Philip Brenner: “Si queremos derechos humanos en Cuba, lo mejor es que Estados Unidos relaje la tensión”
A cada movimiento político en Cuba le sigue el presagio del fin de una era. Pasó con la muerte de Fidel Castro, con el deshielo de las relaciones con Estados Unidos, con la nueva política económica del Gobierno cubano así como también con la decisión de Raúl Castro de dar un paso al costado del partido.
Las manifestaciones del domingo volvieron a encender las señales de alerta. Para hacerle frente, el Gobierno de Cuba decidió moverse en terreno conocido: desestimó el reclamo de democracia de las protestas y denunció una “nueva agresión organizada desde los Estados Unidos para asfixiar a la revolución”.
En momentos como estos, las relaciones entre Estados Unidos y Cuba dominan el centro de la escena. Las sanciones económicas fundan para el Gobierno cubano la raíz de todo el problema. Pero, ¿cuánto hay de cierto en esto? ¿Puede una política menos agresiva de Estados Unidos generar una mayor apertura en la isla?
Philip Brenner es profesor emérito de Relaciones Internacionales en American University en Washington, especialista en el vínculo de Estados Unidos con Cuba y autor del libro Cuba Libre: 500 años en busca de la independencia.
Para Brenner, las sanciones económicas alimentan el descontento social que derivó en estas protestas, aunque no cree estén organizadas desde el exterior. El profesor está convencido de que la mejor manera de conseguir una mayor apertura democrática en Cuba no es con amenazas y explica por qué no existen cambios en la política exterior hacia la isla heredada por Trump.
Miguel Díaz-Canel dijo que Estados Unidos tiene “una política de asfixia económica para provocar estallidos sociales en el país”, ¿cuánto hay de cierto en esto?
Si tenemos en cuenta que, en estas protestas, parte del problema ha sido la frustración y el enojo de la gente por la falta de vacunas, alimentos y medicamentos, puede ser leído de esa manera. La falta de vacunas y el enojo por la escasez de recursos es, en buena medida, resultado de la política exterior de Estados Unidos. Pero esto no quiere decir que las protestas hayan sido planificadas. No lo creo. Si miras los videos, verás mucha gente que está simplemente mirando qué está pasando, tomando fotos. La oposición no está organizada. Lo que sí es muy poco usual.
¿En qué lo vemos?
En el alcance. Hubo protestas en toda la isla, en lugares pequeños donde nunca antes había pasado algo así. El Gobierno cubano debe reconocer que esto no es simplemente una “provocación de Estados Unidos”. Por supuesto, existen provocaciones desde Estados Unidos pero no creo que sea suficiente para explicar lo que está pasando ahora.
¿Puede una política exterior menos agresiva de Estados Unidos hacia Cuba mejorar la situación en la isla?
Cada vez que Estados Unidos relajó la tensión con Cuba, las cosas mejoraron, hubo una mayor apertura. Si queremos derechos humanos en Cuba, la mejor manera de hacerlo no es con amenazas, sino relajando la tensión. Es mentira cuando dicen que nada cambia. Lo vemos en la historia. Después del 2015, con la política de Barack Obama, el Gobierno de Cuba permitió el uso de internet, levantaron el límite en las remesas que alguien en Estados Unidos podía mandar a familiares en Cuba, reanudaron los vuelos comerciales, modificaron la Constitución para permitir las empresas privadas, liberaron a presos políticos, se hicieron muchas cosas. No es cierto decir que todo siguió igual.
¿Cambió la posición de Estados Unidos hacia Cuba con la llegada de Biden?
Biden no hizo nada por cambiar las cosas.
¿Por qué cree que pasa eso?
Primero, por la política interna. Los políticos que rodean al presidente creen que solo pueden ganar Florida con el incremento del voto de los cubanoamericanos y piensan que para eso tienen que tener una política más dura. Pienso que eso es un error. Obama ganó Florida con una política de deshielo hacia Cuba. Los cubanos en Miami quieren el embargo pero también quieren que se flexibilicen más los permisos.
(La última encuesta que evalúa cómo los cubanoamericanos ven las políticas de Estados Unidos hacia Cuba, publicada en 2020 por Florida International University, detectó que el 60% de los que viven en el sur de Florida apoyan la política de sanciones económicas pero también respaldan la venta de alimentos (69%) y medicinas a la isla (74%), mantener relaciones diplomáticas (58%) y retomar los vuelos a todas las regiones de la isla).
¿Cuáles son los otros elementos por los cuales Biden no cambia de posición hacia Cuba?
Biden necesita además del respaldo de dos senadores de origen cubano, muy influyentes, para avanzar con otro tipo de medidas en el Congreso. Uno es Robert Menéndez, senador demócrata por Nueva Jersey y presidente de la comisión de Relaciones Exteriores del Senado. El otro es Marco Rubio del partido republicano en Florida y miembro de alto nivel del Subcomité de Relaciones Exteriores sobre Hemisferio Occidental.
¿Qué lugar ocupa el tema en la agenda de Biden?
Biden tiene otras prioridades. De hecho, Biden ni siquiera ha formalizado la designación del Subsecretario para Asuntos del Hemisferio Occidental, responsable del vínculo con América Latina. Julie Chung, que ocupaba ese cargo, hace un mes fue nombrada embajadora en Sri Lanka. Entonces, cuando tienes una ausencia de este tipo esto significa que nadie tomará decisiones sobre el tema.
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