“Díganme que no es en serio, que me muestran tantos fines sin proporcionar los medios”, rima Wos encima del escenario ante un auditorio colmado en pleno centro de Buenos Aires. “Díganme que no es en serio”, repite el músico argentino de solo 21 años, mientras las últimas cifras de pobreza se amplifican en la pantalla a su espalda. “¿Qué esperan, que después de esto no quiera empezar un incendio?”.
El número proyectado en pantalla reza 35,4% y corresponde al último índice oficial difundido por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) que promedia los datos del primer semestre del año. Eso significa que en los últimos 15 meses Argentina ha sumado 5 millones de nuevos pobres. En ese mismo periodo, además, un 1,6 millones de personas han quedado bajo la “línea de la indigencia”, es decir, que no pueden ni siquiera comprar los alimentos indispensables –el Instituto Nacional de Estadística argentino define el concepto como un cálculo para establecer si los hogares cuentan con ingresos suficientes como para cubrir una canasta de alimentos capaz de satisfacer un umbral mínimo de necesidades energéticas y proteicas–.
El domingo se celebran elecciones presidenciales y dentro de la sala de conciertos de Palermo el tema musical sigue sonando, pero el ritmo se acelera. “Miles de familias quedan sin trabajo y otros en sus rimas hablando de fajos. La vida lastima, la plata escatima, y encima, al de arriba le importa un carajo”, cierra el joven. Tres golpes de batería y se apaga la luz. El local estalla en aplausos y luego surge del público una canción en la que se insulta a Mauricio Macri, el actual mandatario que se enfrenta a la reelección.
En junio de 2019, por primera vez en 13 años, Argentina volvió a los dos dígitos de desempleo. Y aunque los números no suenen tan terribles comparados con el 14% de España, hay que aclarar que en Argentina el 35% de las personas con empleo no cotizan ni tienen seguro social. Y de los dos millones y medio de desempleados, apenas 120.000 cobran un subsidio por desempleo (menos del 5%). El total que cobran, en cualquier caso, se mantiene por un máximo de 12 meses y tiene un tope de 6.000 pesos (92 euros), lo que equivale al 60% del monto necesario para no ser considerado pobre individualmente y menos del 20% de lo que necesita un hogar tipo (de cuatro integrantes).
El recital de Wos finalmente concluye. El joven agradece una vez más a todos los que abarrotan la sala donde se presenta por primera vez tras su meteórico salto a la fama potenciado por el clima electoral. Si bien Valentín Oliva, su verdadero nombre, ya había comenzado a hacerse un nombre por ganar competiciones de improvisación, el salto a la fama se produjo a principios de agosto, cuando a falta de tres días para las elecciones primarias presidenciales subió a las plataformas de streaming su single 'Canguro', en el que critica abiertamente al gobierno de Mauricio Macri.
“No para de toser trabajando 12 horas. Gana dos monedas al mes para mantener a cuatro personas. No hables de meritocracia, me da gracia, no me jodas, que sin oportunidades esa mierda no funciona”. La canción se transformó en emblema de un momento social y acaparó la atención de grandes y pequeños. En dos meses ya sumó más de 110 millones de reproducciones entre YouTube y Spotify. Porque lo único que crece en Argentina en estas fechas es la desigualdad y la protesta.
Qué dice el desempleo
“El desempleo no implica sólo no tener trabajo, sino también buscarlo activamente”, explica a eldiario.es Daniel Schteingart, doctor en Sociología especializado en desarrollo económico. La tasa se calcula como el porcentaje de los que no tienen empleo y lo buscan sobre los que se hallan económicamente activos. Hay otra diferencia con España, mientras que en Argentina la tasa de actividad (cantidad de personas económicamente activas por cada 100 habitantes) es del 47% al primer semestre de 2019, en España es del 58,7%, según el INE.
“En España la tasa de actividad es más alta en parte porque la demografía es distinta. En Argentina la población es más joven y los niños son inactivos, pero sin dudas que con una tasa de actividad mayor aquí habría más desempleo todavía”, afirma.
