en los canales de Telegram rusos circularon mensajes de que la esperada contraofensiva ucraniana había comenzado con acciones en el Donbás y en Járkov, según informa el medio independiente Meduza. El jefe de los mercenarios de Wagner, Yevgueni Prigozhin –quien ha hecho numerosas afirmaciones que no han podido ser comprobadas–, acusó a Zelenski de ser “deshonesto” en la entrevista y afirmó que la contraofensiva ucraniana “está en pleno apogeo”. El Ministerio de Defensa de Rusia publicó en un comunicado que las declaraciones en Telegram sobre “avances defensivos’ en diversas secciones de la línea de contacto no son ciertas”.
Kiev ha negado que su contraofensiva esté ya en marcha y dice que todavía está efectuando operaciones defensivas. “¿Qué está pasando ahora? Las tropas enemigas están avanzando en el este en varias direcciones. Estamos ocupados en la defensa. Las medidas defensivas incluyen no solo la defensa literal, sino también contraataques y operaciones activas. De hecho, esta situación en el este dura ya varios meses. Y eso es todo. No ocurre nada más”, ha dicho por su parte este viernes la viceministra ucraniana de Defensa, Hanna Malyar.
A la espera de cómo se desarrollan los acontecimientos y mientras persiste el secretismo acerca de la manera y el lugar de la contraofensiva, las fuerzas rusas han fortalecido sus defensas a lo largo de cientos kilómetros de la línea de frente con zanjas antivehículos, barreras como dientes de dragón, minas y trincheras.
Muchos expertos militares han mantenido hasta ahora que el impulso principal ucraniano estará en el sur. Algunos analistas creen que las fuerzas ucranianas tratarán de atravesar el corredor terrestre entre Rusia y la anexionada península de Crimea, avanzando desde Zaporiyia hacia la ciudad ocupada de Melitópol y el mar de Azov –lo que, de tener éxito, podría dividir a las tropas rusas en dos mitades y cortar las líneas de suministro más al oeste, en dirección a Crimea–.
¿Las “primeras fases” de la contraofensiva?
Algunas voces expertas han advertido de que puede ser difícil identificar el comienzo de la contraofensiva.
Konrad Muzyka, analista de defensa y director de Rochan Consulting, que publica semanalmente actualizaciones sobre el campo de batalla, ha tuiteado este viernes: “Si bien en el último número del Observatorio del conflicto en Ucrania especulé con la posibilidad de que la contraofensiva de Ucrania ya hubiera comenzado, basándome en los acontecimientos de esta semana, ahora estoy casi seguro de que así ha sido”.
“Dicho esto, espero mucho ruido o, por decirlo de otro modo, varias operaciones terrestres llevadas a cabo por Ucrania en diferentes partes del frente: Kremina, Kupiansk, Bajmut, Adviivka, Vuhledar”, asegura, en referencia a varias localidades ubicadas al este del país. “Ucrania intentará obligar a Rusia a desplazar sus fuerzas para responder a asaltos más pequeños y más grandes”, apunta.
En su opinión, “liberar el sur de Ucrania y cortar la brigada terrestre sigue siendo el principal objetivo de Kiev”. “Espero ver mucha actividad ucraniana en Rusia: ataques con drones y misiles y misiones de sabotaje para degradar la movilidad rusa y el suministro de sus fuerzas. También hay que tener cuidado con las operaciones psicológicas de Ucrania para reducir la voluntad de luchar de los rusos, para provocar huidas de personal militar y civil”, ha indicado.
Roman Kostenko, coronel de las fuerzas especiales de Ucrania, ha explicado a The Guardian que la campaña para recuperar territorio se está desarrollando por etapas y afirma que las operaciones tácticas (como atacar objetivos logísticos como depósitos de armas y combustible) ya han comenzado. No obstante, dice que es poco probable que las fuerzas armadas ucranianas se embarquen en una gran ofensiva frontal “hasta que termine este trabajo de preparación”. “Reconoce que Ucrania estaba jugando a la desinformación sobre cuándo y dónde podría atacar, con indicios de que está funcionando, y que Moscú estaba empezando a entrar en pánico”, recoge el medio británico.
La CNN también citó este jueves a un alto cargo militar estadounidense y un alto cargo occidental que aseguran que las fuerzas ucranianas han comenzado a “dar forma” a las operaciones previas a la contraofensiva. “Estas operaciones consisten en atacar objetivos como depósitos de armas, centros de mando y sistemas de blindaje y artillería para preparar el campo de batalla para el avance de las fuerzas”, informa la cadena estadounidense. Cuando Ucrania lanzó su operación el verano pasado en el sur del país, fue precedida de manera similar por este tipo de ataques.
Michael Kofman, destacado experto en el Ejército ruso, apunta a lo que “parecen ser las primeras fases de lo que probablemente será una serie de operaciones ofensivas, más que el esfuerzo principal”, ha tuiteado. “Sé que la gente dirá que esto es dar forma a las operaciones (...). Será más fácil determinarlo en retrospectiva”, ha dicho. En anteriores ocasiones, Kofman ha opinado que cuanto más espere Ucrania con su operación ofensiva, mayores serán sus probabilidades de éxito, porque hay más posibilidades de reunir el equipo y disponer de un plazo más largo para formar a entrenar a las fuerzas necesarias.
Contraataques en Bajmut
Por el momento, los combates más intensos se concentran en el este del país, en particular alrededor de la disputada Bajmut, situada al este, foco de una encarnizada y costosísima batalla de desgaste. Tras meses de avance de Rusia, que controla casi toda la ciudad, Ucrania parece estar llevando a cabo contraataques locales y ha afirmado que ha recuperado algo de terreno.
La viceministra de Defensa, Hanna Malyar, ha declarado que las fuerzas de Kiev han avanzado dos kilómetros en esta zona, sin detallar en qué parte. El comandante de las fuerzas terrestres, Oleksandr Syrskyi, también ha informado de “contraataques eficaces” de sus tropas en esta localidad, reducida a ruinas.
“La competente conducción de la operación defensiva agotó a las fuerzas entrenadas de Wagner y las obligó a ser sustituidas en ciertas zonas por unidades menos entrenadas del Ejército regular ruso, que fueron derrotadas y se retiraron”, dijo Syrskyi. Subrayó que a pesar de “las ruidosas declaraciones” rusas “sobre sus intenciones de tomar Bajmut antes del 9 de mayo”, no “logró capturar” la ciudad ucraniana, afirmó en referencia al Día de la Victoria –en cuyas celebraciones, Putin volvió a comparar la invasión de Ucrania con la Segunda Guerra Mundial–.
“Hemos escuchado el informe del general Syrskyi, cuyas unidades detuvieron al enemigo con una fuerza abrumadora e incluso lo hicieron retroceder en algunas direcciones”, ha dicho Zelenski este viernes, tras una reunión con el alto mando militar ucraniano. El think tank Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, en inglés), con sede en Washington, cree probable que las fuerzas ucranianas hayan atravesado algunas líneas rusas en contraataques localizados cerca de Bajmut.
En lo que se ha interpelado como una admisión del avance ucraniano, el Ministerio de Defensa ruso ha dicho este viernes que algunas de sus tropas han ocupado “posiciones defensivas más ventajosas” cerca de un embalse (Berjovski) situado al noroeste de Bajmut.
En respuesta al ministerio, Prigozhin, el jefe de Wagner, cuyas unidades han liderado el asalto a la ciudad, ha asegurado este viernes que lo que ha sucedido cerca de Bajmut ha sido “una huida, no un reagrupamiento”. El día anterior, se quejó de que “la situación se está desarrollando de acuerdo con el peor de los casos”, y una serie de territorios fueron “abandonados” de facto por el Ejército regular de Moscú, que se suponía que ocuparía posiciones capturadas por Wagner, informa el Moscow Times.
A medida que el Ejército ucraniano parece ejercer más presión, las tensiones entre las fuerzas rusas están saliendo a la luz, con el pulso público entre Prigozhin y el liderazgo militar ruso. Según recoge Meduza citando dos fuentes cercanas al Kremlin, las críticas de Prigozhin contra el Ministerio de Defensa ruso y sus comentarios sobre la situación en el frente han empezado a “preocupar seriamente a la máxima dirección del país”.“Las respuestas de Prigozhin y del Ministerio de Defensa reflejan el aumento del pánico en el espacio informativo ruso ante las especulaciones sobre contraofensivas ucranianas planeadas”, apunta el ISW.
Ucrania trata de rebajar expectativas
Con el foco internacional sobre sus próximos pasos, las autoridades ucranianas están intentando rebajar públicamente las expectativas de éxito de la operación para recuperar territorio. “La expectativa de nuestra campaña de contraofensiva está sobrevalorada en el mundo La mayoría de la gente está... esperando algo enorme”, lo que podría llevar a una “decepción emocional”, dijo el ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Reznikov al Washington Post, que informó de que los altos cargos del país temen que la tan esperada operación no esté a la altura de lo que se espera.
En una conversación con el diario alemán Bild, el ministro de Asuntos Exteriores, Dmitro Kuleba, instó a no pensar en la esperada contraofensiva como la última. “Porque no sabemos qué saldrá de ella. Si logramos liberar nuestros territorios con esta contraofensiva, se puede decir que ha sido la última, pero si no, significa que tenemos que prepararnos para la próxima contraofensiva”, dijo.
“Creo que lograremos el resultado adecuado. Pero aún no puedo decir que la soberanía de Ucrania se restablecerá por completo inmediatamente después de esta contraofensiva, porque esto es la guerra”, dijo por su parte Zelenski en la entrevista con la BBC. Explicó que cuando habla de “resultados” se refiere a que Ucrania avance y no haya una “congelación del conflicto”, lo cual, a su juicio, beneficiaría a Rusia.