Schteingart añade que “el desempleo como indicador de bienestar es incompleto porque lo que importa son las redes de contención del desempleo –como el paro– y la calidad del empleo de los que están con trabajo. Ahí es donde se ven las diferencias entre los países desarrollados y los menos desarrollados”. En Argentina, analiza, “si incluyes a los cuentapropistas –trabajadores por cuenta propia– vas a encontrar que hay un 45% del mercado laboral precario. En Europa estos números son menores, pero además cuenta con un Estado de bienestar más generoso”.
Claudio Lozano, Coordinador del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), comparte el análisis y añade que “lo que se dio en Argentina es un proceso de deterioro de la estructura laboral que implica la destrucción de empleo formal, principalmente industrial, y un proceso creciente de precarización que se expresa en un avance superlativo del cuentapropismo”. Sucede que para combatir la pérdida de puestos de trabajo ante una de las peores crisis del mundo –según el FMI la economía argentina es la tercera peor del mundo en inflación y la séptima en recesión–, el gobierno de Macri ha apostado por la figura del “emprendedor”.
Con una ley similar a la que lanzó Mariano Rajoy en España en 2013, el Gobierno argentino logró 700.000 cuentapropistas. Pero como también sucedió por estas latitudes y quedó reflejado en el informe del Banco de España publicado por el eldiario.es, hoy esas personas están en “una situación muy próxima a la de un asalariado convencional en términos de dependencia económica y de autonomía en el desarrollo de su trabajo, pero con menos acceso a los derechos y beneficios que típicamente se asocian al trabajo asalariado”.
Lozano, también economista de la Central de los Trabajadores de Argentina (CTA), complementa el dato: “el gobierno hace campaña diciendo que creó 1,2 millones de puestos de trabajo, pero eso contempla los 700 mil trabajadores por cuenta propia y unos 350 mil asalariados no registrados. O sea que el 85% del empleo generado es precario”. Y aún con esa estrategia no pudo evitar que las estadísticas de desempleo aumentaran. Esa es la meritocracia que el artista del momento dice que no funciona.
Y qué hay con la pobreza
La falta de redes de contención hace que la recesión económica y el deterioro de la calidad del empleo tengan un rápido impacto en la pobreza. El número abruma, la última estimación oficial habla de 16 millones de personas que no pueden pagar una cesta básica asociada a un tipo de vida digno. Si se mira entre los más pequeños, el número duele más: el 52,6% de los menores de 14 años vive en esa condición.
Los índices de pobreza “son tan científicos como políticos”, dice Schteingart parafraseando al Nobel de Economía Angus Deaton. Se refiere a que muchos países miden ese nivel de manera diferente. Argentina es uno de los países más exigentes de Sudamérica por los elementos que tiene en cuenta, pero más laxa comparado con el hemisferio norte. “Si España midiera con nuestra metodología le daría que tiene entre un 8% y 10% de pobres, cuando aquí hablamos del 35%”, explica tomando como parámetro de comparación las herramientas del Banco Mundial.
Lo peor, agrega Lozano, es que las cifras de pobreza en el país sudamericano aumentarán sin dudas en la próxima medición. “Los datos oficiales llegan hasta el primer semestre, por lo que no tienen en cuenta que tras las elecciones primarias de agosto hubo una devaluación de la moneda del 30%, una aceleración en el nivel de precios, una mayor caída en los niveles de actividad y un deterioro del poder adquisitivo. Eso va a seguir aumentando la tasa de desempleo, de pobreza y de indigencia”, vaticina Lozano.
El correlato electoral
El escenario descrito explica por qué Macri obtuvo menos votos que Alberto Fernández en las primarias celebradas en agosto. De ahí también que el actual presidente no defienda la gestión en su campaña electoral, sino que insista con promesas de cambio, incluso respecto de lo que hizo en su primer mandato.
Lo paradójico es que un logro del que que podría jactarse y nadie le discutiría es la normalización del organismo oficial de estadísticas, que estuvo intervenido durante años por el kirchnerismo. Pero hoy prefiere omitirlo porque las cifras del INDEC permiten vislumbrar más claramente los resultados de las elecciones generales del 27 de octubre.