Como telón de fondo de la esperada contraofensiva, está el hecho de que Ucrania está ansiosa por demostrar que su Ejército no está agotado tras más de un año de guerra y que las armas y el equipo que ha recibido de Occidente, entre ellos los primeros tanques, pueden ayudar a lograr ganancias significativas en el campo de batalla.
En un artículo publicado en la revista Foreign Affairs, Kofman defiende junto al también analista Rob Lee que esta “no es la única oportunidad que le queda a Ucrania para liberar una cantidad sustancial de territorio e infligir una gran derrota a las fuerzas rusas, pero la próxima ofensiva puede ser el momento en que el equipo militar, el adiestramiento y la munición occidentales disponibles se entrecrucen mejor con las fuerzas reservadas por Ucrania para esta operación”.
Coinciden en que los responsables políticos “han hecho excesivo hincapié en la próxima ofensiva sin tener suficientemente en cuenta lo que vendrá después y si Ucrania está bien posicionada para la siguiente fase” y aseguran que en el mejor de los casos, “es poco probable que esta próxima ofensiva ponga fin al conflicto”: “De hecho, lo que siga a esta operación podría ser otro periodo de combates indeterminados y desgaste, pero con menores entregas de munición a Ucrania. Esta ya es una guerra larga, y es probable que se prolongue. La historia es una guía imperfecta, pero sugiere que las guerras que duran más de un año es probable que se prolonguen al menos varios más y son extremadamente difíciles de terminar”.
“Puede que Ucrania consiga éxitos en el campo de batalla, pero tardará tiempo en traducir las victorias militares en resultados políticos. Occidente también debe prepararse para la posibilidad de que esta ofensiva no consiga el tipo de avances que se vieron durante las exitosas operaciones de Ucrania en Járkov y Jersón”, escriben, en referencia a los dos frentes en los que las tropas rusas se retiraron el pasado otoño y Kiev logró recuperar territorio.
Más apoyo militar
Por el momento, esta misma semana, Estados Unidos ha anunciado un nuevo paquete de ayuda militar valorado en 1.200 millones de dólares con el objetivo de fortalecer las defensas aéreas ucranianas, mientras que el ministro de Defensa británico, Ben Wallace, ha anunciado que Reino Unido enviará misiles Storm Shadow, el primer país occidental que acepta entregar misiles de larga distancia a Kiev. “El uso de Storm Shadow permitirá a Ucrania hacer retroceder a las fuerzas rusas asentadas en territorio soberano ucraniano”, dijo Wallace en el Parlamento.
Zelenski ha hecho un llamamiento a sus aliados para que envíen toda la munición que puedan lo antes posible. La UE, donde se ha roto el tabú sobre el gasto militar y la compra conjunta de armamento, sostiene que ha actuado muy rápido teniendo en cuenta la lentitud de la maquinaria comunitaria en la que se tienen que poner de acuerdo 27 países.
Por el momento, Bruselas insiste en que el soporte militar a Ucrania había alcanzado los 3.100 millones de euros, a lo que hay que sumar la misión de entrenamiento a más de 17.000 soldados. Por su parte, la OTAN ha asegurado que ha hecho llegar ya el 98% de los vehículos prometidos: 1.550 blindados, 230 carros de combate y otros equipos. La UE cifra en 1.000 los misiles procedentes de los stocks nacionales desde desde que Zelenski reclamó munición a principios de año.
Tirar de los arsenales existentes fue la primera vía para entregar munición a Ucrania para la contraofensiva prevista para la primavera, pero sabían que era insuficiente. De ahí que previeran otros 1.000 millones de euros para hacer compras conjuntas para enviar más proyectiles y rellenar los stocks. Pero el acuerdo sobre cómo articular ese mecanismo se resistió hasta la semana pasada por la exigencia de algunos países, como Francia, a que ese armamento se compra únicamente a industrias europeas. El acuerdo alcanzado por los 27 supone que las compras se realizarán a empresas que estén en territorio comunitario, pero la cadena de suministro puede estar establecida fuera.
En paralelo, la UE está trabajando en la Ley de Apoyo a la Producción de Munición (ASAP por sus siglas en inglés) para el impulso de la industria armamentística. Esa es la pata prevista para el largo plazo y no tanto para la inmediatez de la guerra en Ucrania, pero sí emerge del cambio de prioridades que se ha producido en los 27 ante la amenaza rusa respecto al gasto militar. La intención de Bruselas es destinar 500 millones de euros a la producción de armamento en 15 empresas de 11 Estados miembros. Además, los Estados miembros tienen previsto gastar 70.000 millones de euros en los próximos años para incrementar sus capacidades en defensa.